Oxygen

Wonder

Hey
Estás bien?
Llevas varios días sin aparecer
Me preocupas

Estoy bien
No pasa nada

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Hey!
Noche de cine?
Te dejo escoger algo que no sea animación
😋

Ocupado

Ah...
Ok

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Te pasa algo conmigo ⁉️⁉️

Qué?!
No me pasa nada
Por?

Llevas dos semanas pasando de mi

Eso no es verdad
He estado ocupado

Lo que tú digas
😡

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Estaba tumbado boca arriba en mi cama (la cual realmente no usaba mucho). No había vuelto a ver a Luka desde la fiesta, aún cuando todo mi cuerpo me suplicaba que fuera a verle, tanto que ya era casi como un dolor físico, y habían pasado tres semanas. Cada día las ganas de verle crecían, haciéndome más nervioso e irascible.

Gemí de frustración mientras me pasaba las manos por la cara hasta llegar al pelo y tirar de algunos mechones.

<<Deberías ir a hablar con él.>>

Suspiré incrédulo. "Dijo el demonio que quería destrozarle con tal de que se supiera que era nuestro."

<<Ya me disculpé por eso...>>

"Muy bien, supongamos que te hago caso y voy a verle. El inicio de la conversación sería fantástico, 'oye Luka, ¿qué tal has estado estas semanas? Sé que he estado pasando de tí pero bueno, ya sabes, es lo que tiene descubrir que la persona a la que te han ordenado capturar, y probablemente torturar hasta la muerte, sea tu alma gemela. Lo entiendes, ¿verdad?' ¿Cómo crees que va la charla hasta ahora, Daemon?"

<<Igual no se dio cuenta de que eras su alma gemela...>>

"No, claro, porque lo normal es que al besar a alguien te sientas en tu hogar, te sientas protegido y amado y que, al mismo tiempo, quieras proteger a esa persona con tu vida."

<<Bueno, no, pero puede->>

"Suficiente Daemon." Suspiré, sintiéndome culpable en el momento en el que las palabras abandonaron mi cuerpo. "Daemon, lo siento."

Nada.

"Venga, Daemon, sabes que cuando estoy de los nervios no lo controlo. Lo siento."

Silencio.

Perfecto, acababa de conseguir que el único ser viviente que más o menos me soportaba (al principio no por elección) dejara de hablarme. Maravilloso. Volví a pasarme las manos por el pelo, enredándolo cada vez más. ¿Qué habría hecho yo para que los destinos me odiaran tanto?

Realmente no sé cuánto tiempo me quedé allí revolcándome en mi autodesprecio, pero ya no me importaba el paso del tiempo. Ya nada me importaba, en absoluto.

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Las semanas que había estado con Luka había ignorado por completo el negocio y, desde el momento en el que decidí apartarme de él, había vuelto a abrirlo. Luka no había pasado por allí ningún día, así que servía tanto para evitarle como para distraerme.