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|Feliz año nuevo papi|

No soy una persona que adore las celebraciones. Es más, la sola mención de una fiesta me produce arcadas y una película se genera en mi mente.

Un cortometraje bizarro de como le sostengo el cabello a alguien. Como las ganas de vomitar me invaden al ver cómo vacía su estómago en dónde las personas ponen el trasero.

Me produce escalofríos.

Claro está; eso era antes de entablar una relación física y sentimental con mi jefe. Amante del bondashe, bdsm, azotes y un fetiche por hacer que lo llame papi de una manera añiñada. Dios lo hago sonar como si me molestará.

Pero la verdad es que me encanta.

Me preguntó cómo te verías desnuda sobre un plato y lista para mí—luego de eso se dedicó a hacerme venir incontables veces.

En ese momento no me lo tomé enserio. Pero la idea de ser su cena de año nuevo no me molesta en lo absoluto. He escogido la lencería de su color preferido y me he tragado el orgullo para no llevar las pantis puestas en el momento de subir a la enorme charola en dónde debería ir el pavo. La idea de atarte a ti mismo es estúpida—la verdad es que es difícil—pero he aplicado todo mi ingenio en atar mi pies a mis manos, ponerme una mordaza y esperar pacientemente.

Creo que voy a quedarme dormida en cualquier momento. Pero no pasa porque escucho como entra a la casa a paso rápido. El corazón me va a estallar, se tarda un poco encontrarme. Pero de reojo puedo ver como entra al comedor con una caja un ramo de rosas y una sonrisa felina que me queda bien.

Jodidamente bien.

—¿Sabes? Estaba dispuesto a azotarte por no contestar—pasa sus fríos dedos por la endidura de mi coño—pero ver esta manera tan interesante de recibirme hace que me plantee muchas maneras de premiarte.

Gimoteo en cuanto una de sus dedos se cuela en mi interior. Quizás yo estoy ardiendo pero en cuanto su grueso, frío y largo dedo me estira estoy rozando el cielo.

—Mierda—murmura—hay que abrirnos a la posibilidad de hacer de esto una tradición princesa.

Observo de manera atenta sus movimientos. Me siento como un cordero a punto de ser devorada por un lobo—espero que lo haga—sus manos quitan la mordaza de mi boca y pasa sus dedos por las comisuras de mis labios dispuesto a hacer que le ruegue.

Es que ni siquiera necesita pedirlo voy a rogarle.

—¿Desde cuándo lo planeabas princesa?

Una sonrisa de inocencia fingida se dibuja en mis labios.

—Surgio nada más papi—digo en tono meloso.

Inclina su rostro a la altura de mis pezones y mordisquea alrededor sin delicadeza alguna. Podría jurar que mi interior está ardiendo por su toque tan poco delicado. Rodea la mesa y tira del plato arrancándome un jadeo de los labios.

—Pues entonces debo comer lo que preparaste para mí—el aire caliente que desprende su boca golpea mi clítoris y yo ruedo los ojos porque su toque es tan simple.

Y el está por llevarme a la locura.

Su boca se pasea por la endidura de mi coño y su lengua se pasea como si fuera su dulce favorito. Tiro de mis piernas cuando su toque es casi imposible de soportar.

—¿Vas a correrte?—un pequeño ruido de succión hace que asienta repetidas veces—eso no es correcto.

Separa su boca y lleva sus manos hacia el broche de su pantalón. Lo deja caer y observo su gruesa polla alinearse con mi coño. Tiene los ojos oscurecidos por la excitación y yo me derrito lentamente al sentir su glande acabar con mi cordura.

—Eres una princesa egoísta—sus caderas arremeten de golpe hacia adelante y dejo escapar un gruñido al sentir como me estira—papi tiene que corregir eso dulzura.

Le importa poco que mi posición no sea cómoda porque me empala de una manera tan seca y cruda que voy a romperme en miles de pedazos si no se detiene. Aprieta mi culo sin delicadeza alguna he intento mirarlo a los ojos pero es imposible.

—Siempre lo mismo. ¿Te encanta que papi te rompa el coño? ¿O es que acaso quieres que la polla de papi profane todos esos agujeros?—gruñe mientras su pelvis choca con la mía sin delicadeza alguna—Solo yo puedo estirarlos a mi antojo ¿Verdad mi amor?

Me es imposible hablar o responder a su manera tan brutal de estirar las paredes de mi coño. Parece notarlo porque lleva una de sus manos hacia la cinta que rodea mi cuello y tira de ella cortándome el aire.

Va a acabar conmigo.

—¿De quién es tu culito mi amor?—su voz suena endemoniadamente posesiva.

Creo que me va a tomar unos segundos poder siquiera pronunciar palabra. El orgasmo comienza a rosar su capacidad máxima y el gruñe en advertencia.

—D-de papi—chillo cuando sus dedos aprietan mi clítoris y hace que me venga más rápido de lo esperado.

—Eso es. Tus jodidos agujeros son míos—gruñe.

Sigue empalandome con brutalidad buscando su propio orgasmo y en cuanto siento que se corre dentro de mi gimoteo con fuerza arqueandome hacia él.

Hay silencio por unos segundos, sale de mi y siento como su semen sale de mi hasta bajar por mi ano y caer en el plato. Se inclina hacia mi rostro y besa mis labios, es largo dulce y exije más.

Y Dios si no estoy dispuesta a dárselo.

—Feliz año nuevo princesa—murmura con los labios aún pegados a los míos.

—Feliz año papi.

🎊🎇🎆🎏🎎

Hi!

Feliz año nuevo 🎉

Bueno hipotéticamente no es aún pero creo que se entiende el punto. Por ciento si encuentran algún error ortográfico me disculpo lo corregiré después.

En fin.

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Andrea 💚💙

Menos de dieciochoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora