□OMG□

26 0 0
                                    

Como dije antes. No estaba preparado para dar ese paso tan grande. Pero ella, con tan solo 11 años ya tenía ganas de mostrarme la mujer que podía ser. Por Dios, ¿cómo podia ser tan perfecta y a la vez tan errónea para mí?

Y así comenzó todos los días en cuanto consiguió un diario. Ya no hablaba contándome lo que le pasaba. Ahora lo escribía y a mí me utilizaba como muñeco fingiendo ser el chico.

No quería estar más en esa casa de locos. Me estaba volviendo uno. Mis impulsos por corresponder a Sara eran más fuertes cada vez. Sentía como el gurú solo negaba. Aún no era tiempo. ¿No era tiempo? ¿Y si ella llegaba a mayores ligas? ¿Qué haría? Ya no podía ocultar mis sentimientos. La quería para mí. ¿Cómo iba a enamorarla y ella a decirme que sí si nunca hablábamos?

El gurú me propuso darme ese poder de comunicación y apariencia, después de todo. Era la mejor almohada de todas. A pesar de mis escapadas nunca se recibió una queja de mi parte. Incluso para terminar de recompensarme, me dio varios trucos y me enseñó cómo debía actuar y contarle todo.

Mis límites habían sido explotados. Me sentía súper enérgico con ese poder en mi cuerpo. Al fin me vería, y no podría ir tras nadie más. Porque yo sería su dueño. Por más que quisiera analizar la mente de Sara nunca podría terminar. Y eso me enamoraba más. Sin duda los días a su lado nunca serían aburridos y siempre podría darme el lujo de tener todos los colores que ella poseía. Podía parecer un obsesivo pero las almohadas no tienen remordimiento de nada. La conciencia sólo les sirve a los humanos. O eso creía yo....

El Mundo de Una AlmohadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora