◇Intercambio◇

10 0 0
                                    

Sara me había besado sin mi consentimiento. Eso estaba claro. No había forma de que ella me reclamara algo porque a la final había hecho lo mismo desde el inicio. Incluso todas las almohadas sufren de eso. Los dueños no están preguntando si quieren, solo lo hacen y ya.

Se lo mencioné pero ella no entendía razones. Esa mañana después de decirme que no se comprometía a nada, se puso triste y arrepentida. Me decía que ni siquiera quería ahora que estuviera en la misma cama. Me sentía fatal.

Ni siquiera sabía si estaba fingiendo o no. Estoy seguro que la vi disfrutar cuando se lo hacía. Pero al parecer uno puedo querer y a la vez darse cuenta de lo mal que está. Ya que seguía cabizbaja.

Sin embargo cuando estaba a punto de pedirle perdón y decirle que no volvería a ocurrir aunque la amaba en serio, me sorprendió cuando comenzó a besarme de nuevo. Esta vez era de verdad. Estaba jugando con mi lengua mediante la suya. Estaba haciendome sentir en las nubes. En el mismo cielo y más alto. Ella quería estar conmigo. Me quería a mí. Y me estaba brindando lo mejor. Todo su ser. Toda ella.

No podía creer lo que pasaba. ¿Podría al fin tener al amor de mi vida solo para mí? En ese instante lo estaba viendo. Cómo ella me guiaba para que la tocara. Para que la sintiera y le hiciera de nuevo el amor.

Qué bonito se escuchaba. Cuando le dije mi nombre y ella lo pronunció en el clímax. Cuando yo llegué a este y dije su nombre tan excitado. No sabía cuánto nos demoramos disfrutando el cuerpo del otro. Pero quedamos extasiados. Realmente enlazados juntos y rendidos encima.

Me sentía de verdad tan bien. Estar dentro de ella era el mejor lugar del mundo. Llenar ese espacio vacío solo con mi miembro que encajaba perfectamente. Llenarla solamente con mi semilla. Aunque suene pervertido sólo demostraba cuánto dolor sufriría si ella me rechazaba y las nuevas sensaciones que me hacía sentir. Lo mejor de todo es que no sufriría por esa preocupación de dejarla embarazada. El intercambio de ese día no lo olvidaría jamás. Hable con el gurú y le conté todo. Este no me advirtió nada. ¿Eso era buena señal no? ¿Esa sensación de que algo malo podría pasar se iría pronto verdad?

Despuea de todo, claro que Sara estaba creciendo que tenía amigos y que iba a ir a la Universidad y vivir aparte. Pero eso no alteraría las cosas que hasta ahora estaban en su punto máximo, después de todo estar alejada del techo paterno y de toda esta gentuza de su ciudad natal le sentaría bien. Demasiado para mí gusto pues hablé muy pronto...

El Mundo de Una AlmohadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora