Pretty Boy ✧ Muke

1 ✧ Glitter

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"I feel like glitter, and every time you come around
You're the one that I wanna give my life
You're the one that I need to give my time"

Glitter – Tyler, the Creator

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Odiaba las clases de matemáticas.

Es decir, ni siquiera era el hecho de que las matemáticas de por sí eran increíblemente aburridas e insignificantes para su vida diaria (teniendo en cuenta que, su plan de los quince sobre convertirse en una Estrella de Rock seguía relativamente en pie). El odio provenía del hombre que se paraba delante de la clase todos los lunes a primera hora. El mismo que amaba hacer referencias sobre su cabello, o lo obligaba a participar en clase cuando era claro que ni siquiera estaba prestando atención.

Estaba seguro que Torres tenía una clase de vendetta hacia su persona luego de que su auto terminara con cascaras de huevo para el día de los inocentes, cuando, en realidad, no era exactamente su culpa (Bueno, había sido un reto de alguien más, y Michael Clifford no era conocido por ser una gallina). Por lo tanto, participar en esta tortura era algo que solo lo hacía querer estrellar la cabeza contra su mesa y tener alguna clase de contusión que hiciera su salida de este lugar más fácil.

Se encontraba sentando en la última fila de asientos, mientras auriculares estaban pegados a sus oídos desde el momento que llegó a la escuela, viendo al hombre de enfrente escribir en el pizarrón de tiza luego de haberle dado una larga charla sobre la "Importancia de dejar llegar tarde a sus clases". Claro, como si fuera algo que realmente le importara. Tampoco era como que planeara graduarse con las mejores notas, o tuviera altas expectativas en que alguna universidad fuera de este pueblo fuera a fijar su atención en su persona.

Quizá, fijarían su atención en alguien como Beatriz, que tenía los mejores promedios en casi todas sus clases y siempre se sentaba en las primeras carpetas de los salones con esas grandes gafas sobre el puente de su nariz. O, en alguien como el idiota de Tyler, capitán del equipo de futbol, y con quien había tenido más altercados desde que inició el año. No se fijarían en un adolescente de diecinueve años que fue expulsado de su anterior secundaria, tenía más de dos suspensiones, el cabello rojo, tatuajes y piercings en el rostro. De todas formas, tampoco era como que tuviera un plan trazado cuando saliera de este lugar.

Soltó un suspiro para luego levantar sus viejas Dr. Martens sobre el escritorio de su carpeta, mientras subía el volumen de sus auriculares y notaba a Ciara, del asiento del frente, darle una mirada de fastidio por tener sus pies demasiado cerca de su espalda. Claro, como si realmente le importara.

Hubo un momento en que el hombre de su delante dejó de escribir al escuchar un suave toque al otro de la puerta, ocasionando que dejara la tiza en su escritorio y se acercara hacia esta, momento perfecto en el que los demás alumnos sacaron sus celulares o comenzaron alguna clase de conversación con la persona de su costado. En su caso, hizo lo primero, sabiendo perfectamente que no había forma que alguien pudiera sentarse a su lado por voluntad propia en esta clase. Lo contaba como una ventaja, y más espacio para tomar sus acostumbradas siestas en matemáticas.

Notó por el rabillo del ojo al maestro hablar con la subdirectora, la misma mujer que lo descubrió algunas veces fumando a las espaldas de la escuela y le llamó la atención por el color de su cabello lo primera vez que lo tiñó de rosado. Ella se encontraba al lado de una figura más alta que no pudo reconocer bien, pero una vez el maestro cerró la puerta y la figura pudo entrar, fue capaz de poder posar su completa atención en ella.