Capítulo 10

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Feliz sábado mis amores.

Ando Thranduil maníaca, así que acá tienen capítulo nuevo jejejeje. Espero que les guste, y me dejen sus comentarios y votos.

Muchísimas gracias a todas las personas que me siguen, que comentan y dan votos a este fanfic, sus opiniones me hacen la vida más feliz.

Un besote enorme

Stef.-

Obligación y Seducción

Capítulo 10

La madrugada estaba muy avanzada y Syna no encontraba a las otras damas de la Reina y mucho menos a la Reina en sí. Apretó el paso por los pasillos para buscar a su señora, era un total desatino el no estar presente para atenderla y se preocupó, seguramente le llamarían la atención, si eso pasaba tendría unas palabras con Althair, esa pequeña bribona morena la había hecho beber mucho más whisky del que se debía y perdió la noción del tiempo.

«Allí está» se dijo a sí misma al ver la puerta del cuarto real de Cybele. Carraspeó para aclarar su garganta y alisó su vestido rosado. Sonrió para sus adentros, aquel traje ciertamente tenía algo de escote y una larga abertura en la falda, al comienzo se horrorizó pero ahora le gustaba muchísimo. Ella no era como Alania, Agatha o Cybele, de curvas peligrosas y pechos grandes, firmes. No, ella era como la mayoría de las elfas, muy alta, delgada, de rasgos hermosos, cabello dorado y pocas carnes. No se sentía vulgar con esa ropa y al contrario le daba la sensualidad que necesitaba.

Abrió la puerta con delicadeza y entró a la enorme habitación de su reina, pasó la antesala y con cuidado ingresó a la recamara. Allí estaba su Rey desnudo de cintura para arriba, dormido y abrazando a su esposa, se propuso salir de inmediato pero su cuerpo no obedeció, quiso mirar un poco más a su señor, jamás lo había visto con escasas ropas y razón tenía su señora al hablar de lo hermoso que era su marido; sólo podía verle la espalda torneada y definida junto al cabello platinado libre y desenfadado sobre la almohada. Suspiró, cómo no hacerlo, él era el más bello de su reino. En eso se acordó de Legolas y rectificó, el Rey era el segundo más bello.

Se retiró y dejo a los amantes pasar su noche en la dulce paz de los sueños.

La mañana llegó a iluminar tanto a elfos como humanos en Mirkwood. Lo quehaceres de palacio comenzaron temprano pues la fiesta había sido un éxito y por ende dejaba un desastre de trastos sucios y más para arreglar. Lotho bostezó, apenas había dormido 4 horas y quería dormir más, pero tenía un trabajo que hacer.

Casi era el mediodía cuando Thranduil abrió los ojos, se sorprendió al percatarse de lo tarde que era, al ver la posición del sol por la pequeñísima ventana que poseía el cuarto de la reina. Había despertado durmiendo de lado y abrazando a Cybele que continuaba en los brazos del dios del sueño, a la vez que su mejilla pegaba del pecho desnudo de él. No se movió, no lo haría y por el contrario volvió a cerrar los ojos para disfrutar un poco más de esa intimidad.

Por su parte la reina se agitó entre sueños y sintió que ya era hora de levantarse pero no quería, estaba tan cálida en los brazos fuerte que la envolvían. Restregó un poco su mejilla del pecho lampiño donde reposaba y sonrió con gusto, no, no quería despertar, se quedaría un rato más a disfrutar del cuerpo tibio de su marido.

«¡Mi marido!» su mente tomó conciencia en el acto y abrió los ojos viendo la tez blanca y aduraznada del rey. Brincó de la cama con tanta rapidez que no pudo mantener el equilibrio y terminó de posaderas sobre el suelo, el golpe fue tal que rebotó y sintió como el cerebro se le batió dentro de la cabeza.

Obligación Y Seducción, Libro UNO © COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora