"Alex, por favor, déjame entrar. Llevas ahí dentro una semana. No sé qué habrá pasado entre Luka y tú, pero eso no debería evitar que comas o que veas a tu fabulosa hermanita."
Alison esperó, pensando que su hermano contestara. No fue así. No dijo ni una palabra y tampoco le abrió la puerta y, si Alison no pudiera sentir su presencia ahí dentro, podría haber pensado que había muerto o, simplemente, desaparecido.
Alison suspiró, apoyándose un poco contra la puerta. "Alex, voy a entrar. Esto solo es una advertencia, no una petición, para que quede claro." Entonces Alison llevó su mano a la manilla de la puerta, concentrándose en el seguro (🔹los dones de Hermes son muy útiles para entrar en sitios a los que no deberías🔹) y abriendo la puerta cuando consiguió quitarlo.
Cuando entró se quedó congelada en la puerta, estaba destrozada. Parecía como si un tornado hubiera pasado por la habitación, literalmente, dejando los muebles patas arriba y las cortinas echas girones.
Sin embargo, Alex estaba alejado de todo ese caos, sentado en el alféizar de la ventana, con las rodillas encogidas hacia su pecho y la cara apoyada en ellas mirando hacia afuera. Realmente no parecía estar prestando atención alguna al exterior de la casa... o a nada en absoluto, para ser sinceros.
"Alex..." Casi al instante alzó la cabeza para mirarla, completamente sorprendido de que estuviera allí. Tenía el pelo más revuelto que de costumbre (🔹y eso ya es decir, hasta ese día yo pensaba que era imposible 🔹) y tenía los ojos enrojecidos por las lágrimas.
En cuanto vio la cara de pena de Alison volvió a apartar la mirada, como si no pudiera soportarla. "Si has venido por pena no hace falta que te quedes, es más, sería mejor que te fueras. Por si no lo recuerdas tengo la vocecita molesta de un demonio en mi cabeza que me recuerda constantemente lo infeliz y desgraciado que soy, no necesitas recordármelo más."
Alison se quedó en la puerta, sorprendida y apenada de que su hermano tuviera siquiera ese pensamiento. ¿Cómo tendría que haber sido su vida para que pensara que en vez de consolarle iban a hacerle más daño?
"No he vendido para eso, eso no es lo que hace la familia. He venido para que te desahogues y, solo si quieres, para que me cuentes qué pasó, sin juzgarte ni hacerte daño." A medida que había ido hablando, Alison se acercó lentamente, como lo haría a una fiera salvaje que estuviera herida.
"Yo..." La voz de Alex se rompió antes de poder continuar, como si nunca le hubieran dado una opción como esa. "...gracias."
Alison, ya al lado de su hermano, le abrazó por los hombros, intentando darle algo de consuelo. Alex, sin estar acostumbrado a las muestras de cariño, se tensó ante el toque, pero después se apoyó en el contacto, adorando el amor que notaba emanar de su hermana. Se quedaron así durante lo que pudieron ser horas hasta que Alison volvió a hablar.
"¿Ya estás mejor, lobito? ¿Necesitas contarme qué pasó para estar mejor o prefieres no hacerlo?" Alex no contestó a sus preguntas, en su lugar, se giró para mirarla con el ceño fruncido.
"¿Lobito? Creo que eres la segunda persona que me llama así... y aún no estoy seguro de que la otra persona existiera, ¿de dónde lo has sacado?" Alison le miró con curiosidad, teniendo ella sus propias preguntas, pero al final decidió ceder en este momento, le respondería a sus preguntas y, como plus añadido, le ayudaría a olvidar momentáneamente la tristeza que había sentido en él desde que había abierto la puerta.
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Oxygen
Rastgele¿Felicidad o familia? ¿Amistad o lealtad? ¿Libertad o compañía? ¿Amor u odio? ¿Escogerías lo más sencillo o lo correcto, lo que debes o lo que quieres hacer... la vida o la muerte?