Imaginas: Imagina Con Michael Jackson [#1]

Tortura (2/3)

Narra Michael.

Desperté por el sonido de la puerta abriéndose.

Aún me encontraba atado y desnudo. Las mismas chicas de antes entraron a la habitación y cerraron la puerta.

Una de las chicas tenía en sus manos un cubo de KFC. Me estaba muriendo de hambre.

—Mira, cariño —dijo mostrándome la cubeta—. Trajimos comida del restaurante a donde querías ir. sonrió y se acercó a mí.

La miraba con atención mientras alzaba mi cabeza para que me diera un poco. Las demás soltaban unas risitas al ver cómo trataba de acercarme a la comida.

—Todo a su tiempo —se alejó— Primero vamos a jugar un rato y luego comes todo lo que quieras.

—Pues no lo voy a hacer. Hablé renegando. En eso mi estómago gruñó, tenía demasiada hambre.

—Aww... ¿tienes hambre? —preguntó riendo—. Sería una pena si me lo comiera... Tomó un trozo de pollo y lo llevó a su boca.

Yo solo lo saboreaba, comenzaba a babear, pues el hambre que tenía era tremenda.

—¡Está bien! —exclamé llamando su atención—. Pero luego quiero comer. Acepté.

—Cómo digas, mi rey. Dijo sonriendo y dejando la cubeta a un lado.

Las chicas se acercaron a mi con picardía. Me volvieron a vendar los ojos y la boca. Me desataron y me llevaron hasta la cama que se encontraba ahí.

Me ataron nuevamente, pero está vez de pies y manos a la cama. Solo quería que esto terminará para poder comer.

Me azotaron como la vez pasada. Sentía esos azotes por todo el cuerpo.

—Aah... ¡aaaah! Gritaba.

Entre todas besaron mi cuello, pecho y torso. Era una experiencia muy placentera.

—Mmm... Gemí bajamente.

Luego se alejaron de mí, quitaron las vendas que cubrían mi boca y ojos.

—Queremos oírte gemir, daddy. Pidió una de ellas.

—Pues que mal por ustedes —respondí algo agitado—. Porque no lo haré. Me molesté.

Trajeron aquella cosa peluda y suave que usaron conmigo la última vez.

(¿Lo ven? No es un michi xd)

Comenzaron a acariciar lentamente mi pecho, luego pasaron a mi torso. Empezaron a acariciar mi pene.

Yo solo voltee hacía otro lado y mordí mi labio para no gemir. Mi miembro se puso erecto.

Ellas rieron. —Vamos papi, gime. Habló una de las chicas.