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Cuando su boca por fin fué liberada al igual que su cabeza, el débil cuerpo tembloroso del chico cayó a la cama. Por su boca, aún quedaba un poco del líquido seminal. Ésto no le gustó en absoluto al adulto.

-¿Por qué no lo tragaste todo? ¿Acaso no te gusta?
Lo tomó por el cuello y le dió un puñetazo directo en la mejilla, sin dejar de ahorcarlo.

El jóven esqueleto, como pudo, intentó frenar el golpe pero fué en vano. Con sus ojos llorosos, se disculpó y rápidamente comenzo a lamer su boca para intentar limpiarsela.

-Asi me gusta.
Lo soltó.

Su débil cuerpo volvió a caer a la cama. Inhalando y exhalando de forma rápida, pues estaba sofocado.

Las manos del adulto volvieron a tocar el cuerpo ajeno, esta vez volteandolo; elevando solo la parte baja y bajando la espalda del esqueleto.

-M-maes..tro.. ¿Ot..t..tra v..vez..?
Preguntó como pudo el pequeño, limpiando la poca sangre de su nariz.

-Dime que lo quieres.
Ordenó, apretando la columna baja del chico.

-¡Ngh! -Se contrajo al sentir aquello, le resultaba doloroso pero aún asi obedeció.
- Lo... Quiero...
Pidió en un tono ligeramente firme.

-¿Que es lo que quieres, Sans?
Preguntó en un tono suave y amable.

-Q-quiero... Su verga dentro de...m..mi...Por favor..Maestro..

Dijo de manera sumisa, evitando voltear la mirada al adulto, ya que sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Cuando terminó de decir aquello, mordió de manera fuerte sus labios hasta hacerlos sangrar, sintiendo la arremetida ajena, adentrarse con brusquedad, lastimandolo nuevamente, obligandolo a retorcerse y empuñar las manos en las sabanas, las cuales eran el unico testigo de aquella atrocidad que estaba pasando el chico.

Los segundos eran eternos. Cada arremetida parecía más brusca que la otra, sus piernas se sentían dormidas y su entrepierna ardía y dolía, su mente ya no pensaba con claridad, estaba poco a poco colapsando, incluso su saliva no se mantenía en su boca, ya no tenía fuerzas para nada, solo se quedaba quieto, siendo empujado una y otra vez contra la cama la cual crujía y crujía, lo único que escuchaba ahora era la respiración agitada del adulto y el crujido de la cama.

Después de la segunda corrida, Gaster se percató del estado del niño, asi que lentamente se separó, asegurándose de que no esté muerto.

-Oye, no me digas que ya te cansaste... Yo aún no estoy satisfecho. Éste año mi periodo de celo a aumentado bastante asi que, si no vas a ayudarme con eso-Se puso de pie -Iré a buscar al otro inútil, solo espero que no caiga tan fácil como tú.

En eso, el adulto sintió que una pequeña mano le sostuvo la manga del suéter.

-N..no... Maestro.. Aún puedo seguir...

Dijo con su último aliento, sujetandolo con debilidad, mirándolo desde abajo, con una mirada cansada.

El mayor sonrió.
-Demuestralo.

El jóven esqueleto lo soltó suavemente y como pudo, aún con su cuerpo tembloroso, se posicionó a cuatro patas en la cama, bajando un poco más su espalda, abriendo ligeramente más las piernas.

-Quie..ro... Más.... D-demelo...

Gaster volteó hacía él con una sonrisa.

-¿No se te olvida algo?~

En eso, el jóven esqueleto cierra sus ojos, deseando que termine de una vez, abriendo su boca para decir.
- Por favor~

El adulto se acercó y se posicionó sobre él, volviendo a colocar el miembro, ésta vez, siendo gentil al inicio.

-Buen chico~ -Dijo para luego arremeter con brusquedad.

-¡A-AGHH! ¡M-maestro~~! ¡Mffgh! - Su cabeza fué hundida contra la almohada para acallarlo.

Buen chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora