Kisses At The Night (Brahms Heelshire y tú)

Strange

Cuando me giré vi al gigante de las paredes parado delante de mí, con partes de su máscara caída, no soy tan buena artista. Pensé que me haría algo pero no fue el caso.

Has vuelto- dijo seco.

Te dije que no me iría Brahms- le respondí con cariño- ¿Me ayudas con las bolsas? No puedo llevarlas bien por mi brazo.

El medito un momento y luego sin decir nada procedió a complacer mi petición llevando la compra a la cocina.

Gracias- comenté para intentar colocar las cosas con un solo brazo, cosa que al menos al tratar de poner los cereales en la balda de arriba, que quedaba bastante por encima de mi estatura, se me cayeran encima. En ese momento creí en dios todo poderoso porque oí una risa venir desde atrás, una risueña y jocosa carcajada que provocó mi girar y ver cómo temblaban sus hombros al compás de su respiración.
Ojala fuera mucho más torpe para provocar ese acto en él, nunca lo había visto reír así.

¿Por qué sonríes?-  me espetó aún con rastro de haberse tronchado hace nada.
Me toque la cara y efectivamente estaba sonriendo como una boba, como una adolescente que imagina estar con su canon ideal mirando el techo de su maltrecho cuarto.

Porque tienes la risa más hermosa del mundo- confesé de la misma forma estúpida en la que sonreía, provocando que el contrario se tensará. Sabiendo cómo se ponía en algunos momentos salieron mis nervios temiendo por alguna mala reacción, pero simplemente miro hacia otro lado.

Oye, siento molestarte, pero de verdad que estoy más inútil de lo normal por el brazo, ¿Me ayudarías Brahms?-
No entendí que paso, pero acabo colocando prácticamente el las cosas, hasta que llegó a las últimas bolsas donde vio una figura de acción de Batman.

¿Que es esto ____?

Oh, es un juguete para ti, como pasamos mucho tiempo aquí pensé que sería bueno comprar juguetes y juegos de mesa. Además te compre algo de ropa- le expliqué con una sonrisa.
Fue ahí cuando cogió la compra que quedaba y la llevo a la sala de estar, se sentó en el sofá procediéndo a inspeccionar mis regalos.

Saco las otras figuritas; el Joker, los Robins en resumen, Batgirl y demás personajes de DC pertenecientes a Gotham. También puse Superman, por el pique que hay entre ambos caracteres, había obtenido de manera ilegal algunos tomos para entretenerme cuando fui de intrusa en un tren de carga.

Saco también luego los enseres que le había comprado, midiéndose los por encima con curiosidad, hasta aque saco uno de los vestidos que me había comprado. Era uno simple de tirantes, color babyblue con un estampados de pequeñas flores blancas.

Oh perdón, eso no es para ti- comenté con risa acercándome para colocar el vestido en otro sillón.

Pruébatelo- ordenó.

Al inicio me quedé analizando lo que me había pedido, pero acepte, no queremos brazos rotos. Me dirigí luego de coger mi a la cocina, me desvestí como pude a causa de mi lesión, pero luego de conseguirlo fui de nuevo con el.
Había desenbalado sus muñecos para jugar con ellos pero paro en seco para dirigir su mirada a mí.

Quedamos un ratos en silencio, yo esperando a que el reaccionar y el mirando con curiosidad, al menos eso pareció desde mi punto de vista. Se levantó del suelo y se acercó a mí mirándome de varias direcciones, como si fuera una de sus muñecos nuevos.

Te queda bien linda ___- dijo el, con un tono divertido. No pude evitar mi enorme sonrojo al saber que el chico que me gusta admiraba mi "belleza". - Pareces una princesa- parecía haber sonreído en esa frase.

Bueno, no creo ser una princesa, creo que sería más bien el bandido- dije mirando a mis calcetines, uno rosa y el otro blanco- Cometo hayanamiento de morada, robo y además que no cumplo el requisito de ser super guapa, de pelo liso y largo... Jeje- Reí con pena por haber confesado esta falta de amor propio que tengo. Quería abrirme con el, quiero amarlo y darle todo de mi.

Eres una princesa de pelo corto- afirmó acercándose a mi, poniendo su rostro prácticamente a la altura del mío. Gracias a la luz pude distinguir sus ojos bajo la máscara, eres tan hermosos que me embelesaron.

Brahms... ¿Puedo besarte?- mi nerviosismo tuvo que haberse notado, él abrió sus ojos en acto de pues vergüenza.

Pareció que el tiempo se detuvo, inclusive mi respiración. Aunque el compás de mi corazón fue creciendo al ver como el lentamente se levantaba la máscara dejándome ver su rostro y pegando sus suaves y cárnicos labios a los míos, no pensé nunca que algo como un beso se pudiera sentir tan bien, simplemente fue maravilloso.