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— Estoy en casa. — grita Simon dejando el bolso en el suelo.

Había llevado a Sabrina y Terrence a un parque de diversiones para despejar un poco.

Nadie responde y eso es una muy mala señal, significa que sus padres están drogados en su habitación.

— Espera aquí Sabri. — le dice a su hermana.

Se acerca al pasillo y la puerta de su habitación fue forzada , todos los candados y cerraduras rotas.

—¡ No, no , no!

Entra corriendo y la habitación es un asco, todo está por el piso, gavetas abiertas , la cuna y  los juguetes de Sabrina no están, el cerdito donde la pequeña guarda su dinero está roto.

Sólo tenían una regla en la casa : Sus padres tienen prohibido entrar a la habitación de los niños y la habían roto.

Simon fue furioso a enfrentar a sus padres sin importarle recibir un golpe por parte de estos. Pateó la puerta repetidas veces hasta abrirla. La cómoda está llena de distintas drogas heroína, morfina, marihuana, cocaína y hachís.

Sus padres están tumbados boca abajo en la cama.

— ¡Oye!¡Oigan!  — bramió el rubio pateando el colchón.

Y ninguno de los dos contesto. El rubio sacudió a sus padres con el pie y no se despertaron.

—¡ Ah! Deben estar bien drogados.

Tocó a su mamá y está fría. Asustado la giró boca arriba y acercó su oído a su corazón y luego a su boca. El pánico lo cundió  e hizo lo mismo con su padre. Tienen los labios morados, están muertos.

Simon camina hacia atrás lentamente, chocó con la mesa tropesandose torpemente. Cerró la puerta y caminó a la sala de estar.

— Sabri busca mi teléfono y quédate sentada .

La niña obedeció y su hermano mayor salió afuera intentando verse lo más tranquilo posible para no asustar a la brujita.

Marcó el número de la policía.

— ¿Sí? Necesito que vengan a mi casa... — trago saliva dificultosamente — encontré a mis padres muertos.

Les dió la explicación de que no fue un robo, que sus padres tomaron sus cosas y las vendieron para comprar droga pero y que su muerte seguramente se debe a una sobredosis pero igual llamó a la policía. Que tenían quien cuidara de ellos así que la policía los dejó en casa de la señora Jackie y se fueron.

Simon había olvidado que Melany se llevaría a Jackelin a un viaje así que por el momento estarían en la calle.

La ansiedad consume al pobre rubio  si los encuentran en la calle los llevarán a una casa de acogida y los darán en adopción. Tiene que encontrar un lugar donde quedarse  hasta que la abuela regrese pero no tiene dinero.

—¿ Quieres ir al supermercado? — le preguntó a Sabri con una sonrisa fingida.

Ella asintió y agarró su mochilita con su hermano en brazos.

Caminaron unas cuadras. Hay pocas personas en la calle pues son las 8:30pm. El rubio con un poco de dinero que le quedó de la salida le compró unos bocadillos  a la brujita y leche a Terrence.

Se sentaron en un banco, hace un poco de frío y no llevan nada para abrigarse.

— ¿ Papá y mamá hicieron algo malo?— preguntó Sabrina moviendo sus piesitos y escudriñando a su hermano.  —  Se que mamá y papá hacen cosas muy malas pero tú nos cuidas a Terrence y a mí. Gracias Simon.

La pequeña dejó sin palabras a su hermano. No puede permitir que los alejen de él, menos a unos meses de cumplir 18 y poder obtener la custodia de los más pequeños.

Sacudió su cabello con frustración y comenzó a caminar de un lado a otro. Se golpeó con alguien mientras hacía su recorrido sin sentido.

— Lo siento mucho. — se oyó una voz débil pero dulce  que él no tardó en reconocer.

—¡ Katie!¿ Qué haces aquí a estas horas?¿ Y tu padre?

— Está de viaje de negocios. Fue ascendido así que no estará por una semana. — se inclinó un poco para ver atrás de Simon — ¿Quienes son esos niños?

— Mis hermanos Terrence y Sabrina.

— ¿Sabrina , cómo la bruja?

La niña asintió.

— ¿Qué hacen aquí a estas horas?

— La policía está en la casa no podemos volver por ahora. — habló la brujita.

— Gracias Sabrina. — habló Simon con el ceño fruncido. — No tenemos donde quedarnos por ahora. Nuestra amiga está de viaje.

— Se pueden quedar en mi casa mientras papá no está. No queda muy lejos de aquí.

Simon no quiere depender de  Katie pero no puede esperar a que Melany regrese. La llamará y le pedirá que envíe una copia de la llave para quedarse en la casa.

La siguió una manzana después del super hasta una casa de pintada de azul celeste con pequeñas ventanas de una planta con mecedoras verde lima en el balcón. La pequeña casa es muy parecida al apartamento solo que esta es acogedora , o al menos así lo ve el rubio. En la pequeña sala de estar está la televisión, un sofá de tres espacios y una chimenea, en la cocina-comedor un juego de mesa y cuatro sillas de madera y la puerta  que da al patio trasero, un pequeño baño con bañera, el cuarto del señor Moore y el cuarto de la pelinegra que está pintado de Violeta claro, con una cama personal, un escritorio y un armario nada más, algo extraño para ser la habitación de una chica.

— La niña puede dormir en mi habitación y creo que hay una cesta que puedes poner junto a ti en la cama  yo dormiré en el sofá. — dijo Katie buscando una frazada en el armario.

— No puedo dejar que duermas en el sofá , yo lo haré.

Katie no es mala anfitriona pero con tanta insistencia por parte del rubio aceptó.  Echó leña a la chimenea para que el joven no pasará frío en la noche y le dió una almohada y algo con que taparse y puso la canasta con el pequeño Terrence dentro ya dormido.

La preocupación de Katie es que Simon no duerma bien; el sofá no es de la mejor calidad y el rubio es más largo que el sofá.

El club de los incomprendidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora