Capitulo VI; ¿Nos conocemos?

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Después de aquella larga charla entre Sakura mayor y el menor de los dos Uchihas, había logrado acomodar todos sus sentimientos y sentía que estaba listo para hablar con ella de una vez por todas.

–Todo estará bien, Indra– apoyo Sakura. Mostró su encantadora sonrisa y luego entro nuevamente a la mansión.
El azabache solo dejo salir un suspiro.

–¿Problemas?–

–Hmp–

–No tienes que preocuparte por Indra– el azabache frunció el seño –Quiero decir, el no ama a Sakura– hablo con cierto nerviosismo.

–No se de que hablas– evadió el tema.

–Ella te gusta y no puedes evitarlo– soltó el castaño. Se miraron fijamente durante unos minutos.

Alivio” eso era lo que sentía ahora. Indra no gustaba de Sakura y eso lo ponía feliz de cierta forma. Se sentía eufórico. El amaba a Sakura y si ella se lo permitía la haría feliz. Solo si ella lo quería…

Ella miraba atentamente al Uchiha desde el sofá. Su expresión de angustia, aquella que solo vio una vez, estaba devuelta y miles de preguntas inundaban su cabeza.

–Mañana podrán regresar– el Uchiha mayor rompió el silencio.

Tras horas de descanso la mañana había llegado. Todos se encontraban en el jardín de los Uchihas.

–Deberan llegar al tiempo del rikudou – aseguro el azabache.

Todos asintieron y entraron en el gran portal. El aire quemaba en sus párpados y por inercia sus ojos se cerraron rápidamente.
Por primera vez en aquellos viajes en el tiempo Ashura logro caer sin obtener ningún rasguño al igual que los demás.
Caminaron por el extenso camino que era cubierto por hermoso árboles de cerezo que estaban en su máximo esplendor.
El aire soplo y las hojas cayeron lentamente.

Al entrar a la gran casa de los ootsutsukis y caminar por los largos y oscuros pasillos llegaron a una puerta blanca. Al abrirse, en una cómoda cama se encontraba una chica de cabellos rosados. Dormida y cubierta por finas sábana y edredones de colores pastel. Justo como una princesa.

–¿Puedo?– pregunto dudosa la ojijade. El castaño asintió.

A pasos lentos se acercó a aquella chica que yacía “dormida”. Sin duda alguna el parecido entre ellas dos era arto. La única diferencia era el tono de sus cabellos. Uno más pálido que el otro.
Con cierta delicadeza y miedo apartó las sábanas que la cubrían. Sus manos se posaron sobre su estómago. La luz verde salía de sus manos y comenzó a sanar la herida.

Sintió un profundo dolor que se expandía desde su hombro izquierdo, hasta la altura de su codo. Pero lo dejo pasar y siguió sanando la profunda herida de Shio.

–¿Aún tienes las rocas?– pregunto e Indra asintió –Quizas la puedan ayudar y facilitar mi trabajo, ¿me las puedes dar?–

Aquellas dos rocas fueron dadas a Sakura y enseguida las reconoció, una se ellas era una pequeña parte de una geoda de cuarzo, en tonos rosados con blanco y una especie extraña de turmalina. Por su mente solo vago el pensamiento de que Indra había encontrado las rocas equivocadas.

Sin duda aquellas piedras no tenían ningún uso médico o al menos no en Konoha.

–Esto no servira–

–¿Qué?–

–No tiene nada parecido al ninjutsu médico– lo miro fijamente –¿Sabes usarla?– cuestionó y el negó.

Dio un largo suspiro y siguió curando la herida de aquella pelirosa. Con el tiempo el chakra de Sakura disminuía y sentía su cuerpo más pesado de lo normal.

–Continuare mañana, ¿Esta bien?– el asintió.

Tras horas de descanso la mañana había llegado, el ambiente era cálido y los fuertes rayos del sol entraban por las ventanas de la habitación que Sakura y Sasuke compartían.
La primera en despertar fue la pelirosa, no había rastro alguno del dolor que había sentido la noche pasada. Soltó un suspiro y tallo delicadamente sus ojos. Miro atentamente a Sasuke, el cual se encontraba varios metros alejado de ella, dormido cómodamente.

Al mirar por la ventana noto a algunos niños entrenando. La vida de un Shinobi no era fácil, siempre cumpliendo las reglas sin falla alguna y entrenados desde una edad pequeña para la batalla. Pero las personas se acostumbraban a eso.

Un azabache la miraba atentamente, cada movimiento que ella hacia, sin decir nada, solo en silencio. Giro levemente y miro a Sasuke el cual no apartaba su vista de ella.

–Sasuke-kun, buenos días–

–Hmp buenos días–

Por la tarde el trabajo de Sakura seguía. Había decidido que no se detendría hasta que la misma se quedará hasta el punto más bajo de chakra. Y así fue. Eran las nueve con cincuenta minutos. Habían pasado exactamente ocho horas y Sakura no paraba.
La decisión había sido tomada por ella. Entre más rápido terminara de curar a Shio más rápido podría regresar a casa y volver a ver a sus amigos.

El dolor regresa nuevamente y recorre cada parte de su cuerpo. Se separa rápidamente de Shio y toca levemente en su hombro derecho. Su vista se vuelve borrosa y el frío del lugar se apodera de ella. Todo es negro ahora.

–¡¿Sakura estás bien?!– grita alguien.

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Camina de un lado a otro en aquella habitación. Quiere una respuesta rápida de por que Sakura está inconsciente.

–¿Que es lo que pasó?– cuestiona.

–¡No lo sé, la encontré en la habitación recostada en el suelo!– grita con nervios el castaño.

–¡Han pasado dos días y ella no despierta!– acaba de perder la paciencia eso es claro.

“¿Por que cuando está por decir sus sentimientos algo malo pasa?” pregunta Sasuke. Parecía que el mundo estaba totalmente en su contra. Soltó un suspiro. Estaba asustado su compañera de equipo estaba inconsciente y el no podía ayudarla como era debido.
La pelirosa se removió un poco. Sus párpados de agitaron y lentamente se abrieron.  Rápidamente los tres hombres se acercaron a ella.

–¿Estás bien? Sakura– pregunto el azabache.

–¿Quién eres tú?– pregunto.

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¿Que les pareció el capítulo? Si les gustó espero y dejen su hermoso voto. Sin más me despido🌸🍅

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