No quería separarme de él, quería seguir en sus brazos, rozando sus labios.Pero nos tuvimos que separar por falta de aire y por un murmullo que venía de la puerta.Era Daniel, estaba quieto mirándonos, y cómo no, siempre tenía que decir algo:
-Ave María purísima...
+Sin pecado concebido-dije yo afirmando con la cabeza.
Jesús soltó un carcajada, lo que me contagió e hizo que acabaramos los dos meandonos de la risa.
-JA-JA-JA,me parto, me mondo, me pelo y me rayo-dijo Dani en tono burlón- ¿Sabéis que son las ocho y media y lleváis toda la tarde a cariñitos, besitos y varios?
-¿Ya las ocho y media?-dijimos Jesús y yo al unísono.
+Sí-dijo Daniel afirmando.
Jesús se levantó y dijo:
-Hoy hacemos Jimena y yo la cena.
+¿QUEE? PERO SI NO SE COCINAR-dije alzando la voz.
-Te enseño yo, princesa-dijo Jesús guiñandome un ojo.
+Vale, pero levantame-dije extendiendole los brazos para que me ayudara.
El obedeció.
-Vaga...-dijo Dani contemplando la escena.
-Habló el niño trabajador-dije saliendo de la cocina de la mano de Jesús.
Noté que me dedicaba una mirada de asco mientras bajaba las escaleras, pero me daba igual, sinceramente no me importaba su opinión.