Un año y no tenía noticias de su otra mitad. Un año y todo estaba en extrema calma. No había actividad por parte de ningún clan, el único del que se sabía era el clan Donquixote, y porque era el más llamativo, teniendo parte del territorio del norte y una ciudad entera. Tenían entendido que el clan Heart quería terminar de hacerse con el territorio norte, pero estaba tranquilo, como si esos planes se hubieran suspendido. Todas las comisarías estaban alerta por lo que pasaría, pero es como si todo el mundo hubiera desaparecido de la nada. Ni cargamentos sospechosos ni actividad extraña en las calles. Las peleas en el bajo mundo seguían funcionando con tranquilidad, como si todo esto no importara. Las empresas que se creía sustentaban a los diferentes clanes seguían como si nada, no quedándoles de otra que quitar su sospechas de ellas. La empresa de ingeniería que se creía sustentaba al clan Punk estaba limpia. Los hospitales que se creía pertenecían al clan Heart fueron revisados, sin indicio de que ningún clan pertenezca o haya pertenecido a esas instalaciones nunca. Y por último la empresa de la que apenas y tenían alguna sospecha. La empresa de seguros que creían daba dinero al clan Ryû. La única pista que tenían era que el dueño se llamaba Dragon, pero no había más, por eso tuvieron que retirar sus sospechas cuanto antes.
La comisaria 66 estaba al completo aburrida. Anteriormente se podían reír de Ace porque siempre estaba en las nubes con su otra mitad, pero ahora estaba tan aburrido como el resto.
De la nada, Ace comenzó a retorcerse de dolor, cayendo de la silla donde estaba sentado al suelo mientras se sujetaba el pecho con fuerza.
--¡AAAAAAAH! --gritó en agonía.
--¡ACE! --no tardaron en llegar todos sus compañeros a ver que le ocurría.
Marco fue el primero en darse cuenta donde su hermano de otros padres se sujetaba adolorido, abriendo con fuerza la camisa de policía que el Portgas llevaba y retirando la blanca de tirantes que tenía debajo. Todos exclamaron de puro horror por lo que veían. En cambio, el pelinegro lloraba y pedía clemencia a alguien inexistente.
No fue hasta varias horas después que Ace se calmó lo suficiente para volver a respirar y dejar de llorar.
--¿Qué ha... Pasado? --preguntó aún en el suelo, temiendo que si se movía el dolor volvería.
--Ace... --empezó Marco sin saber muy bien lo que decir. --Tu marca ya no... --se quedó a media oración.
--¿A qué te refieres, Marco? --miró con miedo a su compañero.
--La corona... Ya no está, ahora hay una cicatriz muy fea --al final dijo.
Los ojos del D. pasaron a ser blancos casi en su totalidad, el puro miedo reflejado en ellos.
Se apuró a levantarse, recibiendo la ayuda de Thatch y Vista, los cuales lo volvieron a sentar en la silla con cuidado mientras Izo acercaba un espejo para que se viera.
Al verse reflejado el alma de Ace terminó de salirse de su cuerpo. Ya no estaba. La marca que lo unía a Luffy, SU Luffy ya no estaba. Solo había lo que parecía ser la cicatriz por quemadura más horrorosa que haya visto nunca.
--¿Cómo... Cómo pudo pasar... Esto? --susurraba aflijido, acariciando la zona y viendo que no había relieve, solo la fea marca, como si de un tatuaje se tratara.
--Seguramente la marca la tenga Luffy --se sentó a su lado el rubio mientras Izo se llevaba el espejo.
--¿Pero por qué? ¿Cómo? ¿Qué significa esto? --no entendía nada.
--Si la marca ya no está solo puede significar dos cosas --tomó la palabra Haruta, quien estaba más enterado de ese tema. --O que la herida fue lo suficientemente fuerte y profunda para romper la conexión, o que tu otra mitad a... A muerto --terminó diciendo con pena.
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Mi otra mitad
FanfictionLos personajes le pertenecen al gran Eiichiro Oda-sensei. AU. Mafia Si quieres saber más, entra y descúbrelo.