+Relevante+

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Sara se dio cuenta de mi actitud fría con ella. Me sorprendía eso. No pensé que me prestara atención pues ya tenía bastantes pretendientes o "amigos" con los que entretenerse.

Me pregunto qué me pasaba y como toda buena almohada contagiada de humanos respondí 'Nada'. No era por mala onda pero no quería hablar con ella en esos momentos. Quería que dejara el tema en paz.

Después de todo, ¿cómo se atreve a preguntarme eso luego de intentar declararse de manera pervertida a Adrián? No quería insultarla pero no entendía cómo podía tener tan buenas notas la verdad. Sé bien que una cosa no se relaciona con la otra pero en serio no puedo negar que la considero un poco mojigata.

Cuando le respondí así. Me tomo la cara con las manos y dijo: -Ya sé que quieres ocultarme lo que sientes y no hablar del tema. Pero quiero que sepas que no confío en eso de la leyenda que dices. Si ya me parece una locura mismo que parezcas tan real. Peor ahora que se que puedo casarme contigo y vivir eternamente.-

Me quedé en shock. Ella sabía todo. Y claro que sentía algo por mí. Sin embargo, su miedo a perderlo todo y que la leyenda no fuera lo que esperaba era más grande que ese sentimiento. La entendía en esa parte pero aún quedaba pendiente charlar de esa mala manera de declararse.

Se lo comenté. Me aclaró que no lo hizo en un momento inconsciente. Que estaba atacada por una combinación de cosas. Su falta de amor propio, su necesidad de tener a alguien bueno que la desee para algo serio, la mente que había estado creando al mirar todos esos vídeos y el alcohol. Pero que por supuesto se arrepentía. Que sintió tanta vergüenza después que nunca volvió a hablar del tema con él. Y pues lo que pasaría después ayudaría a que se mantuviera así.

Después de decirme eso la comprendí más. La miré con ternura. Ella que ha sufrido tanto y ha cargado con todas estas inseguridades sola. Se dió cuenta de mi mirada y me encantó que me acariciara y me dijera que era lo más relevante en su vida. Que gracias por aparecer. No aguante y después de tanto tiempo huyendo de ella, regrese con más fuerza a hacerla mía. La besé, le dije lo hermosa que era, lo magnífica y lo afortunado que era de tenerla para mí todas las noches.

Y ella no solo se dejó, sino que también hizo que intentaramos otras posiciones. Me dijo también que quisiera que yo fuera el único en su vida y que solo me amaría a mi. Me sorprendía la flexibilidad que podía tener aún siendo rellenita y lo que podíamos decir en ese estado de éxtasis.

Bien dicen que la locura es parte del amor, y en este caso había razón en nuestra locura. Eramos dos prófugos de la realidad.

No sabía cuánto tiempo duraría este paraíso nuevo que regresó. Pero sí sabía que no lo dejaría escapar de nuevo. Y vaya que vino la mejor etapa en mucho tiempo....

El Mundo de Una AlmohadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora