Cumpleaños

981 86 13
                                    

Han pasado cinco días desde el accidente, cinco días en lo que Joana sigue sin despertar, conectada a mil máquinas y con un tubo en la garganta, cinco días en los que no he parado de llorar y que Amira no ha salido de mi casa más que para obligarme a ir al insti, cinco días en los que Dani me lleva al hospital y vuelve por mí en las noches, cinco días en los que despierto a mitad de la noche sin poder respirar.

Y hoy no es diferente, me despierto a mitad de la noche y Dani enseguida me dice que todo está bien y que estoy en mi casa, los días que Amira no ha dormido aquí él se ha quedado dormido en el piso de mi cuarto sin importar cuantas veces le he dicho que no es necesario, pero la verdad es que si me tranquiliza mucho tenerlo allí.

“Ey, Cris, respira. Estás bien.”

Toma una de mis manos entre las dos suyas y me espera a que me tranquilice.

“Respira, Cris.”

Asiento con la cabeza e intento respirar profundamente, inhalando por la nariz y exhalando por la boca, siguiendo las instrucciones de un video que Nora me mando hace un par de días que me empecé a sentir mal en el insti, y por una tontería, además, solo íbamos caminando por el pasillo cuando paso junto a nosotras una chica con las puntas del cabello moradas y perdí el control, me quedé congelada sin moverme a mitad del pasillo sin poder respirar.

Dani se sube a la cama y aprieta un poco mi mano, dándome mi tiempo para que pueda alzar la cara y mirarlo. Cuando lo hago siento mis ojos aun llenos de lagrimas y mi respiración sigue siendo agitada, pero manejable.

“Dani, perdona. De verdad no tienes que pasar las noches así, necesitas descansar también.”

Él me sonríe suavemente y alza los hombros.

“No que va, además tu cuarto es el mas cómodo de todos.”

Su sonrisa se cae y me mira preocupado.

“¿Estas mejor?”

Encojo los hombros y hago una mueca con la boca.

“No se, supongo…. No en realidad.”

Me abraza y yo pongo mi cabeza en su hombro.

“Venga Cris, las cosas mejorarán, ya te lo digo yo.”

Suspiro profundamente y asiento sin ganas. Cada día me es más difícil creerlo y cada día me es más difícil escucharlo, Joana sigue sin despertar y yo sigo sintiendo que estoy atrapada en un sueño.

“Anda Cris, intenta dormir un poco más.”

Sin decir nada más, me recuesto en mi cama y abrazo mi almohada, no tengo sueño en realidad, pero me siento agotada, si pudiera dormiría todo el día completo hasta tener más noticias. No sé en qué momento me quedo dormida, pero me sueño en ese parque otra vez, intentando gritar, pero mi voz esta distorsionada, y cuando llega la luz brillante del auto Joana desaparece por completo.

Despierto y Dani no está en mi habitación, me empieza a dar un poco de ansiedad estar sola así que me paro de la cama, me lavo la cara y salgo a la cocina, sin hambre, pero sin ganas de estar sola en mi habitación, y cuando estoy por entrar Dani sale y me detiene, se ve un poco apenado y preocupado, lo que me hace entrar en pánico inmediatamente.

“¿Qué es Dani? ¿Qué ha pasado?”

Pone su dedo frente a su boca para indicarme que no haga ruido y damos unos pasos alejándonos de allí, el exhala por la boca y desvía la mirada un momento.

“Dani, suéltalo ya, me estas poniendo nerviosa.”

“Ya, ya.”

Me mira y no entiendo muy bien que está pasando por su mente.

“Venga, Cris, que lo siento, ¿vale? Yo lo había olvidado por completo, pero mamá no y ya te está esperando en la cocina.”

“¿Qué? ¿Para que? Ya dime que no entiendo nada.”

Suspira tristemente y me abraza por los hombros.

“Feliz Cumpleaños hermanita.”

Me quedo completamente fría, ¿en verdad es mi cumpleaños ya? Joder, eso significa que probablemente las chicas tengan algo preparado para intentar animarme, le regreso el abrazo y resoplo cansada.

“Que pesada, tío. Que tengo cero ánimos de nada.”

“Ya, si lo sé. Por eso te advertí, para que no reaccionaras mal al entrar, ¿vale? No necesitas el estrés extra.”

Termino el abrazo y doy unos pasos hacia atrás.

“Sí, tienes razón. Pues vamos.”

Caminamos de regreso a la cocina, Dani entra antes y yo me tomo dos segundos mas para intentar tranquilizarme antes de entrar, y en cuanto lo hago mi madre me saluda con una pequeña tarta y un poco de chocolate para beber.

“Feliz cumpleaños, hija.”

Sonrío lo mejor que puedo y le agradezco sentándome a la mesa para picarle un poco solamente para evitar mil preguntas y después irme a vestir para ir al insti. Dani está parado detrás mío recargado en la pared, y le paso la tarta para que coma un poco.

“Hija, me alegra mucho verte comer un poco, desde que paso lo de tu amiga has estado muy descuidada y va siendo tiempo que espabiles un poco.”

Enseguida de eso Dani pone su mano en mi hombro apretando levemente, yo contengo la respiración y cierro los ojos haciendo todo lo posible por evitar una escena, siento las lágrimas formándose aun con los ojos cerrados y dejo la taza con el chocolate en la mesa.

“Mamá, ahora no.”

“Cristina, no me lo tomes a mal. Yo solo lo digo porque no te ves muy bien que digamos, entiendo que lo de tu amiga es muy triste, pero debes tú de seguir con tus cosas, no puedes…”

Pero ya no estoy escuchando lo que dice, estos días solo tengo dos emociones reales: la tristeza y el enojo, y es muy fácil que cambie de una a otra, y nadie lo logra mejor que mi madre. Puedo escuchar su voz de fondo, pero no logro entender nada de lo que dice, siento que estoy temblando y creo que es así porque Dani pone su otra mano en mi hombro y me sostiene como intentando prevenir lo que está por pasar.

“¿Mi amiga? ¿Mi amiga? Bueno es que tu no te enteras de nada, ¿verdad?”

“Cris.”

La voz de mi hermano es de advertencia, estoy por cruzar una línea que no podre recuperar y aunque estoy segura que no es el momento ni la manera, es la única forma que tengo de hacerlo en este momento. Así que quito sus manos de mis hombros y me pongo de pie.

“Que ella no era… es. Que ella no es mi amiga, mamá, es mi novia. Sí. Como lo oyes. ¡Mi novia! ¿vale? Y no me pongas esa cara que tampoco es la primera vez que te lo digo, pero tu decidiste ignorarlo, así como a todo lo que te digo.”

Mis manos están temblando y las cierro en puño intentando controlarme, golpeo el suelo con mi pie y exhalo de golpe por la nariz antes de continuar.

“¡Y ella está en el hospital con un golpe tan fuerte en la cabeza que lleva días respirando por un tubo, nadie sabe que va a pasar, si va a despertar o no, y que pasara si despierte! Ni siquiera se si me va a recordar cuando despierte, y si me recuerda no se si me va a querer ver… o si sus padres me van a dejar verla.”

Me tengo que detener para respirar, mis ojos se llenan de lagrimas y descubro que puedo sentir una cosa más: frustración.

“A ver Cristina, no te voy a permitir que me faltes el respeto de esta forma hablándome en ese tono. ¿Oído? Y dime las cosas con mas calma porque no entiendo lo que dices, no se de donde sacas eso de que es tu novia cuando tu siempre has tenido novios y no voy a permitir que inventes cada cosa solo para salirte con la tuya.”

Enojo de nuevo.

“¿Para salirme con la mía? ¿Qué parte de todo esto te parece que es salirme con la mía? ¿Qué mi novia esta en el hospital por mi culpa? ¿Qué mi madre no me cree lo que le digo? ¿Qué es mi puto cumpleaños y desearía que nadie lo recordara porque no tengo ánimos de nada? Dime exactamente que de esto me beneficia a mi, porque yo no lo veo, de verdad.”

Dani me toma del brazo para distraerme, pero yo me zafo con un movimiento un tanto brusco.

“No Dani, déjame en paz. No es posible que no puedo siquiera ser quien soy en mi casa.”

Volteo a ver mi madre y apenas y logro distinguir su expresión por todas las lagrimas que se juntan en mis ojos.

“¿A ti te parece justo? ¿Que no pueda ni hablar con mi mamá de lo mal que estoy porque no puedo decirle la verdad de quien soy? ¿Te parece justo, mamá? ¿Qué tenga que pasar todos los días encerrada en mi cuarto porque no puedo responder tus preguntas sin sentir que me vas a juzgar porque no soy quién esperabas?”

Me detengo porque no tengo más aire, no tengo más fuerza para seguir hablando fuerte, me llevo una mano al estómago y vuelvo a hacerle una pregunta.

“¿Algo de eso te parece que es salirme con la mía?”

Termino de decir eso y se queda toda la cocina en silencio, solamente se escucha mi respiración superficial y los ruidos de la calle.

“¿No dices nada? Pues venga, me voy.”

Salgo de la cocina y antes de entrar a mi cuarto Dani me toma de la mano.

“Cris, yo…”

Le sonrío tristemente y sacudo la cabeza.

“No importa, Dani. Tengo que alistarme, ¿vale?”

Me suelto de su agarre y entro a mi cuarto, miro mi cama y tengo que recordarme que tengo tareas que entregar y no puedo solo echarme todo el día a llorar. Me baño, visto, peino, maquillo, agarro mis cosas y salgo de casa, pero antes de salir por el portal le mando un mensaje a Amira diciéndole que la veo en el insti, que no tengo ganas de ver a nadie, ignoro todos los demás mensajes y grupos y me voy al insti.

Una vez allí hago lo posible por evitar a todo mundo, no tengo la energía para recibir felicitaciones y mucho menos abrazos de la gente, lo único que quiero es terminar el día e irme a mi casa. Desafortunadamente no puedo, y a la hora del almuerzo por mas que intento alejarme de todos, las chicas me encuentran en una banca detrás de las canchas y no se que me molesta mas, si su cautela al acercarse a mi, si sus caras de lastima, o el que me hayan traído otro pastel y un regalo. Se sientan junto a mi sin decir nada y me abrazan entre todas.

“Sabemos que no tienes muchos ánimos, pero aun así es tu cumpleaños y es importante que lo podamos celebrar, aunque sea un poco.”

Eva es quien habla, lo dice aun cuando yo no he alzado la vista de mis zapatos desde que llegaron.

“Y te hemos traído esto, no es mucho, pero es un detalle de todas… eh, y de Joana también, lo teníamos comprado hace semanas.”

Solo al decir su nombre es que logra captar mi atención y alzo la cara para recibir la bolsa, la abro con las manos temblorosas y dejo salir una risa mezclada con un pequeño llanto al ver lo que hay dentro; saco de la bolsa un peluche de un sapo que tiene unos cascos blancos como si estuviera escuchando música. Me pierdo un poco viéndolo, esto lo ha escogido ella fijo.

“Eh, ¿Cris?”

Miro a mi derecha donde están Viri y Nora, es Nora quien ha hablado y me ve con una expresión tensa.

“Ahm, hay una cosa mas que queremos darte.”

Se pone de pie hasta que queda frente a mi y habla sin mirarme.

“Esto lo han encontrado los chicos mientras estábamos en el hospital y creemos que es mejor que lo tengas tu.”

Ella estira su mano y yo la mía abriendo la mano para que me de lo que tenga que darme.

“Es el colgante de Joana.”

Miro a Nora y luego miro a las demás chicas, todas tienen la misma expresión y yo contengo la respiración en lo que Nora me da el colgante, lo tomo con ambas manos y lo observo con atención, exhalando lentamente por la boca. Después de unos minutos de silencio, me lo cuelgo al cuello y les hablo en voz baja.

“Gracias chicas, de verdad”

Las cuatro me vuelven a envolver en un abrazo y mi móvil suena en mi bolsillo; es un WhatsApp de Dani.

- Cris, he hablado con los padres de Joana y accedieron a poner tu nombre, y el de las demás, en la lista de visitas de Joana.
- No es mucho, pero, considéralo mi regalo de cumpleaños.

Es lo primero que me ha hecho sonreír en días, finalmente podré verla, sostener su mano, estar ahí con ella. Les leo los mensajes en voz alta y decidimos ir al hospital; voy todo el trayecto en silencio, jugando con el colgante entre mis dedos. Una vez ahí, damos nuestros nombres y el de Joana y nos indican que solo podemos entrar dos personas a la vez, así que entramos primero Amira y yo, mientras más nos acercamos al cuarto más nerviosa me siento, Sostengo el colgante en una mano fuertemente y con la otra abro la puerta que me llevara a Joana.

Entrar ahí es irreal, la luz blanca y las paredes blancas dan la ilusión de que todo es un tono tenue de azul, como un sueño, me acerco lentamente a la cama y memorizo todos los detalles, los cables, las máquinas, los tubos, las partes de su cara que son de su color de piel y las partes que aún se ven moradas. Honestamente olvido por completo que Amira entró también, y tomo la silla para acercarla a la cama y sostener su mano.

“Ey…”

Mi voz es baja y me sorprende poder decir algo.

“Dicen que, si nos pueden escuchar, lo mejor sería hablarle normal, Cris, como si pudiera contestarte.”

Amira se ha sentado del otro lado y me habla sin despegar la mirada de Joana.

“Pues… hoy es mi cumpleaños, y es el peor que he tenido la verdad, venir a verte es lo mejor que me ha pasado en todo el día. Bueno, eso y que he podido recuperar tu colgante, del que sigo esperando me digas que significa.”

Un par de lágrimas empiezan a caer silenciosamente y las limpio.

“Amira está aquí también, y las demás están abajo esperando pode verte. Todos te echamos muchísimo de menos.”

Aprieto su mano con fuerza y respiro profundamente, no pensé que fuera tan extraño estar hablando así con ella, pero es mucho mejor que seguir sin verla.

“¿Qué crees? Que por fin le he dicho a mi madre que eres mi novia, vaya momento que he elegido, ¿verdad? Ya sabes que eso del drama se me da.”

“Cris…”

Miro a Amira y alzo los hombros, ni a ella le había contado de eso.

“La verdad ha ido como el culo, después de decirme que solo invento cosas para salirme con la mía le he gritado algunas cosas más y no me ha dicho nada desde entonces, y eso fue en el desayuno. Ahora no quiero ni volver a casa por lo que me vaya a esperar llegando.”

Suelto el colgante para tocar su cara y su cabello, la emoción me invade y todos los recuerdos me llegan de golpe, subo su mano para dejarle un beso en el dorso y después la pongo en mi mejilla, no se puede comparar en nada a como ella lo hacía, pero tomaré lo que pueda.

“Amor, tienes que despertar. Te prometo que ya no puedo seguir así, es difícil todo, todo me recuerda a ti, todo me hace llorar, creo que ni siquiera he escuchado música desde…”

Cierro los ojos y exhalo lentamente intentando controlarme.

“Solo abre los ojos, ¿vale? Ya lidiaremos juntas con lo que venga después. Solo abre los ojos pronto… por favor.”


Bajo El AguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora