Séptimo

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Una semana. El tatuaje seguía doliendo, hasta que no pasara un mes completo no estaría curado, pero aún así tenía que llevarlo tapado para evitar que lo vieran. Si bien eran precavidos y nadie conocía su marca, era mejor prevenir que lamentar.

--Sabo --llamó a su hermano, que estaba en su despacho con varios papeles.

--¿Qué ocurre, Luffy? --no despegó la mirada de su trabajo, pero escuchaba a su hermano.

--¿Puedo quedar con Ace? Hace mucho que no lo veo --hizo un puchero ante esto.

--¿Has terminado tu papeleo? --elevó un poco la mirada para ver a Luffy.

--Sí, Torao y Dentado ya están al tanto de nuestros planes para terminar de hacernos con el territorio oeste --afirmó aburrido.

--Entonces puedes ir --cedió al ver que su parte ya estaba hecha.

--¡Gracias! --iba a salir corriendo cuando Sabo volvió a hablar.

--Vuelve antes de que anochezca --puso mirada seria para que el menor le hiciera caso.

--Síííííí --se marchó tras decir eso.

El rubio suspiró antes de seguir con su trabajo.

El Monkey menor llegó a su habitación y marcó el número de su otra mitad.

--¿Ace? --preguntó cuando los tonos dejaron de sonar.

--¡Luffy! --exclamó feliz el del otro lado.

--¿Estás ocupado? --escuchaba bastantes pasos sonar a través de la otra línea.

--No, no mucho, solo son sospechas --negó lo preguntado. --¿Puedes quedar? --esta vez cuestionó él con felicidad.

--Sí, ya conseguí desocuparme, shishishi --rio al pensar en ver una vez más al pecoso.

--¡Genial! ¿Te parece bien esta tarde? --papeles sonaron de fondo.

--Cuanto antes mejor.

--En el parque en una hora --citó antes de ambos colgar.

Buscó ropa en su armario de manga larga, necesitaba tapar su tatuaje al máximo, aunque no sabía que podía contestar cuando le preguntara que por qué llevaba manga larga en primavera.

Ace prácticamente voló de su sitio hacia su coche, apenas y despidiéndose de sus compañeros para salir corriendo hacia su auto. Llegó lo más rápido que pudo a su casa para cambiarse y luego correr hacia el parque. Agradecía tener buena resistencia, porque o si no ya estaría medio muerto de tanto correr de un lado a otro. Pudo llegar al parque con diez minutos de antelación. Se sentó en uno de los bancos y esperó ahí. No tuvo que esperar ni cinco minutos cuando escuchó su nombre a lo lejos, sonriendo ampliamente antes de levantarse y recibir a su pareja en un amplio abrazo.

--Ya te echaba de menos --susurró cuando lo tuvo ya en sus brazos.

--Yo también --aguantó el dolor en su brazo por el apretado contacto, llevaban mucho tiempo separados.

Se separaron y besaron con intensidad como hacía tiempo que no lo hacían.

--¿Mucho trabajo? --se preocupó al ver las ojeras del mayor cuando se separaron.

--No mucho, pero no suelo acostumbrar a quedarme despierto hasta tarde --sonrió para tranquilizar al de la cicatriz, pasando los brazos por su cintura.

--Eso no está bien --regañó, arrastrando al pecoso hasta el banco donde estaba anteriormente para sentarlo, haciendo él lo mismo en su regazo.

--Luffy, estoy bien, es cuestión de tiempo que me acostumbre, es lo que tiene mi trabajo --acarició la suave melena a su alcance.

Mi otra mitadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora