Octavo

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Ya era de día y ambos hermanos estaban en el despacho del mayor.

--¿Qué ocurre, Sabo? --empezó el menor.

--Siento decirte esto tan repentinamente, Luffy --se disculpó antes de seguir. --Te vas a ir.

--¿Ir? ¿A dónde? --inclinó la cabeza extrañado.

--Del país.

--¿¡Cómo!? ¿¡Por qué!? ¿¡Cuándo!? --se exaltó por las palabras del mayor.

--No fue decisión mía, sino de Dragon-san --aclaró. --Te irás con Rayleigh a Paronella Park, en Australia.

--¿Por qué? --seguía sin entender.

--Dragon-san así lo decidió para que tu entrenamiento fuera más exaustivo, no eres el único, tus amigos y yo mismo también nos iremos cada uno con su senpai a una parte del mundo.

--¿Y el clan?

--Koala se hará cargo de él.

--¿Cuánto estaremos fuera?

--De momento se ha predicho que dos años.

--¿¡Dos años!?

--Luffy, tranquilo, se hará por el bien del clan, otros clanes como el de Big Mom y el de Las Bestias quieren nuestros territorios, Eustass y Trafalgar también harán su propio entrenamiento.

--¿Kaido y Big Mom? ¿Por qué quieren ellos nuestros territorios? --afiló la mirada en desacuerdo.

--No lo sabemos, pero no podemos esperar a que ataquen, debemos resistir. Por el momento entrenaremos hasta desfallecer para poder proteger al clan --se puso en pie para darle más seriedad a sus palabras. --Te irás esta tarde, haz la maleta y dame tu móvil --extendió la mano en su dirección.

--¿Mi móvil? ¿Para qué? --desconfió ante las palabras del mayor.

--No puedes estar en contacto con nadie de fuera, solo con tu tutor.

--¿Y por qué voy con Rayleigh en vez de con Shanks? Él es mi senpai.

--Shanks debe quedarse como defensa y para ayudar a Koala en lo que haga falta. Luffy, el móvil --insistió.

--Pero... ¿Puedo avisar a Ace antes? --llevó las manos al bolsillo donde su móvil reposaba.

Sabo suspiró, devolviendo la mano a su costado.

--Llámalo, pero pon el altavoz --cedió.

Luffy sacó el teléfono y llamó a su otra mitad. Cuatro tonos y la llamada fue tomada.

--¿Luffy? --sonó la cansada voz de Ace.

--Hola, Ace --relajó su cuerpo al escuchar al Portgas.

--¿Quiéres quedar? Salgo en una horas a comer.

--No, no puedo quedar, solo quería drcirte que no podremos hablar en un tiempo --su tono decayó.

--¿Ocurrió algo? --sonaba preocupado a pesar de su tono cansado.

--Tengo que irme de viaje y no puedo coger el móvil.

--¿Cuánto estarás fuera?

--Tiempo indefinido, todavía no lo sé --mintió, haciendo sentir orgulloso a Sabo por lo fácil que lo había hecho.

--Entiendo... Entonces nos veremos cuando vuelvas --recuperó un poco el tono feliz.

--Ni lo dudes --aseguró con una sonrisa.

Mi otra mitadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora