Cuarto

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Al día siguiente, Luffy no dejó marchar a Sabo cuando este quería, por lo que tuvo que quedarse tumbado junto a su hermano hasta que este vio que era una buena hora para empezar el día. Cuando terminó de desayunar salió de la casa corriendo en busca del que era su sensei, Akagami Shanks. Fue poco el tiempo que estuvo corriendo hasta que llegó a la casa que quería. Tocó con insistencia la puerta y le abrió un peliazul de pelo largo y nariz como payaso.

--¡Shanks, es Luffy! --gritó mientras se alejaba de la puerta, luego dejando ver a un pelirrojo con una cicatriz de tres líneas en el ojo izquierdo.

--Luffy, ¿qué te trae por aquí tan temprano? --sonrió al ver a su kōhai y gran amigo.

--Shanks, necesito más entrenamiento --aseguró con determinación.

--Vaya, ¿y eso?

--Ayer casi pierdo en las peleas, no puede ser así, debo de ser alguien útil para el clan --se puso serio.

--Entonces dame un momento a que me vista y nos vemos en el aula cinco --volvió al interior de su hogar tras ver a su alumno correr hacia la dirección mandada.

(...)

Ace estaba impaciente, apenas ayer había visto a su otra mitad y ya quería volver a verlo, tenerlo entre sus brazos, oler su dulce aroma y besar sus suaves labios. Solo ese pensamiento lo hizo suspirar con una sonrisa de idiota.

--Sí que te ha tocado conocer a tu otra mitad --se burló su amigo desde el asiento del piloto.

--Tú estarías igual si fueras yo --lo acusó con cierta vergüenza.

--No lo niego --elevó los hombros desinteresado.

El contrario solo se calló ante esa afirmación, volviendo su vista a la calle para seguir con su patrulla, que si bien no debían hacerla al ser Marco un teniente, era mejor que el estar todo el día en el despacho aburridos.

--Por cierto, ¿qué pasó con Kurohige? --sacó tema de conversación, ya que solo mirar le estaba dando sueño.

--Cadena perpetua, sin opción a fianza --fue su corta respuesta.

Ahí terminó su charla.

Una vez terminada la patrulla volvieron al cuartel, ellos estaban en la Unidad de Prevención y Reacción, por lo que hasta que no fueran avisados de que algo estaba fuera de lo normal, patrullar era lo mejor que podían hacer. Se sentaron cada uno en su mesa, acomodándose hasta que el teléfono del teniente sonó.

--Teniente Marco --contestó con su típico tono aburrido.

--Teniente, algo ha pasado --se escuchó del otro lado una voz preocupada.

--¿Qué ha ocurrido? --tomó un tono más serio.

--Se supone que en unos días iba a llegar un barco donde se sospechaba que llevaban el cargamento para uno de los clanes de la yakuza, pero de un momento a otro se ha cancelado que atracara en el muelle asignado --explicó con profesionalidad.

--¿Seguró que llevaban cargamento para un clan de la yakuza? --tras esa explicación lo más normal era que el barco encontrara otra ruta más segura, en poco tiempo habría una tormenta de primavera.

--No es seguro, solo hay un 30% de probabilidad de que fuera verdad --el tono bajó ante la duda.

--Si había tan poca probabilidad no deben preocuparse, céntrense en los grandes cargamentos --consoló malamente.

--¡Sí, teniente! --tras esa afirmación colgó.

--¿Malas noticias? --preguntó Ace recostado en su silla.

Mi otra mitadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora