●Cambios●

40 2 11
                                    

Comenzaron a existir problemas en el edificio donde tenían el local y el departamento así que el señor se hizo una casa en un terreno alejado del centro. Cuando ya nació la bebé Soledad nos mudamos a la casa de madera recién hecha. Y aunque eso ya lo había contado, quise hacerlo a detalle. Mi perfecta memoria ha estado fallando desde que conocí a Sara ¿entienden?

Sara cambió de colegio también. Pero el asunto de ser nueva no le sentaba muy bien. Comenzó a tener algunas amigas pero ellas sí que han sido superficiales. Por suerte encontró otro chico con el cual ilusionarse y amigos de Bachillerato amables.

Esto ocurrió mucho antes de lo del chico y las burlas. Sólo que no lo había explicado antes. Después de todo, lo que más me importaba es lo que Sara me contaba. No lo que yo podía deducir sólo con ver. Y así como mencioné antes pasaron los meses y años.

Yo seguía cumpliendo mi papel y ella seguía teniendome ese afecto donde me cela de todos. Me encantaba escucharla contarme todo lo que sentía como su amigo y comprendí que en ese hogar me quedaría para siempre en verdad. La amaba. Sencillamente, el gurú tenía razón. Ella era hecha para mí. Pero ¿cómo mostrarle que yo era su otra parte?

Sara me abandonaría. Enloquecería mas bien y la llevarían a un centro de rehabilitación. Era obvio que no podía llegar y decirle cásate conmigo y seamos jóvenes eternos aunque sea una almohada. Pero eso de mi nombre no lo podía sacar de mi cabeza.

Y por más que deseara que se fije en mí. Ella seguía viendo a los chicos. Y claro que lo entiendo, es obvio como dije antes que los humanos no están pensando en las almohadas. A pesar de su trato especial Sara seguía creyendo que yo era un objeto sin vida. Y que todas esas conexiones que habían eran producto de su soledad. Pero igual, debido a esto también se ilusionaba rápido y me molestaba que todos le hicieran daño por ser tan buena. De verdad, que era un pan de Dios aunque no era del todo inocente.

Podía ser ingenua en algunas cosas, pero ¿inocente? Jamás. No después de saber que un día me quería poner encima y comenzó a moverse debajo de mi. Sentí como me estremecía, pero recordé que eso no podíamos hacer las almohadas. Ni siquiera el beso lo sentía completo. Peor eso.

Me rendí. Y me rendí demasiado. Se supone que era una almohada, ¿por qué tenía esa clase de pensamientos? ¿Me estaba contagiando de los humanos?

Tal vez fue mala idea ir a ver al gurú después de todo. No tenía intención de seguir presenciando esos cambios en mí. O peor aún imaginar que las cosas serían diferentes. El simple hecho de aceptar lo que Sara hacía ya era una locura. Y ahora ponerme a pensar que quería pasar mi eternidad en esa casa y para colmo que sentía amor por ella era otro nivel.

¿Qué se supone que debía hacer? ¿Huir? No me había funcionado. ¿Decirle al gurú que quiero que me anule de la leyenda? Dijo que era imposible. "Sólo tenía que hacerme a la idea y esperar que Sara se enamoré o que a la final logré olvidarme de ella". Esto último me sonaba horrible.

En última instancia, podía favorecerme ya que volvería a la vida de antes. Pero la cuestión es que ya no quería vivir así. El hecho de ablandarme no sólo fue por Sara. Sino que desde hace mucho tiempo quería que alguien se diera cuenta del sufrimiento que las almohadas podemos pasar.

Ella era la única que me había tratado de una manera especial. Y enamorado o no. No podía alejarme. Pero renunciar a que ella esté conmigo por siempre no se me hacía factible. Aunque pareciera egoísta, ella no podía fallecer. Por primera vez, entendía lo que Vicky había dicho: -"Si me conformo con cualquiera es porque prefiero no sufrir tratando de buscar a alguien perfecto para después enterarme que no estará conmigo siempre"-

En ese momento, no la entendía porque me decía que igual no quería estar con nadie siempre. Pero ahora, mejor pensaba al revés. Vicky no conocía la leyenda, sin embargo, yo que sabía que habría una posibilidad de estar con la perfecta Sara toda la eternidad no podía deteneme.

Recuerdo también que el gurú me dijo: -"No puedo hacerte desaparecer de la leyenda pero sí puedo darte más ayuda para que se cumpla"-.
Y claro que su forma de hacerlo era extraña pero ¿nada malo pasaría cierto? Podría mostrarle a Sara que, no necesitaba de ningún patético humano más teniendome a mí....

El Mundo de Una AlmohadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora