Avaricia

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Ya pasó el mes. Se siente como si te hubieras ido ayer, odio no tenerte aquí conmigo.
Lo recuerdo todo a la perfección.
Esta grabado en mi mente.
Cada detalle.

Quiero olvidarlo todo lo que paso, pero si lo hago tú volverás a irte.
Te irás y tendré que dejarge ir, no quiero eso.

No quiero perderte nuevamente.

[ . . . ]

Iba llegando al bosque, sabía que tenía que disculparme contigo.

Todo lo que dijiste era verdad, cada palabra. Todo lo que me dijiste de Diana. Cada advertencia.
Sobre que ella no me quería como yo a ella.
Ella.
Ella me engaño con el caballero sacro de nombre Howser.

Me iba a disculpar contigo.
Lo juro.
Cuando llegué a mi hogar te vi enfrente de donde se suponúa que debía estar el árbol de las hadas, te iba a atacar, iba a malinterpretarlo todo otra vez, pero después ví que no era a tí a quien debería odiar, si no al demonio que tenías enfrente.

Era grande. Intimidante.
De color morado. Me paralice cuando esa cosa me vio con sus ojos dorados.
No reaccione cuando fue directamente hacía mi, saco tentáculos de sus alas.
No tuve tiempo a reaccionar. No pude espabilar.
Cuando desperté esa cosa me iba a atravesar. Recuerdo que tú te pusiste enfrente de mi para protegerme, aún recuerdo como me salpico un poco de tu sangre en la cara que ni me molesté en limpiar de lo sorprendido que estaba.

Sacaste tu tesoro sagrado, se llamaba Ray es como mi lanza Chastifol, pero a la vez es tan único, diferente.

Era una flor.

De una jodida flor sacaste un arco, disparaste. Lo heriste, pero usaste más energía, lo supe al ver como controlabas la flecha que acababas de disparar.
Me sorprendí aún más cuando la convertiste en una espada para cortar al demonio en dos. Lo lograste. Salvaste a mi pueblo, pero a costa de tú vida. De tu preciada vida.

Un corte de esa espada y mueres, por algo es la Espada de la muerte, en cuanto el demonio se desintegró. Volteaste. Recuerdo que abrí los ojos como platos al verte, comencé a sudar y mi corazón iba a mil por hora, te vi después de mucho tiempo. Realmente te vi. Siempre debí verte.

Tenías heridas en la cara y sangrabas por los ojos, nariz, oídos y boca, además de tener un ojo entrecetrado por los golpes, tu ropa estaba destrosada y tenías ese agujero en el éstomago, flotabas con la poca energía que te quedaba aún tenías la mano estirada y respirabas entrecortado, estabas viendo si tenías que pelear más, pero al verme te relajaste y sonreiste.
No era porque fuera yo, porque fuera King, sonreíste porque era un aliado. Alguien que no te atacaría.
Esa sonrisa fue tan geniuna que me indultó las penas, me tranquilizó.
Recuerdi que brillo más que el mismo sol, cerraste los ojos, caíste de espaldas como si te tiraras hacía un barranco. Como si dijeras adiós a todo. Yo tardé en reaccionar.

Estabas cayendo a gran velocidad cuando yo caí en la cuenta de que estabas muriendo, estabas fuera de mi alcancé, volé lo más rápido que pude, pero aún así no te alcanzaba. Me estiré, pero aún estabas lejos.
No me di cuenta cuando llegaste al suelo antes que yo, al ver tu estado te quería como nueva otra vez.
Sin sangre.
Sin heridas.

Pero, aunque, estabas tan herida y al borde de la muerte tenías una expreción relajada que mostrabas hace apenas unos minutos, pero estabas demasiado relajada.

Una. Dos. Tres. Cuatro. Diez. Cien. Mil lágrimas caían por mis ojos, puse tu cabeza en mis piernas, aún respirabas, pero muy leve. Me costó mucho encontrar tu pulso. Hay estaba, pero muy leve, apenas perceptible.
Te cayeron de mi indignas lágrimas en la frente que después fueron a donde quisieron.

No por nada prometí amarte-(KingxTú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora