Capítulo 13

324 17 24
                                    

Altagracia pov:

Veía a Saúl y no lo podía creer, estaba tan enamorada, mi amor por el era más fuerte que el enojo que me causaba su desconfianza. Yo no soy de esas personas que creen en el matrimonio, pero con Saúl soy capaz de hacerlo, lo amo como nunca amé a nadie en mi vida y daría todo por él. ¿Cómo iba a decirle que no?

- Claro que sí mi amor, claro que acepto- digo con lágrimas en mis ojos. Saúl me pone el anillo y me besa, de una manera especial, única. Me hizo sentir algo que nunca había sentido antes

-Te amo, Altagracia, más que a nadie- dice mirándome a los ojos y acariciando mis mejillas con ambas de sus manos- Y perdóname mi amor, perdóname por no haber confiado en ti

-Shhhh- lo callo con besos- Sé que no volverás a hacerlo, lo veo en tu mirada. Seguimos besándonos, sus manos me agarraron con tanta fuerza que apenas podía moverme, seguíamos besándonos con tanta pasión, como si fuese la última vez que lo haríamos, dejé que su lengua tomara el control, mordió suavemente mi labio para después seguir besándonos, luego baja a mi cuello, lo muerde y lo succiona, después me da una lamida para calmar el dolor. Me saca lentamente el vestido, como si a medida que lo iba sacando, observaba cuidadosamente cada detalle de mi piel - me hacías una falta, mi doña- dice mientras me carga y me mete al jacuzzi - y tú a mi, mi amor, no sabes cuánto te extrañaba- digo mientras beso su cuello. Saúl me mete al jacuzzi y veo cómo él se estaba por sacar la camisa para entrar pero yo lo agarro de la mano y lo meto con ropa y todo, ambos nos reímos y seguimos besándonos. Ahora era mi turno de tomar el control; desprendo rápida y salvajemente su camisa para luego sentarme arriba de él, moviendo mis caderas, y besándolo. El agarra mi cintura y luego baja sus manos a mis panties, también las quita salvajemente y empieza a besar y lamer mis pechos mientras saca mi sostén. Sigue besando, lamiendo y succionando mis pechos mientras yo gimo de placer y susurro su nombre en su oído -Te amo Saúl, te amo- susurro en su oído mientras gritaba de placer - Y yo a ti, Altagracia, más que a nada en mi vida- Luego de esto y de quitar sus bóxers, Saúl entra en mí inesperadamente haciéndome gritar su nombre una vez más, yo mordía sus hombros tratando de controlar mis gemidos y mientras movía mis caderas de una manera que sabía que a él le gustaba que lo hiciera. El baño estaba inundado de nuestros gemidos y no tardamos en venirnos los dos al mismo tiempo. Nos quedamos abrazándonos y besándonos un buen rato, luego nos secamos y nos fuimos a la cama.

- Ahora sí mi amor, nadie nunca más nos va a volver a separar. Ni tú vas a impedir que duerma todos los días aquí- Dice Saúl mientras me abrasa y nos reímos por lo último que dijo

- Pues pórtate bien entonces, mi licenciadito

-Siempre, mi doña... ¿o prefieres que te llame ¨futura esposa¨?- Dice Saúl luego de darme un tierno beso en la cabeza y ambos reímos

Nos quedamos hablando por un largo rato, de la vida, de nosotros, de todo. Tanto que se nos pasó la hora y ya era de madrugada. Ninguno de los dos tenía sueño, al contrario

-Ay mi amor, ¿Por qué no bajas y me traes un helado y vemos una película, mhh?

-Ayy- dice suspirando- está bien, mi doña, ahora lo traigo. Mientras ve eligiendo la película

Saúl bajó y yo agarré el control para elegir la peli, pero me quedé observando y admirando mi anillo de compromiso. Cada detalle era tan perfecto, tan hermoso. Se me salieron algunas lágrimas, no podía creer que Saúl iba a ser mi marido, me llenaba de felicidad, ya quería contarle a mi hermana y a mi sobrina, pero si las llamaba a esta hora me iban a matar. Además quería desconectarme del teléfono y disfrutar con Saúl. Un rayo me saca de mis pensamientos, de repente había empezado a llover, mejor dicho, a diluviar. No paraban de sonar relámpagos y Saúl se estaba tardando mucho en venir. Y, nadie sabía esto, pero me dan mucho miedo los rayos, no sé por qué, pero me recordaban a la noche donde esos desgraciados me arruinaron la vida. De repente César y mis padres vinieron a mi mente, deberían estar muy felices y orgullosos desde el cielo, lágrimas comenzaron a salir de mis ojos pero las limpié rápidamente, no quería pensar en eso, no esta noche que era tan especial. Trato de distraerme buscando qué película íbamos a ver, pero igual me sobresaltaba cuando escuchaba un trueno, por suerte Saúl no tardó en llegar

-Saúll, ¿por qué tardaste tanto?

-Es que había un montón de helados mi amor, y no sabía cuál elegir!

-Ven, abrásame- digo extendiendo mis brazos

-¿Qué pasa, mi doña?- dice mientras se acerca a la cama y me abraza

-Nada, mi amor, solo abrásame. Nunca te vayas de mi vida ¿sí?

-Nunca, mi amor- dice acariciándome la mejilla y mirándome a los ojos- nunca me voy a ir de tu lado, Altagracia. Nos empezamos a besar de una manera tierna, pero a la vez apasionada, Saúl me acuesta en la cama haciendo que yo quede abajo y el arriba; seguimos besándonos mientras nos agarramos de la mano, luego, lentamente baja a mis hombros y saca mi sostén, sube de nuevo a mi boca y nos volvemos a besar mientras el me acaricia el pelo y yo lo agarro de la nuca. Luego baja su mano hasta mis piernas y acaricia una de ellas mientras me sigue besando -Estoy felíz que nos vamos a casar- me susurra al oído y hace que me erice la piel y eso lo prende más; yo beso su cuello mientras el saca mis panties y no tarda en meterse en mí y ambos gemíamos mientras yo me di cuenta que el sol estaba por salir, nos habíamos quedado toda la noche despiertos. Pero rápidamente volví a concentrarme. Eran tan fuertes sus embestidas que hacía que rasguñe su espalda mientras lo besaba. Que gima su nombre fue suficiente para que ambos nos viniéramos y cayéramos rendidos en la cama. Lo abraso y me acomodo en su pecho

-Creo que el helado ya se derritió, mi doña- ambos reímos y nos quedamos hablando un rato más, luego notamos que iban a ser las 8am y no habíamos dormido nada. Seguíamos abrasados, y no sé en qué momento, nos dormimos. Fue una de las mejores noches de mi vida, todavía no podía creer que nos íbamos a casar, estaba plenamente felíz.

Mi destino// saugraciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora