Cap. 16

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8:45pm Ese día se quedó conmigo, le presté un pantalón pijama y una playera que le quedaba a duras penas.
Min Yoongi pidió pizza y coca cola, dijo que él pagaría solo por esta ocasión porque yo estaba triste pero que para la próxima me tocaba pagar... maldito tacaño.
Estábamos cenando a la orilla de la piscina pues dijo que el comedor de mi casa parecía de película de terror y le incomodaba.
Lleve a la boca un trozo de pizza de tres quesos, era mi favorita pero no pude comer más pues las nauseas me estaban matando, lancé el trozo restante a la caja y él ya estaba listo con un pañuelo. Tomo mi mano y comenzó a limpiar dedo por dedo. Su semblante era serio, diría tal vez dedicado y yo estaba emocionada de estar ante tal caballero.

-----------Necesitas descansar. Dejó de ver mis dedos para verme a los ojos.--------puedo comer pizza en la mañana.
----------¿seguro?
Le pregunté. ------No quiero incomodar, puedes llevar pizza a mi habitación y cenar ahí.
---------No, no así estoy bien.
Llevábamos rato discutiendo sobre si dormíamos juntos en mi cama a lonque él se negaba rotundamente.

----------Puedo dormir en el sillón, mira esta justo frente de tu cama así podré vigilarte de que no te lances por la ventana. Jaloneo débilmente un mechón de mi pelo.

------------¡Auch! Te voy a morder si sigues molestando y ya te dije que te duermas conmigo. Hable entre pucheros.-------- no es como que te voy a toquetear mientras duermas. Le enseñé la lengua.

Exhaló indignado colocando su mano derecha en su cadera---------Ni que----- Aaaaaa olvídalo, Esta bien, dormiré contigo sólo no... solo no mueras cuando estés dormida a mitad de noche, sería aterrador. Se sacudió como si le hubiese dado escalofríos por lo que reí a mis adentros.

-----------No te preocupes, no creo poder dormir... tengo tanto miedo y nervios que seria imposible para mí cerrar los ojos. Llevé mi dedo pulga a la boca para comenzar a morder mi uña.

----------Esas uñas me están volviendo loco. Caminó rápidamente hacia mi para evitar que volviera a meter mi dedo a la boca.
Tomó delicadamente mi mano y me llevó hasta mi cama en donde Me senté... él se inclinó para quitar sutilmente mis pantuflas mirándome desde abajo haciendo sus labios en una línea recta y levantó ambas cejas.
Cuando se puso de pie hizo mi cabello de lado y me empujo lentamente de mis hombros logrando recostarme.
Le miré sorprendida cuando comenzó a cubrirme con las sabanas. Encendió mi lámpara a un lado de mi cama y sacudió mi pelo sutilmente. --------Debes descansar, mañana será un día pesado, te necesito con mucha energía ¿ok?
Su voz era muy cálida, muy baja pero mantenía ese toque ronco mientras rodeaba la cama para adentrarse entre las sabanas.
Sentí como la cama se hundió un poco poniéndome los pelos de punta, jamás había metido a alguien a mi cama... sólo a Seokjin.

-------------Es cálida. Susurró. ---------¿Quién?conteste distraída. -----------Tu cama, tu cama es cálida bueno... tú eres cálida y hueles a dulces.

--------¿A dulces? ¿Yo? Lo vi extrañada.
Olí mi pelo y el cuello de mi pijama y sentía el mismo olor común de todos los días.--------Yo huelo a lo de siempre.

---------Para mí hueles a dulces y flores... y eres tan cálida que me dan ganas de morderte.
Vi una vez más como sus labios se curvaron en una media sonrisa y sus pequeños ojos se achicaron más dejándome ver sus pequeñas arrugas a los costados. Su comentario me pareció tan adorable y tan dulce.
Depronto las manos me picaban, quería tocarlas... queria tocar esas pequeñas arrugas, pasear mis dedos sobre ellas... quería ver si eran reales y porque un tipo gruñón como él tendría ese peculiar encanto. Mis ojos observaban cada detalle de su rostro y como las patillas de su corte se difuminaban con su piel y pequeños pelitos se asomaban haciéndolo ver varonil.
Mi mano se movió por si sola directo a su rostro y cuando estaba a punto de tocarlo Él simplemente jaloneo nuestra cobija tapandonos por completo con ella haciendo una especie de casita. La luz de la lámpara nos permitía vernos y la calidez de estar así me reconfortaba.
Estabamos en completo silencio, pero no de esos silencios incómodos al contrario era tan agradable... como si todo el ruido en mi cabeza y todo el ruido de la ciudad tomara una gran pausa fuera de nuestra fea casita hecha de sábanas. Él tomó mi mano entre las suyas masajeandola y sobando en delicados círculos cada uno de mis dedos cuando me comenzó a contar sus recuerdos en su escuela de piano, Tenía seis años cuando se enamoró por primera vez, un piano y la soledad tocaron la puerta de su corazón para aferrarse a él.
Me contó cómo su profesor le agredía cuando algo no salía como le gustaba y los mil insultos que le hicieron caer en depresión.
Le había preguntado que decían sus Papás sobre eso pero me contestó que ellos estaban demasiado ocupados con los problemas familiares y no quería joderlos más... sentí pena por él, debió sentirse muy sólo. Se que notó mi mirada de preocupación y compasión e inmediatamente prosiguió con la conversación.

HELENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora