El pasado a veces se hace presente en las reuniones familiares

CAPÍTULO XXV: INVESTIGAR PARA SABER LA VERDAD

Conan llegó a su casa un poco agotado mentalmente, dejó su maletín y su abrigo junto a la entrada mientras se iba aflojando la corbata mientras caminaba por el pasillo.

—Llegas tarde —dijo Kanara en un puchero.

—Lo siento princesa —se disculpó mientras acariciaba su cabello.

—¿Qué pasó? —preguntó Ai mientras salía a recibirlo atrás de su hija—. Es raro que llegues tarde este día.

—Fui a dejar los informes como siempre, pero cuando iba de salida el inspector Shiratori me habló para pedirme un favor...

—Oh entiendo —respondió su esposa—, vamos a comer que ya tenemos hambre por estarte esperando.

—Esta vez ayudé un poco más en la cocina —dijo Kanara orgullosa.

—Muy bien —le respondió Conan con una sonrisa.

El recién llegado empezó poniendo en la mesa lo necesario para degustar los alimentos, mientras su esposa y su hija servían la comida.

—Es algo sorprendente verte tan acomedida Kanara —dijo al momento que todos estaban sentados.

—Es que viene Kuroba kun—comentó Ai.

—Oh, ¿va a comer también? ¿Por eso ayudaste en la comida? —preguntó Conan en tono tranquilo, sorprendiendo a su hija y a su esposa.

—No, él regularmente come en la escuela —respondió Kanara.

—Deberías invitarlo alguna vez, él ya nos invitó a cenar a su casa.

—Lo haré papi —dijo con una sonrisa.

—Me sorprende que no actúes como un padre celoso —murmuró Ai hacia su esposo.

—Prefiero que no me lo oculte por no aceptarlo. Después de todo hay que tratarlo bien, fue la elección de ella y la hemos educado bien así que ha de ser una buena elección. Aunque ya si hace algo que no me parezca...

—Entiendo papá.

—Te ganó por la ayuda que te dio al rescatarnos del secuestro, ¿verdad?

—Mmm...

Después de eso ambas féminas empezaron a reír. Siguió la comida entre pláticas amenas sobre el trabajo, la escuela y algunas cosas más que se relacionaban con la conversación.

Conan recogía la mesa mientras las chicas estaban en la cocina empezando a lavar los trastes cuando el timbre empezó a sonar.

Kanara volteo a ver a sus padres pues no había terminado sus deberes.

—Yo te cubro —dijo Conan mientras se doblaba las mangas de su camisa—, pero tú debes cubrirme luego.

—¡Si! —Se quitó el delantal y corrió a la puerta.

—Eres un consentidor de primera —dijo la castaña entre risas.

—Cállate —pidió mientras hizo el intento de mojarla.

—Pero bueno, realmente ¿por qué llegaste tarde? —preguntó seria—. Tu cara al llegar fue como si hubieras visto un fantasma.

—¿Tan mala cara tenía? —Conan estaba sorprendido por el comentario.

—Sí, aunque Kanara chan no se diera cuenta yo si lo hice. ¿Viste a Kuroba san?

Conan soltó un suspiro que no sabía que estaba conteniendo, por el sufijo que utilizó sabía a quién se refería, él solo movió su cabeza en confirmación.