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Eran cerca de las nueve de la mañana, o eso suponía Auron a l ver tal cantidad de luz entrar por su ventana. Miró a su costado, vio que su querido "esposo" se había levantado antes que él; como todas las mañanas. 

Ya no le sorprendía lo que en un principio creía imposible: El casarse con Luzu. 

A estas alturas del partido, ya debía suponer que su relación amistosa y amorosa se habían acabado el día en que su padres tuvieron la magnífica idea, y para nada estúpida, de enlazarlos sin importar lo que fuese a suceder. Después de todo, Auron sólo era un "Omega indefenso que necesitaba la protección y compañía de un Alfa"; y qué más que otro Alfa que no fuera Luzu, ante la mirada de sus padres. 

Era de esperarse que los padres del Alfa aceptaran tan fácil, ya que eran una familia conservadora, de esas que piensan que los Omegas sólo sirven al Alfa y nada más; eso sin olvidar el hecho de que tanto Auron como Luzu se conocían desde su infancia.

—Joe' macho... Que mal he dormido... —Lo dijo sollozando mientras se tallaba uno de sus ojos.


Cuando por fin pudo abrir ambos ojos con claridad, se dio cuenta de la bella vista que tenía de su habitación: desde las cálidas y cinceladas paredes de arenisca, y el pulido y claro suelo hecho de tablones de madera con olor a pino. 

—Espera, ¡¿A pino?! Si los tablones de madera huelen a puto barniz. —. El olor a pino se hacía cada vez más fuerte y amargo a medida que pasaba el tiempo; y para colmo, se esparcía por toda la habitación; Auron tuvo que tallarse la nariz más de una vez por todo el olor que sus fosas nasales estaban respirando. 

De inmediato tuvo que pararse corriendo a abrir la ventana, en busca de aire fresco; la gente que pasaba del otro lado, más específico por la parte de abajo, lo veían con caras raras.

—¡Madre mía! Ya no podía aguantar tanto aroma a pino, ni tampoco tanto... «¡¿Calor?!» —Pensó.

 Miró hacia el cielo, parecía que no iba haber sol durante un buen rato, de igual manera, estaban en otoño, ¿Qué tanto calor iba haber? Al pensarlo una vez más, dio un giro precipitado, buscando con la mirada el calendario que estaba pegado en el tocador de su habitación, a un lado de su cama. 

 —¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! —. Otra vez se le había adelantado su celo, aunque esta vez, más de lo normal.

Hasta este punto todo parecería ir bien: El lazo que Luzu y Auron tenían era lo que seguramente lo estaba adelantando, pero... ¿Y Luzu? El no parecía tener ningún problema. Todavía faltaban cuatro meses para el celo del Alfa.

Auron se puso un suéter negro y viejo, que Luzu habría usado incontables veces, impregnando con sus feromonas, un fuerte y agradable aroma a pino.  Luego bajó las escaleras tratando de hacer el más mínimo ruido.

—Mamá, ya te lo dije, creo que debo decírselo, es por su bien, no quiero que sufra si es que tengo que cortar el lazo algún día —

 Auron se recargó sobre la pared, que dividía el comedor con el pasillo de las escaleras, para luego escuchar con atención, la seria charla que Luzu y su madre estaban teniendo por el móvil.

—Mira, sé que no quieres que corte el lazo porque eso no es lo que debo hacer, y también sé que nos casaron por esa razó- Sí, yo, lo.... entiendo. No quieres pasar a ser una burla por eso, ya sé... sí- Yo te aviso ¿Ok? Sí... Está bien —Suspiró. —Sólo te digo que no sé hasta cuando seguiré... ¿Hola? —Su madre había colgado. Auron aprovechó y pasó al comedor. Tomó por sorpresa al Alfa, dando este un pequeño salto sobre la silla en la que estaba sentado. Liberando las feromonas más agradables posibles, para aparentar que no pasaba nada.

Both Sides | RebornPlay [Omegaverse] (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora