Capítulo 4

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Me había levantado tarde, a penas había alcanzado a desayunar y cuando llegó a la escuela un insoportable punzaso apuñala mis orejas, si no es hasta que Mina me avisa que mi oreja fue transformada en un tómate no me habría dado cuenta del estado de mis perforaciones. No sólo se ven dolorosas, también lo son. Paso todo el día quejándome sobre el dolor y siendo regañado por Tsuyu -quien en parte tiene razón- acerca de tomar desiciones tan inmaduras sin siquiera pensarlo dos veces.

Así que cuando se acaba la jornada escolar con un dolor de cabeza inmenso -cortesía del sermón de mi amiga- me dirijo al lugar de lo piercings para dar una queja o pedir un consejo sobre que hacer, lo que suceda primero. Para ser sincera no quería ir con las chicas al karaoke pues no sólo tendría que aguantar a Asui sino también a Yaoyorozu y estoy segura que de ser así mi cabeza exploratoria.

Cuando por fin llegó lo primero que hago es ir a saludar al apuesto hombre del mostrador al lado de la puerta que se encuentra fumando un cigarrillo. Su sonrisa es encantadora

- Me alegra volverte a ver ¿que te vas a hacer hoy? - pregunta amable apagando el cigarrillo

- Vengo porque...

- ¡¿Por qué mierda tengo que corregir el boceto de ese extra de mierda?!

Con toda la delicadeza que no tiene el muchacho rubio abre la puerta de golpe para salir gritando y manoteando con un cuaderno en su mano. No puedo evitar verlos con curiosidad, un empleado no debería hablarle así a su jefe, si yo hiciera lo mismo con Mirko estoy segura que me despediria... oh bueno, como mínimo me pondría a lavar los baños una semana -epoca oscura en mi primera semana de trabajo-.

- ¡No pienso hacerlo, joder!

- No me interesa solo hazlo

Otro hecho que encontraba impresionante era la parsimonia del dueño -tal vez- del lugar, no se inmutaba en lo más mínimo antes los gritos y mirada asesinas del muchacho.

- ¡¿Al menos me estas escuchando, pedazo de mierda?!

- Tenemos una clienta, será que te puedes calmarla y atenderla

- ¿Eh?

En un movimiento brusco gira su cabeza para clavar sus ojos rojos sobre mí. Había olvidado la fuerza que emanaban de ellos, no era como si mirara dentro de mí si no más bien como si me quisiera explotar en pedazos. Era intimidante.

- Soy yo - saludo nerviosa

- La chica del viernes, la amiga de Kirishima - le recuerda el mayor - ha vuelto porque le ha encantando tu trabajo así que volvió por más - le dice con toda la intención de molestarlo

- D-De hecho no es así, a-algo le pasó a mi oreja y...

- ¿Que?

Cierro mis ojos con miedo, sus movimientos son bruscos e impredecibles así que me preparó mentalmente la punzaso que voy a tener cuando tome mi oreja a la fuerza sin embargo el dolor no aparece. Abro mis ojos de a poco para encontrarme con sus brillantes iris carmín a pocos centímetros las cuales están centrados en revisar mi perforación. Con una de sus manos sostiene delicadamente mi rostro. Su palma es fría y me hace temblar.

- ¿Que es la mierda que tienes en la oreja?

A veces me cuestionaba como podía tener un tacto tan sueve con un carácter tan tosco.

- ¿Unos aretes? - respondo nerviosa

- Una infección de metal - murmura el mayor de mala gana

- ¡¿Que mierda te pasa?!

Y de repente el hechizo desaparece. De mala gana el mucho del tapa bocas toma mi muñeca y me arrastra al interior de su área de trabajo. Me siento como una niña pequeña cuando me sienta en la silla de dentista -así decidí llamarla- y me ordena no moverme. Claramente le obedezco mientras que el rubio se aleja para buscar algo entre los cajones del estante.

Marcada en la piel [KACCHAKO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora