Segundo

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Al día siguiente, después del trabajo, fueron a la misma nave, entrando, pero esta vez tomando asiento en la quinta fila para estar más cerca y ver mejor. Tras algunos minutos de espera, donde las gradas se llenaron hasta arriba, el anunciador se hizo escuchar.

—¡Damas y caballeros, sean bienvenidos una noche más al combate de las estrellas! ¡Patrocinado por el gran Donquixote Doflamingo! —en la pantalla volvió a salir el hombre del día anterior, luego siendo sustituido. —¡Hoy habrá un combate legendario, el dios Enel, contra el supernova, Mugiwara no... Luffyyyy~! —gritó a todo pulmón, haciendo estallar a la multitud.

—¿¡Luffy!? —se exaltaron los dos policías por esto.

Vieron como por la puerta de la izquierda entró un rubio con los lóbulos de las orejas alargados, sin camiseta, mostrando en su pecho la mitad de un rayo azul. Por la derecha, entró el pelinegro con una amplia sonrisa, un sombrero de paja en su cabeza y un chaleco de manga larga rojo abierto, dejando ver aquella corona roja y su bien trabajado abdomen. Casi se les cae la mandíbula al verlo de esa forma.

—¡Hagan sus apuestas! —empezó a pasar la chica.

—No sé tú, pero yo voy a apostar, Marco —se dirigió a su compañero.

—Yo también —afirmó con seguridad el rubio.

Cuando la chica pasó, ambos apostaron 100 berries a favor de Luffy.

Una vez todo arreglado, la batalla dio inicio tras la campana sonar. Ambos se lanzaron y chocaron sus puños, creando una corriente de aire, enloqueciendo a la audiencia. Luffy se adelantó a Enel y de una fuerte patada lo envió contra el otro lado del ring. Sin dejarse achantar, el rubio volvió y dio una patada circulatoria que fue detenida por los brazos del menor, pero aún así mandándolo a volar varios metros. El pelinegro solo rio divertido, preparándose para volver a ir contra el mayor, golpeando a gran velocidad su estómago con su puño izquierdo seguido de una patada a su costado derecho y un gancho a su mandíbula que lo tiró de espaldas y consiguió sacarle sangre.

—¡Luffy pelea increíble! —se puso en pie Ace al ver como luchaba el chico.

—Se nota que es tu otra mitad —rio el rubio al ver la gran pelea.

El combate continuó, pero Enel estaba recibiendo la paliza de su vida. Si bien podía esquivar algunos, esto no detenía a Mugiwara, que aumentaba la velocidad.

El combate acabó con un ensangrentado Enel y un victorioso Luffy. El público estalló en alegría al ver el combate del novato. Marco también se puso en pie para unirse a los aplausos de victoria, escuchando los gritos de su compañero a un lado. Luffy se retiró por donde había entrado y a Enel se lo llevaron en camilla. Ambos compañeros fueron a la zona de las apuestas y les dieron lo ganado. Tras recibir su pago iban a salir del lugar, pero vieron al pelinegro a lo lejos con un gran grupo, por lo que decidieron acercarse a saludar.

—¡Ey, Luffy! —llamó el Portgas para captar la atención del chico.

Al escuchar su nombre, Luffy giró y se encontró con los policías que lo atendieron a él y a su hermano.

—¡Ace, Marco! —saludó de vuelta a ambos, agitando su brazo.

Los amigos del Mugiwara se extrañaron por los recién llegados.

—¡Estuviste genial! Ahora entiendo como le diste esa paliza a Kurohige —halagó el pecoso, consiguiendo sonrojar al chico, pero gracias a lo oscuro del lugar, no se notó.

—Luffy ¿quiénes son ellos? —habló con voz grave un peliverde, colocando la mano sobre sus katanas.

—Ah, es verdad, lo siento, Zoro —se disculpó al darse cuenta que sus amigos no los conocían. —Ellos son Ace y Marco, los policías que me ayudaron con el cerdo de Kurohige —presentó, señalando a cada uno.

Mi otra mitadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora