Tercero

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Luffy llegó a su casa con una amplia sonrisa, siendo recibido por el cansado rostro de su hermano.

--Sabo, debes de trabajar menos --regañó, abrazándolo por el pecho.

--Tengo que estar al día con todo para que tu padre pueda cederme el cargo --aceptó el abrazo agradecido.

--Pero una cosa es estar al día y otra olvidarte de tu propia salud --se separó y lo vio con reproche. --Me ducho y vamos a dormir --sentenció sin dar opciones a un "no".

--Vale --suspiró, sabiendo que era lo que más necesitaba.

Comenzaron a caminar hacia la habitación del menor, donde este se duchó mientras el rubio se ponía su pijama, luego su hermano saliendo.

--¿El dinero se lo quedó Nami? --preguntó una vez cambiado.

--Sí, ella, Robin y Koala se harán cargo --se tumbó en su mullida cama, siendo imitado por Sabo.

--Eso está bien, podremos conseguir más recursos --abrazó a su hermano para acomodarse.

--Todavía no eres el jefe, no deberías pensar ya en eso --regañó, aceptando el abrazo.

--Cuando cumplas los 18 me cederán el mando, queda menos de un mes, claro que me debo preocupar --contradijo las palabras dichas.

--Bueno, ahora solo duerme, que vayas a ser el Oyabun no quiere decir que no puedas ser mi kyodai, aunque técnicamente seas el wakagashira* --cerró los ojos para después dormirse en poco tiempo.

Sabo no tardó en seguirle, aunque seguía con mil cosas que pensar, aún así le siguió los pasos a su shatei*.

(...)

El viernes llegó antes de lo que hubiera imaginado, y estaba emocionado hasta el límite por poder volver a ver a su otra mitad.

Le tocaba luchar con alguien llamado Rob Lucci, según la información que obtuvo Koala, era un exmilitar retirado con honores de los legionarios* como capitán. No era nada para él, estaba entrenado bajo el Senpai-kōhai*, y como fallara, dejaría de ser servible para su padre como Sateigashira*. Entró al ring después de que anunciaran su entrada, luciendo ahora más que nunca la marca de su pecho, el cual pronto tendría que tapar cuando su tatuaje termine de formarse al Sabo alcanzar el puesto de Oyabun. Rob Lucci iba con un traje y una paloma en el hombro, la cual salió volando hacia algún lado. El combate inició y descubrió la gran velocidad que su enemigo poseía, pero pudo adaptarse y contraatacar con fuerza, aunque lo ponía varias veces contra las cuerdas, al final siempre acababa tumbándolo en el suelo, lo malo es que el otro siempre se levantaba. Golpe tras golpe la sangre comenzaba a emanar de diferentes partes de su cuerpo, pero el contrario también estaba mal herido, y eso lo motivaba a seguir y dar el último golpe en el centro del pecho ajeno, en el diafragma, mandándolo contra la pared y que ya no se levantara. Escupió algo de sangre antes de retirarse en parte enfadado, necesitaba mucho entrenamiento todavía. Chopper, el más reciente, se apuró a tratarle las heridas, desinfectando y tapando para que dejaran de sangrar y no se infectaran.

--¡Luffy! --escuchó que lo llamaban, y fue como si todo su enfado disminuyera un 75% al ver a Ace acercarse corriendo.

--Ace, hola --saludó sin darle mayor importancia a los cuidados que estaba recibiendo.

Cuando acabaron con él, se marchó junto al pecoso hacia el exterior, donde el mayor le confesó que era su otra mitad, y ahí se besaron con necesidad por parte de ambos.

--Te extrañé --confesó Ace cuando se separaron con la respiración agitada, teniendo los brazos en la cadera ajena.

--Yo también --se acurrucó contra el pecho del Portgas con tranquilidad.

Mi otra mitadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora