○Análisis○

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Debo admitir que no funcionó ser sumiso. No compartía nada conmigo. Lo entendía de cierta forma ya que seguía durmiendo con su hermana aún cuando ya tenía 9 años. Pero la noticia que llegó me dejó que otra más venía en camino. Así que nos tendríamos que mudar.

Wow. Aguarden un segundo. ¡¿Ahora hasta hablo en segunda persona como que fuera parte de esa familia?! Maldita sea, Sara ¿qué me estás haciendo?

Incluso comencé a doblegarme todavía más cuando nos mudamos (odio decirlo así pero ella mismo lo dijo de esa forma: Nos mudamos Matthew).

Y pues claro que me altere cuando escuche mi nombre de sus labios. Pensé: (Esperen ¿¡Matthew!?) Estaba a punto de detener a mi corazón a propósito para de esa manera despertarme porque literalmente debía ser un sueño y no tenía que encontrarme a Sara diciendo como me llamaba. Sin embargo,"pellizcarme" como lo llaman los humanos, fue inservible.

Ella volvió a decirlo. Maldita sea. ¿En verdad de tantos nombres para elegir, el que ella dijo tenía que coincidir con el mío propio?

Era demasiada casualidad. No la soportaba. Tenía que arreglarlo. Ese día visite al gurú de las almohadas. Pues sí,  tenemos uno y ¿qué con eso?

Le pregunté acerca de estas coincidencias. Y me dijo simplemente: -es tu alma gemela.-

Y yo quedé como ¿¡qué!? Soy una almohada. Sé que este señor no está del todo cuerdo pero venir a decir que tendría una relación con esta chica y peor aún con un humano era pasarse en serio.

Me comenzó a explicar. -Mira, existe una leyenda que menciona que cada siglo desde que se inventaron las almohadas, una en particular puede encontrar a su otra mitad. Si logra estar junto a esta, ambos podrán vivir como humanos jóvenes y exitosos hasta el fin de los tiempos. Pero si algo falla en su enamoramiento, ambos morirán.-

Eso se oía muy arriesgado, que ella decidiera vivir para siempre o que yo renunciara a mi capacidad inmortal. ¿Qué estoy pensando? Ni siquiera me atrae un poco. Sólo me parece curioso lo que tenemos en común y esas conexiones raras. Nada más.

Incluso, si sintiera algo sabría que ella nunca estaría conmigo. Ningún humano en su sano juicio se imaginaría enamorarse de una almohada.

Ya cuando regresé todo estaba instalado. Ella tenía su propio cuarto y ahora en vez de ponerme de espaldar, me abrazaba. Incluso me preguntó; -¿ a dónde fuiste que tardaste tanto?-

Entonces lo supe, era yo el que no estaba cuerdo. Por un momento, estaba por conversar con ella. Y contarle lo que me dijo el gurú...

&

Pasaron los meses. Como ya dormía sola, me tenía confianza y me contaba todos sus secretos mientras me abrazaba y pegaba hacia ella. Tipo cucharita como le dicen aquí.

De esa manera, descubrí que a esta niña le han estado gustando los chicos desde los 4. Eso sí que era inusual.  Me hablaba de los "amigos" que hacía. Que la apoyaban y la querían. Pero aún no me explicaba porqué solo se abría conmigo.

Luego comenzó a mencionarme los nombres de estos chicos. Me aburría ese tema e incluso comencé a sentir una sensación rara en el pecho. Tanto era así que ya no me estaba gustando escucharla hablar acerca del sexo opuesto. Y tenía un impulso un poco fuerte de retenerla y mostrarle mi disgusto. Simple, tienes celos me dirán y eres "tóxico" como los jóvenes lo definen ahora. Pero llegó la parte del sufrimiento.

El daño que le habían causado al conocer que gustaba de un chico de su clase. Le hicieron creer que él le correspondía. Y cuando este se pronunció aclarando todo, se hicieron los locos. Y el chico mencionado comenzó a alejarse de ella. Me entristeció escuchar todo eso, sentía preocupación. Como cualquier persona.

Un momento ¿¡qué!? Soy una almohada. Se supone que no tengo cariño por los humanos. Ay no, esto se pone peor cada día.

Pero no podía hacer nada. El análisis que estaba haciendo no estaba saliendo como yo quería. Quién diría que con tan solo 10 años sería tan complicada. No podía descifrarla. Y ahora ni siquiera llegaba a entenderme a mí con respecto a lo que sentía.

Ir con el gurú no era la opción porque me seguiría hablando de esas boberías de hechos el uno para el otro. Si fuera así, ¿por qué no simplemente fue una almohada y ya? Ah cierto. Las almohadas no pueden tener relaciones por obvias razones, pero no era justo.

Le estaba dando toda mi atención a ella y a cambio recibía sus miradas de cariño y preocupación por mi cambio de actitud. Diciendo: -¿Matthew estás bien? ¿Ya te cansaste de explorar y analizarme? ¿Quieres irte? No te detendré. Ya no. Quiero que seas feliz donde desees.-

Esos pensamientos contradictorios y fríos fueron en vano. No podía mantenerme distante. ¿Analizarla? ¿Acaso ella de verdad podía leer mi mente? ¿Esa conexión que sentía y que según el gurú era amor en serio existía? Ya no aguante. Y se me escapó un: -Tú, tú eres lo que me hace feliz ahora. Este es el lugar que anhelo y donde quiero estar. Te quiero a ti.-

Puso los ojos en blanco. Era obvio que lo que dije fue una locura. Y más aún el haberle hablado en sí. Pero no esperaba haberlo soltado así sin más, hasta que reaccione. ¡Le acababa de hablar! ¡Le acababa de decir que la quería y que no me iba a ir!

Sin embargo, luego pensó que solo era un sueño. Y dijo riendo: -Imagínate, estoy tan sola que hasta llego a creer que de verdad me hablas.-

Pasaron algunos días, no intente hacer ningún movimiento más. Era obvio que solo fue un juego, ella no podía escucharme. Por otro lado, me asustaba esa conexión que había sentido.

La familia sí que se quería entre sí, ella también como niña mismo no se daba cuenta de las peleas de sus padres. Yo tampoco sabía cómo aclararle la situación. Pero lo que estaba claro es que todo lo que ocurría la estaba cambiando. Y más aún cuando intentó fingir que yo era el chico que le gustaba para besarme pero la aparte.

No estaba listo para ser utilizado de esa manera, y era la primera vez que alguien me dejaba rechazarlo. Sin embargo, ella no podía presentir mi acción de quitarla. Su imaginación la llevó a creer que ella mismo se alejó. Pero después ella... Ella, comenzó a llorar.
Pensé que no era prudente hablar, pero tampoco quería dejarla así. Así que cometí otra estupidez y la besé, la abracé y la atraje hacia mí.

Se calmó. Parece que interpretó de nuevo como que ella lo hizo. Mejor para mí. Aceptaba el tiempo que duraría en darse cuenta que yo estaba vivo en verdad. No quería adelantarme a nada. Y peor aún con la confusión que tenía. Debía hablar con el gurú para preguntarle cómo haría para que fuéramos humanos inmortales o una forma para escapar de la leyenda. Sí definitivamente le exigiría eso.

Se llevaba tan bien con su hermana Susan aunque tampoco le dijo nada acerca de la escuela. Además su hermana ya estaba lidiando con sus propios problemas de rebeldía adolescente. A ella sí no la podía analizar. Apenas su hermana se equivocaba en tomarme o incluso se olvidaba que yo estaba en ese puesto, Sara se ponía celosa y me arrancaba de sus brazos. Y estando lejos de los humanos, es más difícil conocer sus mentes.

Pero creo que he podido comprenderlos mejor desde ese día que la besé. Me sentía igual de extraño con ella; como había descifrado que los humanos se sentían al ver a alguien querido. Y aunque ella no sintió mis labios; yo estaba muy pensativo en los suyos que sólo pude probar apenas, ya que esperaba sentirlos nuevamente si es que era posible algún día. ¿De verdad comencé a tener estos pensamientos? ¿En qué precipicio había caído?

Pronto, podía asegurar con certeza que esa chica me gustaba. Por otro lado, estaba seguro que ella pensaba en alguien más. Así que no me iba a ilusionar. Después de todo, el gurú dijo que ella debía decir que quería casarse conmigo para traerla a mi mundo. Estar enamorada completamente de mí. Amarme por sobre todo lo demás para hacer la boda y regresar como dos personas casadas muy "normales", ya que serían indestructibles en muerte y edad.

Con todos esos ataques no tuve tiempo de analizar a nadie más. Pero desde lejos también podía reconocer a los miembros familiares. Y vaya que debió pasar mucho para que alguien más se acostara en mí. Si pensar en ella era difícil, besarla todas las noches lo era más. Incluso cuando lo quería, me sentía raro al corresponderle. Decidí buscar al gurú para ver la forma de acercarme mucho más o alejarme para siempre; de sentir más o dejar definitivamente de sentir algo...

El Mundo de Una AlmohadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora