9

283 31 2
                                    

—¿ Esa chica es nueva?— preguntó uno de los tantos chicos guapos del equipo de fútbol.

— No, no lo es. Es Mara Weinman, hermana de una de las estrellas de nuestra escuela Andrés Weinman.

—¿ Dónde está su hermano? Debería proteger con escopeta a esa belleza.— habló coqueto.

—¿ No lo sabes?— se giró Peter hacía su amigo— Su hermano fue obligado a dejar los deportes y por una razón que se desconoce se suicidó.

Los chicos siguieron observando a Mara desde lo lejos. No se equivocan al decir que ella es una belleza, lo es y una muy peculiar. Está recostada en el capó de un Audi 100 con un libro entre sus manos. Su cabello cae descuidadamente casi imperceptible debido a los rayos de sol que chocan con él, su piel pálida con algunas pecas se ve aún más fantasmal haciendo que sus carnosos labios resalten y que decir de sus ojos, sus hermosos ojos heredados de su tatarabuelo paterno por la luz que los alcanza se ven muy claros, más de lo normal como el agua cristalina de un lago que puedes ver perfectamente el fondo. Por primera vez estaba usando algo de color a voluntad; es: un pullover blanco con un pantalón formal azul claro por encima de los tobillos, un sobre-todo y tacones beich (la foto).

— Esa chica si que sabe sorprender...— rió para sus adentros el capitán.— Es una caja de sorpresas.

Más que caja de sorpresas caja de Pandora excepto por la esperanza que se supone que albergue en el fondo eso ya lo había perdido . Sólo queda caos y destrucción.

— Iré a hablar con ella.— dijo otro chico entusiasmado.

Peter lo agarró del hombro .— Una mujer callada es una pistola con silenciador.— habló serio.

Claro no dejaría que su amigo ligara con la chica antes que él . Caminó con confianza hacia el aparcamiento y acorraló a la pelirroja entre sus brazos quedando sus rostro muy cerca.

— Hola linda. Te estaba observando desde allá y...

— Eso se llama acoso.—  se apresuró a decir.— Mira cara linda no me gustas ni quiero nada contigo. Así que con permiso.— salió de entre sus brazos él fue a cogerle del brazo y ella lo agarró, torció el brazo y lo pegó contra su espalda estrellando su cara contra el auto .— No me toques cara linda. 

La atención de toda la escuela quedó sobre ellos.

Mara soltó al chico, agarró su mochila del asiento del copiloto y comenzó a caminar hacia la entrada.

— Iba a defenderte pero veo que la gatita se puede defender sola.— dijo Trenton posicionándose a su lado.

— ¿Yo? Desde siempre me he sabido defender Donaldson.

— ¿Ese auto es tuyo Weinman?

Ella le tiró las llaves.— Acaso eres ciego Donaldson.¿ De quién más sería?

El castaño intentó pasar el brazo por encima de los hombros de ella  y recibió como respuesta una mordida.

— Eres demasiado agresiva gatita. Vamos el Dr quiere hablar con todos nosotros. Total igual tenemos que verle la cara.

Y Peter por primera vez sintió envidia de Trenton a pesar de tenerlo todo : popularidad, una familia perfecta, ser el capitán del equipo de fútbol, chicas a montones que se mueren por él y por primera vez  Donaldson tiene algo que él no : la atención de la pelirroja.

Trenton y Mara entraron en silencio al salón ya el resto a excepción de George que sigue hospitalizado se encuentra ahí al igual que Steven.

El Dr Allen en el poco tiempo que llevaba con los chicos aprendió mucho : Katie, Simon y George colaboran pero Donaldson y Weinman solo funcionan con un sistema recompensa.

— Hoy no daremos clases.— dijo el moreno sentándose frente a ellos.

— Perfecto ya me puedo ir.— dijo Trenton agarró su mochila.

Steven sonrió con malicia y esperó a que el muchacho intentará abrir la puerta. El de orbes verdes intentó y no pudo por lo que empezó a hacerlo violentamente.

—¡¿ Qué hiciste?!¡ La puerta no habré!

Allen hizo un ademán como si no tuviera importancia.— Ya que no quieren colaborar los obligaré. Ahora, ¿ Van a dejar de causarme problemas?

— Además de psiquiatra problemático. Todos estábamos bien hasta que llegaste.¿ Por qué no te vas y ya? No nos compliques aún más la existencia. Ya tengo suficiente con tu profesor.— dijo la de orbes azules cruzando las piernas.

Steven se quedó extrañado él no había dado información personal.

Mara abrió la ventana y lanzó su mochila hacia afuera ( suerte que están en la primera planta) y salió por esta  seguida por Trent.

Steven suspiró pesadamente esos chicos no han hecho más nada que darle problemas.  Su mirada se situó en Katie.

—¿ Qué te ocurrió?

La pelinegra miró asustada a Simon. Teme que él diga algo.

— Solo me caí.— respondió apartando la vista.

Steven ha visto ese comportamiento antes : heridas evidentes, timidez más bien miedo a la autoridad, aislamiento eso se trata de maltrato familiar, comúnmente el padre. Sólo espera que no venga acompañado de abuso sexual. Eso sí sería un problema.

Ya sabía el problema de uno de ellos ahora solo faltan los otros 4.

Simon se quedó mirando a Katie que, por primera vez se sentó en el fondo.

Ella no quería ir al colegio pero si se quedaba en casa su padre la golpearía otra vez. Si la cena no está lista la golpea, si está fría la golpea, cuando viene borracho es lo peor. A veces deseaba irse de casa como hizo su madre y ser libre pero... ¿ A dónde iría? Su mamá desapareció sin dejar rastro. Le envidia mucho.

— Katie, Katie.— sacudió su mano frente a ella el rubio.— ¿ Estás libre está tarde?

La pelinegra se sonrojó.— No es una cita.— sacudió las manos.— Quería llevarte a dar una vuelta. Creo que te vendría bien. 

— No puedo. Tengo que estar en casa antes de que llegué papá.— bajó la voz.— Ya sabes.

— Bueno chicos.—  Dr Allen entrelazó los dedos  y apoyó los brazos en sus piernas.— Comencemos las clases.

— Profesor.— levantó la mano.— ¿ No cree que sería mejor darlas cuando estemos todos?

— Nunca daríamos clases.— hizo un mohín de molestia Simon.

— Yo tengo una idea.— dijo Katie con una sonrisa tímida.

El club de los incomprendidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora