Marcada en la piel [KACCHAKO]

Capítulo 11

- Odió tener que perder mi tiempo con ese molesto hijo de puta de la clase B pero ¿saben que odio aún más? Tener que escuchar tanta basura de mierdas como ustedes

- Bakugou-kun, vocabulario - intervino Momo dejando escapar un suspiro

Mi cuerpo no lograba reaccionar aún cuando era él quien estaba a mi lado. La camisa del uniforme cubría el tatuaje de su hombro, no tenía ningún tipo de argolla en las orejas y carecía de su distinguido tapa bocas negro; no se parecía al chico que yo conocía, podría haberlo confundido incluso podía decir que debían existir más chicos con esa cabellera rubia ceniza en forma puntiaguda pero sabía que no existía nadie más con esos ojos rubia que brillaban cual piedra preciosa.

Nuestros hombros se rosaban, separados apenas por unos cuantos milímetros, parecía real pero yo no  podía asumirlo del todo pues para mí aquella habitación llena de bocetos a la cual ya estaba tan acostumbrada era parte de un mundo aparte, lejano de la cruel realidad.

- Ja ¿me regañas por mi vocabulario cuando hace poco le estabas diciendo puta a la cara de ángel? - se ríe de mal gana y la peli negra baja su mirada avergonzada - ¿Crees que tu mierda no se escuchaba en el otro piso? - pregunta encarnando una ceja

- Baku...

- ¡Ni una mierda, no te quiero escuchar! ¡Tu aquí no tienes nada que ver bastardo mitad y mitad así que si no vas a decir nada que valga la pena mejor callate!

- Tiene tanto que ver como tú, al parecer. - suelta Yaoyorozu recuperando su porte neutro - Deberías detenerte con esto Bakugou-kun, solo lograras que Uraraka-san se sienta incómoda, después de todo es un tema delicado y desagradable, debería quedarse entre pocas personas

- ¡Lo único desagradable aquí eres tú! ¡Yo solo...

- No tienes que gastar tu garganta en alguien como ella, - me interrumpe el rubio dando un paso adelante - se cree la verga pero esta en el mismo barco que tú así que no es nadie para juzgar

- ¿Estas asumiendo que tengo el mismo trabajo sucio que Uraraka-san? ¿Por qué según tú, yo tendría la necesidad de hacer algo así? - pregunta la chica frunciendo el ceño

- ¡Ja! Eso mismo me pregunto yo ¿por qué la perfecta hija del dueño de la corporación internacional Yaoyorozu estaría en un discoteca un viernes en la noche aún cuando es menor de edad?

Sentia como algo en mi pecho se rompía punzando sin remordimientos mi ser. Me había sentido dolida al ver a Shoto con otra chica en el local pero era completamente diferente verlo salir con la chica perfecta de mi cabeza que con una de mis amigas. No me sentía traicionada ni nada por el estilo -al final de cuentas nunca le había expresado a Momo mis sentimientos por el Todoroki- era más como que la realidad me golpeaba de manera más fuerte; esas chicas perfectas que aparecen como un destello de la luna en la noche y desaparecen, en realidad no desaparecian, eran reales y estaba justo frente a mí recordándome lo pequeño e infructuoso de mi existencia.

Mis objetivos se volvían cada vez más difíciles de alcanzar cuando la vida te golpea una y otra vez  para probar tú resistencia. No lo iba a negar derrumbarse era la opción más sencilla en mi cabeza, quedarme callada y dejar que la corriente me lleve pero por suerte no fue así -o al menos no del todo- porque él había llegado. Quería ser fuerte por mi misma, no necesitar de otros para defenderme, motivarme, recordarme que me amo... pero siendo sincera conmigo misma sabía que aún no era capaz de lograrlo. Entonces una duda se plantaba en mi cabeza ¿tan mal esta aferrarme a él? ¿Esta mal que aquel muchacho de porte imponente que se para frente a mi como una muralla que no permite que nada me dañe sea mi soporte?

No parecía especialmente molesto. En casos como estos cuando insultan a alguien que te importa te enojas con las personas que la hirieron pero este no era el caso. No estaba especialmente molesto ni estaba particularmente interesado en mi, sin embargo, su ancha espalda resguardandome ayudaba a sanar a mi destrozado corazón.