CAPÍTULO VII: NIEVE Y FAMILIA

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Suspiro cansado, cosa que no pasó desapercibido por su esposa. 

—Ara, el detective del Este no puede tomarse unos días sin casos porque siente que algo le falta en su vida —comentó con su característica sorna, mientras se colocaba a su lado y dejaba caer la maleta que carga al lugar donde había llegado—. O es que quizá, ¿preferirás estar con alguien más?

—Haibara, por favor, no empieces—dijo cansado después de asegurarse que su hija estaba lo suficientemente alejada de ellos para no ser escuchados—. Ya te deje muy claro que no pienso seguir interactuando con la familia Kuroba. —Después de su encuentro con el mago había tomado la decisión de encontrarse lo menos posible a la actual suegra de su hija. —Además maneje durante tres horas es normal que esté cansado. —Dejó su maleta en el suelo mientras hacía estiramientos para relajar su espalda.

—Ara, pensé que cuando la verías de nuevo correrías directamente a sus brazos...

—¿Quién correrá a los brazos de quién? —Se sumó una tercera voz a la conversación, porque ella ya había terminado de recorrer la suite que habían reservado para ese pequeño e improvisado viaje familiar.

Kanara siempre ha sido curiosa con el pasado de sus padres y regularmente le pregunta al profesor sobre ello. En la ocasión más reciente le contó sobre su viaje a las montañas de Gunma donde su padre quedó con sus amigos de enseñarles a esquiar e inclusive resolvió un caso y su hija curiosa quiso visitar ese mismo lugar. Ellos aceptaron ya que todavía ella aún seguía de vacaciones antes de regresar a clases.

—Tú debes procurar correr a los míos mientras te enseño como pararte sobre la tabla y sientas que te caes —exclamó para su hija—, ¿Qué te parece el lugar?

—Es lindo y acogedor, pero algo pequeño. —Lo último lo dijo porque no había tardado mucho en recorrer el lugar. Y es que sus progenitores suelen alquilar estancias grandes para sus vacaciones, para poder tener más aventuras y que su padre inclusive le plantee acertijos. Aunque no se podía quejar del establecimiento, contaba con dos habitaciones y una pequeña sala, pero bueno regularmente cualquier cosa es pequeña comparada con la mansión donde viven.

—Lo suficiente para descansar en la noche, pues solo estaremos hoy y parte de mañana. Ya que no teníamos planeado salir de viaje en estas vacaciones. —Suelen planear viajes familiares en las fechas que Kanara tiene vacaciones de la escuela, pero debido a la acumulación de trabajo de ambos no pudieron hacerlo, pero había veces que lo improvisado sale a veces mejor.

—Me alegro de que hayan podido tomarse unos días de su trabajo —exclamó contenta, mientras rodeaba a sus padres, cada uno con cada brazo y los pegó más a su cuerpo, para que después los tres se fundiera en un abrazo.

—Es lo normal, el comisario Shiratori me debía unos cuantos favores —explicó cómo consiguió dos días libres de un día para otro.

—El jefe ha estado contento con mis adelantos y mis nuevos productos de innovación en fármacos, así que me dijo que no había problema que faltara. —No lo iba a decir en voz alta, pero estaba orgullosa de su trabajo en la invención y mejora de medicinas para la salud de las personas.

—Solo espero que mientras estés experimentado no crees un nuevo veneno —dijo con sorna, si ella podía utilizarla ¿él por qué no?

—Ja ja ja. —Su risa no podía ser más falsa—. Tal vez lo que termine creando sea una medicina que traiga de regreso al verdadero Sherlock Holmes del siglo XXI. —Ambos sabían a quien se referían: al alter ego del detective rejuvenecido.

—Mamá, ¿acaso tú sabes donde se encuentra Kudou Shinichi san? ¿Está enfermo y por eso ya no hace apariciones públicas? —No contaban con que ella también captara la referencia.

—No querida. —Le sonrió con ternura a su hija mientras le acariciaba el cabello, en cambio a su esposo le dedicó otra sonrisa pero de esas que daban miedo sin que su hija lo viera pues su padre estaba detrás de ella. Era conocimiento de ambos la admiración hacia la otra identidad del detective—. Sólo era una broma.

—Bueno princesa, ¿Estás lista para ir a practicar? —Desvió el tema, y él empezó a sacar de su mochila su equipo para esquiar

—¡Si! —Dejó en evidencia su entusiasmo.

—Espero que hayas traído lo necesario. —Sacó su viejo equipo, y realmente que era viejo, era el que había utilizado cuando aún era Shinichi, solo esperaba que todavía le quedara y sirviera. Porque cuando vivió en Estados Unidos, si lo practico pero su cuerpo era más pequeño entonces se tenían que comprar utensilios nuevos.

—Investigue en internet antes de venir y si traje lo necesario.

—Está bien, vete adelantando. En un momento te alcanzo —indicó, y su hija ya se encontraba con un pie fuera de la habitación.

—Madre me imagino que no vas a ir a esquiar con nosotros —expuso su deducción ya que ella no se había movido y mucho menos traía un equipaje pesado.

—Exacto, pero te espero para tomarnos un baño juntas. Al parecer hay unas muy buenas termas en el hotel.

—Claro. —Su madre no solía interactuar con las demás personas, pero le alegraba que tuviera atenciones hacia ella—. Nos vemos en un rato. —Ahora si abandonó su habitación.

—Haibara —dijo serio mientras se acercaba a ella, para estar de ambos frente a frente—. Durante estos dieciséis años nos hemos llevado muy bien y desde que fuimos rejuvenecidos hemos compartido momentos juntos. Así que no pienses que te cambiare a mi primera interacción con Ran después de tantos años. Recuerda te elegí a ti sobre de ella. —Deposito un beso en su frente, en señal de protección—. Además tú eres mi esposa, lo quieras o no. —Ahora el beso fue en los labios, y fue uno apasionado que dejaba en evidencia la necesidad—. Nos vemos al rato, también me enteré de que hay baños mixtos, después de tu baño con Kanara tal vez podríamos divertirnos en el otro.— Con uno de sus dedos repaso toda la columna vertebral de su compañera.

—Eres un pervertido Kudou —gritó, y también lanzó un cojín del sofá que estaba más próximo, pero este ya no logró golpearlo pues había utilizado la puerta como escudo, para después dejarla en compañía de su soledad.

Ella salió a la terraza y vio enternecida la escena familiar, su esposo con su hija, caminando entre el blanquecino suelo. Él empezó enseñando lo básico, pararse con el equipo y veía como él se burlaba de su hija cuando perdía el equilibrio y caía a lo frio.

—Sé que tu sentido de justicia, tu moralidad y tu preocupación hacia los demás no permitirían abandonarnos para seguir lo que siempre has soñado Kudou kun. Pero también debes empezar a ser más egoísta para que seas feliz —pensó mientras los saludaba, ambos se habían dado cuenta de que los estaba observando y ahora la saludaban efusivamente—. Te lo mereces después de tanto esfuerzo.

Concluyó su melancólico pensar, mientras tomaba asiento en uno de los muebles que estaban en la terraza y emprendería una lectura, porque aunque no estuviera con ellos a bajo, sentía que los acompaña al observar desde lejos.

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El pasado a veces se hace presente en las reuniones familiaresWhere stories live. Discover now