Capítulo 1

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Altagracia pov:
Hoy por fin iba a sacarme un peso de encima, iba a entregarle el bendito dinero a mi "queridísima tía Yessenia". Solo lo hacía porque quería que ella y Lázaro se fueran de una maldita vez, quería sacarme un peso de encima, ya que, si quería borrar mi pasado y comenzar una nueva vida con Saúl, necesitaba quitar a todos los estorbos del camino, o bueno, casi todos, todavía me quedaba ganarme al padre de Saúl, creo que esa iba a ser la tarea más difícil, pero iba a dar lo mejor de mi para lograrla. De tanto pensar ya había llegado a la constructora, pero para mi sorpresa, en vez de ver a Yessenia, veo a Braulio, parecía que recién había llegado y estaba por esconderse detrás de una de las paredes. En ese momento mucha furia entró dentro de mí ya que le había dejado claro que no lo quería cerca de la constructora.

-¿Qué haces aquí? Te dejé bien en claro que no te quería cerca de la constructora por ningún motivo- dije alzando la voz, casi gritando

-Lo siento, Altagracia, pero no me pareció buena idea dejarte sola con esa maldita perr-

-Yo no necesito lambiscones que me defiendan- digo interrumpiendo- y lo sabes muy bien, y si te doy una orden, la cumples, espero que sea la última vez que desobedezcas una de mis órdenes, ahora vete, no te quiero cerca de la constructora ni de la vecindad

-Pero Altagrac-

-¿Qué, no me escuchaste? DIJE QUE TE FUERAS- dije perdiendo la paciencia

Sin decir nada, Braulio se va con cierta cara de bronca y enojo.

Luego de diez minutos, Yessenia por fin había llegado a la constructora

-Hasta que por fin... ni para llegar temprano sirves

-También es un placer verte, querida sobrina

-No vuelvas a llamarme así porque te juro que no te doy nada

-Siempre tan dulce tú...

-Bueno, voy a hacer esto lo más rápido posible. Aquí tienes el dinero, puedes contarlo si quieres- dijo con un tono irónico

-Me extraña sobrina, no creo que seas tan desgraciada como para no darme lo acordado

Estaba a punto de responderle cuando una voz familiar empieza a gritarme, era Don Jaime, seguido de Saúl, Ximena, Mónica y la pinche detective esa, era lo único que me faltaba

En ese momento mi "querida" tía Yessenia aprovechó para irse

-A ver, a ver ¿Qué pasa Don Jaime? ¿Qué son todos esos gritos?- dije tratando de ser lo más amable posible ya que estaba Saúl y cueste lo que cueste, tenía que llevarme bien con ese viejo resentido

-Lo que pasa es que desde que usted llegó a nuestras vidas todo ha estado de mal en peor y le vine a dejar bien en claro que NO SE VA A SALIR CON LA SUYA y jamás tendrá l vecindad

-¿Pero de qué habla? Pensé que ese tema había quedado aclarado. Hasta le ofrecí una indemnización a través de mi abogado

-Ja! a parte de bruja, mentirosa. No crea que Ximena no me dijo que habló con su abogado y que le dijo que usted aún quería la vecindad

-¿Altagracia eso Es verdad?- dijo Saúl con un tono preocupante

-Claro que no, yo jamás le dije eso a mi abogado, lo que le dije fue que le iba a dar una indemnización a tu papá. Y, Don Jaime, yo ya le dejé bien en claro que ya no tengo ninguna intención de quitarles la vecindad

Mi destino// saugraciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora