Capitulo 6.

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Capitulo 6.

•11 de Junio•

Bajé animadamente las escaleras, arreglando un poco mi cabello, con cuidado de no caer por las escaleras.
Me detuve en el último escalón, mirando hacia ambos lados, para asegurarme de que mi madre no estuviera por ninguna parte.

Cuando estuve casi segura que mi madre no estaba por ninguna parte, bajé y caminé directo hacia la puerta, abriéndola descuidadamente.

Sinu: Camila, ven aquí.

Habló desde la cocina.
Maldije en mi mente y cerré la puerta, volviéndome para ir hacia la cocina. ¿Cómo rayos hace eso?.

Sinu: No llegues tarde. -frunció en ceño.- Y ven a cenar.

Me apuntó con la cuchara que estaba ocupando.
Volteó nuevamente y continuó preparando algo que no supe qué era.

Suspiré y asentí, aunque ella no me viera.

-De acuerdo, mamá.

Respondí y regresé a la puerta principal, para esta vez poder salir sin que me detuviera.

Apenas cerré la puerta tras de mi noté a la hermosa chica de negro sentada en el césped de la entrada. Ella jugaba y arrancaba el césped con total concentración, así que decidí asustarla.

Caminé hacia ella en silenció y grité en su oído un "Bu".
Solo me miró y sonrió con insuficiencia.

-Agh. -me quejé y me senté a su lado.- Al menos actúa como si te hubieras asustado un poco.

Lauren: Pero de verdad me he asustado, ¿sabes?.

-Sí, claro.

Reímos juntas.
Se sintió muy bien escuchar su risa, era melodiosa, que podía estar toda mi vida escuchándola y estaba segura de que no me cansaría nunca.

Lauren: ¿Cómo haz estado?.

Preguntó con un rostro de gran interés por mi respuesta.
No noté cuándo ni cómo, pero sus dedos ya se encontraban jugando con los míos con delicadeza.

-Muy bien. -sonreí con timidez.- ¿Y tú?.

Lauren: Se podría decir que yo también he estado muy bien. -miró hacia la playa.- He pensado mucho en ti.

Dijo para después levantarse y extenderme una de sus manos.
La tomé y me levanté, sintiendo como mi interior saltaba de la emoción por sus últimas palabras.

Lauren: Vamos a caminar, ¿si?.

Miró la playa y luego a mi.
Asentí y apreté un poco su mano para hacerle saber que no la soltaría.

Caminamos en silencio por al menos unos diez minutos.
Para cuando llegamos a la playa yo ya no podía controlar la sonrisa de mi rostro, que se escapaba sola ante la felicidad de estar sintiendo su mano contra la mía por tanto tiempo.

Mi tristeza fue muy notable hasta kilometros de distancia cuando ella soltó mi mano, pero lo hizo para poder desatar sus zapatos.
Seguí su acción y saqué mis zapatos, con ellos mis calcetines.

Volví a sentir su mano contra la mía segundos después, cuando sus zapatos ya estaban en su mano contraria.
Tomé mis zapatos al igual que ella y comenzamos a caminar, esta vez por la orilla del mar.

Lauren: Si estás incómoda, puedes decírmelo.

Habló de repente, sorprendiéndome un poco el que pensara que me estaba incomodando de alguna forma.

Minutes with you. «Camren»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora