[Especial] —Año nuevo.
—¡Que frío!— exclama Sakata caminando por las calles—. ¿El templo estará muy lleno?
—Probablemente— responde el castaño tallandose las manos con sus guantes rojos—. Pero me gusta ir al templo.
Los copos estaban inundando la calle. Estaba todo silencioso, los postes eran lo único que les daba luz.
Estaban esperando llegar rápido, querían estar cerca para pedir por su nuevo año.
Al rato le visualizaron. Las personas comenzaban a llegar y llegar y ellos caminaban rápidamente.—¡Lo logramos!— dice sonriente el pelirrojo.
Este último abrió su gran suéter y el mayor se refugió en él. Cerró el zipper y quedaron pegados entre la multitud.—Que suavecito el cabello de Ura-san— dice el menor restregando su barbilla—. Que pequeño Ura-san.
—Te mataré— lo mira seriamente.
—Era broma— le besa su el pequeño remolino de su cabecita—. Perdóname.
—Sólo por esta vez, si me abrazas.
—Trato hecho— le estruja.
La cuenta regresiva empezaba.
Todos al unísono contaban en reversa.—¡Tres, dos, uno!— Ambos chicos saltaron en el pasar del segundo—. ¡Feliz año nuevo!
—Cuento contigo otro día, mi amor— Urata le suelta guiñandole. El pelirrojo le sorprendió, se sonrojó por completo.
—¡I-igualmente!
[...]
—¡Primer día del año~!— gritó Jel.
—¡¡Waaaa!!— chilla el pelimorado.
Los miembros del grupo se encontraban en casa de Colon. El de cabellos celestes les había advertido de hacer mucho desorden, sin embargo era más que claro que no iba a funcionar aquello.
—Miren lo que traje— Satomi sonríe malicioso sacando bolsas de harina de su bolso—. Podríamos...
—¿Hacer un postre?— pregunta Root.
Todos quedaron en blanco.
—No, Roo-chan, no creo que sea eso— aclara Nanamori.
Riinu tira miradas a Satomi. Satomi las devuelve. Mientras todos discutían sobre las ideas del de ojos mieles esos dos ya estaban abriendo el paquete de su próximo juego.
Riinu rió, corrió hacía Colon y le estampó un puño de harina en su cabeza.—¡¿Qué estás haciendo, idiota?!— con un tic en el ojo se vuelve y le frunce el ceño a Satomi—. ¿Fuiste tú?
—¡Debes estar alerta!
—¡Yo quiero!— grita Nanamori.
—¡Yo también, yo también!— el pelinaranja se une. Root sin demasiadas opciones toma un poco para poder defenderse, y Colon, con sed de venganza comienza a correr también.
—¡Atrévanse a desafiarme!— grita Nana persiguiendo a Satomi—. ¡Satomi, cabrón!
—Waa, Colon-chan, espera, podemos hablar— intenta decir Root—. ¿¡R-riinu!? ¡Se supone que eran enemigos!
Jel le había robado a Satomi.
—¡Arrodíllense!
Eran horas desde que el interior de aquel lugar había quedado empolvado. Todos los chicos de Sutopuri cayeron rendidos.
—Tienen que limpiar antes de irse— habla entrecortado Colon, intentando observar a todos los demás, regados por la sala.
—¿Jel, que haces en el desayunador?
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