Cap. 7

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----Hoy no bebe. Susurre a la par que me alejaba de sus labios. Incline mi cabeza avergonzada como si fuese algo malo, cosa que sabía que no era así... pero la culpa podía mas conmigo. Pude notar a Seokjin sonrojarse y verme con una expresión de asombro indescriptible. Sé que no estaba molesto pero es que yo nunca decía que no.

---En todo el tiempo que llevamos juntos, jamás me habías dicho que no. Me sonrió.---¿Está todo bien? Me miró extrañado.---No me molesta en lo absoluto si eso piensas. Acaricio el dorso de mi mano.---al contrario... me gusta, me gusta esta versión de ti, tan... tierna. Su mirada no demostraba más que dulzura y eso me encogió el corazón destrozado uniendo algunas piezas.

---¿Tierna? ¿Yo? Negué repetidas veces cerrando los ojos. Pero un sutil beso en mi frente me sorprendió.

---Si pudiera cambiar un poco nuestra historia me hubiese gustado ir más lento contigo. Acaricio con su dedo pulgar la zona en donde segundos antes había dejado un casto pero significativo beso. Abrí mis ojos lentamente viendo su hermoso rostro avivando el revoloteo en mi estómago. ------Pero no podemos regresar en el tiempo lamentablemente.Bajó su enorme mano acariciando gentilmente mi rostro.
------Y aunque no me arrepiento de nada, quisiera hacerte saber que no ha existido día alguno sin quererte tanto como te quiero ahora y eso para mí es una bendición.

Me sonrió honestamente y no pude dejar de verlo aunque la vergüenza estaba susurrándome al oído lo mucho que no lo merecía. Había un enorme nudo en la garganta y mis ojos ardían como el infierno mismo... mis lagrimas querían apagar este incendio pero el suave viento de su respiración tan cerca lo hizo por mí. Este poder tan extravagante que Seokjin ejercía sobre mí me encantaba porque al final siempre reconstruía el desastre que significaba ser yo.

---Si regresáramos en el tiempo y cambiáramos todo, me pregunto si estarías con alguien como yo. Su mano se detuvo de su andar justo en mi hombro, donde dio un leve apretón.

---Me pregunto porque siempre te desprecias tanto pequeña.. suspiro frustrado. ---¿Alguien como tú? -------¡Dios! Negó delicadamente con la cabeza.----Me tienes completamente enamorado de cada detalle tuyo... cuando duermes; cuento las pecas de tu espalda y tengo la esperanza de que una o dos y si es posible más aparezcan, ya que sólo yo seré el único que lo descubrirá y me quiebro la cabeza formando constelaciones con ellas pero aún no logro descifrar qué nombres darles y eso no me deja descansar y sé que suena burdo pero, me intriga saber cuantas pestañas tienes en cada ojo y ansío el ver aparecer la primera arruga en tu frente o a los costados de tus ojos.

Di un golpe a puño cerrado en su muslo izquierdo, lo cual lo hizo reír.

---¿A caso quieres verme vieja y acabada? Bufé molesta y eso lo hizo reír a carcajadas.
Tomó mi mano hecha un puño y la abrió delicadamente entrelazando nuestros dedos tiernamente.

----Eso significa que quiero envejecer junto a ti tonta. Me sonrió.---No quiero perder ningún detalle tuyo en esta vida. Unió su frente a la mía en un pequeño golpe.

---¡Auch!
Me quejé.

---Si sigues haciendo esos comentarios me lo tomaré muy enserio y no creo que quieras una esposa con mas botox que cara.
Le regresé el golpe.

Él sonrió tiernamente.

---Helena.

Mi corazón detuvo su marcha un instante al escuchar mi nombre de sus labios.

---No importa donde estéis, lo que hagas o en lo que te conviertas en un futuro... sólo no dejes de amarme nunca, por favor. Sentía cómo se le iba el alma en cada palabra y yo quería saltar y recoger cada uno de sus temores y angustias... pero no podía, me encontraba completamente igual que él.

---¿En dónde se supone que encontraría a alguien mejor que tú? Le mire con el corazón desbocado.
---No existe nadie en este mundo que se asemeje a lo maravilloso que eres tú Nene. Le sonreí tiernamente.

---Lo haces sonar tan sencillo, pero estoy seguro que cuando estemos lejos me dejarás y cambiarás de número telefónico y de email para no tener que cargar el peso que significa estar conmigo y la enorme carga que es mi familia.

Sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal.

---A veces eres tan dramático que me encanta como entras en pánico cuando nada de eso sucederá, porque eres mío y me perteneces... todo tú me encantas.
Me acerqué tanto a él que me subí en sus muslos rodeándolo como si fuese un koala.
---Si sigues diciendo esas cosas me voy a poner furiosa y tendré que castigarte.

Sentí sus manos rodear mi culo y apretarlo aumentando su fuerza hasta soltar una nalgada en mi glúteo izquierdo. Deje caer lentamente mi frente en su hombro soltando un suspiro.

---Vamos a casa bebe. Susurro sobre mi pelo.---mañana tenemos clase.
Pegue aún más mi cuerpo al suyo restregando mis pechos en su cara y sus manos no me dejaron seguir más.

Sin decir más se puso de pie, dejándome con la boca abierta. ¿A caso se había vengado de mí? Sonreí como tonta.

----¿Vienes? O ¿te quedarás ahí viéndome todo el tiempo? Sé que soy muy atractivo pero...

Una carcajada resonó por todo el lugar.
---¡Eres un egocéntrico de primera Kim Seokjin!
Negué con la cabeza.

----Egocéntrico y hermoso pero ven, vamos a casa.
Rodeó sus largos dedos en mi muñeca y jaló lentamente de ella hasta ponerme de pie y caminamos juntos hasta su coche.
Teníamos que volver a casa y yo no quería... no quería estar sola.

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Estaba a punto de pegar el ojo, me sentía ansiosa y desesperada. La suavidad de mi cama no lograba hacerme descansar y la fina calidad de esas mantas rosando mi piel no podían lograr mi tranquilidad.
Cincuenta mil ochocientos trece conté apretando los dientes.

Mierda, mierda, mierda.
Cubrí fuertemente mis labios cortando la respiración . ¡Mierda! Modí mis dedos fuertemente. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando recordé que no había tomado el día de hoy mi pastilla anticonceptiva.

Un sentimiento escabroso de miedo y ansiedad me mantenían atada a la cama de mi habitación Haciendo cada vez más difícil respirar y mantener la calma.
Vi como la puerta de mi habitación se abría lentamente y su silueta tan grande caminaba hacia mí intimidandome cada vez más. Lo veía tan cerca de mí mostrando sus dientes tan pulcros en una escabrosa sonrisa a la par que aflojaba las mancuernas de su ajustada camisa color blanco.
Estaba a un lado de mi cama y yo seguía inmóvil, quería gritar, moverme y salir corriendo pero sus manos se acercaron a mi cuello y comenzó apretarlo tan fuerte... acercó sus labios a mi rostro besando mis mejillas mientras seguía apretando más dejando a mis pulmones secos. Todo me daba vueltas y mi corazón comenzó a detenerse. Me ardían las manos y un dolor indescriptible abrazaba mi cuerpo. ¿A caso esto era morir?
¿Así se sentía?

Pronto un sin fin de recuerdos llegaron a mi mente y todos eran eran de Él, de el único y gran amor de vida. Todos mis recuerdos donde él habitaba eran de felicidad. No había angustia o dolor, no había alguno que me hiriera, no había tristeza o mentiras, solo había felicidad.
Sonreí amargamente mientras un par de lagrimas recorría mis cienes.
Quería susurrar su nombre y morir pero no pude, pues la fuerza con la que entro el oxigeno en mis fosas nasales de golpe fue abrumador.
Me senté en mi cama y toqué el cuello con desesperación y exaltada y llena de pánico comencé a toser.
Todo había sido un sueño.
Sólo un maldito sueño.

Así fue como pase mi noche en vela, llorando amargamente por la desdicha que significa ser yo.

HELENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora