El pasado a veces se hace presente en las reuniones familiares

CAPÍTULO XXIV LA AYUDA SIEMPRE ES BIENVENIDA

Lamentaba, bueno realmente no, dejar a Kaito solo con la encomienda de la tutora de su hijo y aunque le hubiera gustado que fuera ella quien le hizo la jugarreta, lastimosamente no era así. Tenía un gran caso entre manos y justo este día fue citada para dejar documentos para el expediente del mismo debía armar bien su defensa. Además de que aprovecho para visitar a un viejo maestro de sus tiempos de estudiante para solicitar asesoría, pero nunca creyó que la fuera a ver tan pronto.

—Mouri kun —saludó efusivamente el anciano al momento que ella iba entrando a su oficia.

—Profesor Shimizu, ¿Cómo ha estado?

—Bien, algo ocupado por las clases y algunos casos que tomo, pero me alegra tenerte de visita. Casi nadie me cree que le di clases a la segunda reina de los tribunales —dijo con sorna.

—Muchos me llaman de esa forma, pero no me creo merecedora de alguna corona, aun me queda mucho que aprender.

—Lo importante es siempre estar aprendiendo algo nuevo y estar actualizado con las nuevas leyes, además, intentar ser mejor cada día y creo que eso fue lo que te trajo aquí.

—Así es profesor Shimizu.

—Mi asistente me dijo que necesitas apoyo en un caso, ¿sobre qué trata?

—Es un asesinato. Aunque mi padre se pasó resolviendo misterios de ese tipo, yo casi no me he enfrentado a asesinos. Aparte de que es la primera vez que me pasa que la evidencia señala a dos culpables.

—Oh, te toco llevar el caso del sonado asesinato a puerta cerrada.

—Así es y temo mandar a prisión a la persona equivocada. Aparte de que fue mi cliente quien me contacto después de reunir las pruebas.

—Entonces los detectives de la policía no han participado en este caso.

—No, debido a que no fue cerrado por creer ser un suicidio.

—Entiendo, lo que estás buscando no es apoyo en el ámbito legal, tú necesitas a un detective.

—En ambos —confeso tímidamente—. Pues como pasó hace tiempo, no sé si basarme en las leyes actuales o en las de esa época.

—Bueno, deja hablo con un conocido en la policía para que nos preste a su mejor detective y una vez que deduzcan quien es el culpable te apoyo con lo de las leyes.

—Muchas gracias. —Para hacer más énfasis en su agradecimiento hizo una reverencia.

El señor tomo su teléfono e hizo una llamada donde hablaron, después se escucharon unas risas y al final colgaron.

—Parece que estamos de suerte pues su mejor oficial viene para acá a entregar unos reportes. Así que le va a hablar para que venga a mi oficina.

—Muchas gracias. —Estaba contenta por lo bien que habían salido las cosas.

Después de unos minutos de charla amistosa para ponerse al día acompañado de té y galletas, su asistente toco la puerta.

—Adelante —respondió al llamado.

—Shimizu san, ha llegado el detective recomendado por Shiratori san —exclamo al momento que abrió la puerta.

Cuando Ran escucho ese nombre se tensó pues en su mente apareció la persona que pudo haber recomendado.

—Pues que no espere más y déjalo pasar.

—Entendido.

Después de que la asistente salió, la persona de sus pensamientos se hizo presente.