Cuatro días han pasado desde que Joana volvió a clase, cuatro días desde que nos vimos de nuevo, cuatro días desde que escuché su voz hablándome, cuatro días desde que levantarme de la cama no es la tarea mas puto difícil del mundo y cuatro días desde que no sueño que me ahogo y nadie me escucha cuando grito por ayuda.
“¡Ala!”
Entro a la cocina y Dani lleva ambas manos a la boca, haciendo un ruido exagerado de sorpresa, mirándome y luego mirando al reloj que está en la pared.
“Pero, Cris, tía. Que te has despertado y hasta temprano.”
Giro los ojos y cruzo los brazos, que es demasiado temprano para este chaval y sus tonterías.
“Calla, pesao.”
Niego mientras camino detrás de él para ir a por una taza, servirme algo de leche e ir a la silla junto a mi hermano y sentarme.
“Tío, Dani en serio para.”
El idiota de mi hermano sigue viéndome en shock, con una sonrisa burlona pesimamente disimulada y me observa aún mientras me llevo el trozo de tostada a la boca.
“Pero ¿tú te sientes bien? Vamos a ver, ¿no tendrás fiebre verdad?”
Pone su mano en mi frente y yo le doy un golpe para alejarlo de mí, dándole una advertencia con la mirada y hablando con la boca llena de comida.
“Última advertencia hermanito, tu sigues de pesado y yo te hago mascarilla de leche y tostada.”
Él ríe, alzando ambas manos en señal de rendimiento y yo vuelvo a poner los ojos en blanco, pero ya sin dejar de luchar contra la sonrisa que se quería formar desde que entré a la cocina, la verdad es que estos días me he sentido mazo mas alegre y el que el capullo a mi izquierda se sienta en libertad de ser quien es normalmente me indica que también lo ha notado. Pero, así como juega uno, juegan dos, y es mi turno de joderlo un poco.
“Oye Dani, que Amy me ha dicho que por fa no estés llegando tarde a los entrenos de la aso, que hay que dar una impresión con los padres y tal.”
Y la respuesta es justo como la esperaba, mi hermano casi se ahoga con el café y sus ojos doblan su tamaño entrando a un momento breve de pánico.
“¿Pero que dices? A ver, que yo no he llegado tarde en ningún momento, ¿eh? A todas las juntas voy puntual y a la junta con los padres hasta llegué temprano y…”
Lo miro atentamente, llevando una mano a mi barbilla y apretando los labios, asintiendo mientras va hablando en una perfecta actuación a estar prestando atención a todo lo que está diciendo y solo espero el momento en que se de cuenta que me estoy metiendo con él. No tarda demasiado y que bueno porque no creo que hubiese podido contener la risa más tiempo.
“Jo-der, tía que puto susto me has dado.”