.14

29 4 0
                                    

Cerró la puerta al salir.

- Alphys ¿Que pasó? -Preguntó Papyrus poniéndose de pie.

- No mucho... Él está bien... Volveré mañana si me lo permites...

- Ah.. Si.. Si, por favor... -Decía mientras la acompañaba a la puerta, se notaba que tenía cosas que atender en otro lugar.

- Ah, antes de irme... —Le tomó la mano a Papyrus— Procura que se quede contigo una hora después de comer.

- Bien, Gracias por haber venido Alphys.

Ésta le sonrió amablemente y luego se retiró.

.

Esa misma noche, Papyrus llevó la cena al cuarto de Sans. Ambos comieron juntos, y tal como dijo Alphys, éste se quedó con él una hora después de comer. Notando él nerviosismo de Sans.

- Hermano.. ¿Estas bien? ¿No te gustó la cena? -Se preocupó pero intentó no acercarse mucho.

- N-no.. Estaba delicioso... Es solo que.. No estoy acostumbrado a que estés aquí sin decirme que recoja mi habitación hehe~ -Respondió con una sonrisa típica.

El más alto no borraba su rostro de preocupación.

- Creo que ya es un poco tarde para seguir despiertos... Además—Fingió un bostezo—Ya tengo sueño- Dijo en un intento por hacerlo irse.

- Bien... Duermete, yo me quedaré por si necesitas algo... -.

- No necesito nada, Paps. Vete a dormir, yo estaré bien -Siguió insistiendo con una sonrisa.

- ¿Por qué quieres echarme? -Preguntó Papyrus, viéndolo a los ojos— ¿Y si hoy quiero dormir contigo? -.

- Ah... Paps... -Se tocó la frente y cerró los ojos un tanto irritado. Luego suspiró y habló- Sabes que tengo fiebre... No quiero contagiarte...

- ¿Es eso o realmente ya no me quieres a tu lado? -Preguntó ahora estando de pie el más alto.

- Por Dios Papyrus, solo quiero dormir pero no puedo si estas aquí. ¡Y no! No puedes quedarte aquí porque no quiero contagiarte. ¡Entiendelo de una puta vez!— Sin darse cuenta su magia se manifestó durante la discusión, terminando por asustar al más alto.

- Sans... -Exclamó con miedo.

El más bajo cerró los ojos y apretó las sábanas. Suspiró y se relajó entonces.

- Papyrus... Lo siento... No debí gritarte...  Si quieres dormir aquí conmigo hoy.. Está bien, ven. Solo estoy molesto porque no sé que me pasa...—Su rostro al fin se relajó- No sé que hacer... Todo ésto me consume... Yo jamás podría hacerte daño, no quiero pero él sigue aquí...- Consumido por sus pensamiento lentamente dejó salir fracciones de su problema.

El más alto lo escuchaba con atención hasta que mencionó a alguien más pero no supo de quien se trataba.
Se acercó entonces y lo abrazó, logrando calmar a Sans.

.

Esa noche durmieron juntos, a pesar de las advertencias del mayor, el menor igual se quedó con él.

No se escuchaba ningún ruido alrededor, todo era paz y silencio, a excepción por Sans, no paraba de moverse y quejarse, parecía estar luchando con algo.
Pronto Papyrus sintió lo inquieto que estaba, cuando al fin se despertó y abrió los ojos, vió como temblaba y lloraba.

- Sans..? -Susurró para asegurarse de si de verdad estaba dormido.

El contrario no lo escuchó, siguió inquieto, su cuerpo se contraía y entre susurros pedía "Ya no más, por favor" entonces dejó de moverse pero sin dejar de llorar, "No le hagas daño... Desquitate conmigo... Maestro.. Ha.. Hazmelo otra vez".

Papyrus lo escuchó con claridad, no lo podía creer, comenzó a llorar, sentía que algo le estrujaba el pecho. Sans estaba sufriendo y no lo había notado hasta muy tarde.

- Sans... No llores... Estoy aquí... Voy a salvarte, no te dejaré sólo jamás-Habló entre sollozos mientras lo abrazaba con cuidado.

El mayor sintió el abrazo pero aún dormido pensó que se trataba de Gaster queriendo romperle los brazos, rápidamente Sans se despertó y comenzó a gritar.

- ¡VETE! ¡VETE! ¡VETE!
Gritó desesperado, viendo hacia la nada, sin dejar de llorar.

Papyrus se asustó y atinó a cubrirse los costados de la cabeza, sin saber que hacer, rápidamente se alejó y agitó los brazos.

- No estoy tocandote, eres libre! ¡Eres libre hermano! Escuchame! ¡Eres libre!
Repitió hasta ver que el contrario se calmaba y volvía a caer rendido al sueño.

Luego de aquello, el menor se preocupaba más y más por el estado psicológico de su hermano.

Buen chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora