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Habían pasado dos horas desde que empezaron a buscar a Sans. Preguntaron a casi todos en el underground.

Papyrus estába muy asustado por no encontrarlo, sus lágrimas caían.

Cuando Mettaton se dió cuenta, rápidamente se acercó.
- Oh, tranquilo, cariño, ya aparecerá y veras que nada le pasó~.
Lo consolaba con dulzura mientras lo abrazaba.

.

-Chupalo bien, perra.
Ordenó, jalando la correa del collar de Sans.

El esqueleto, un tanto asfixiado, siguió metiendo y sacando el miembro de su boca, sin dejar caer ningúna gota. Sentía un cosquilleo por todo el cuerpo, pronto ya no lo sintió, fué porque no lo estaba lastimando, asi que intentó pensar en otra cosa para que sea más rudo.

-¡¿QUE MIERDA?!
Se quejó el chico, apartandolo bruscamente de un empujón.

Sans cayó de espaldas, sonriendo pues sabía lo que se venía.

- ¡¿Como te atreves a morderme la pierna?! ¡¿Estas demente?!
Se acercó imponente y lo tomó del cuello, arremetiendo con un rodillazo en la cara del esqueleto.
- Me largo... Me da igual si te vas.
Finalizó, prendiendo un cigarro en su boca, intentando retirarse del cuarto.

- ¡No!
Exclamó el esqueleto, tomándolo de la pierna y aferrándose.
- Lo.. Siento.. Por favor... No te vayas..
Pidió mirando hacia arriba, con unos ojos realmente suplicantes, con el rostro algo golpeado.

.

- Sigue saltando.. Ah.... Más fuerte... Ya casi..

- ¡Nh!~ aah~~ B-BurguerPants~

- Tsk.. N-no me- ah~... Llames asi...

El chico se encontraba sentado en la cama, sosteniendo con una mano detrás de él, su peso en la cama, y con la otra, sujetaba el cuello del esqueleto que estaba sentado sobre él, disfrutando de cada minuto que era golpeado. Éste no paraba de saltar, casi con la lengua afuera y babeando, seguía moviendo sus caderas dejando entrar y salir aquel falo ajeno.

- Oye... Ah.. Ya que tanto te gusta que te golpeen...

Dijo el chico, bajando una mano, agarrando la parte inferior de la costilla del esqueleto, y poniendo la otra mano en su boca.

- Veamos si aguantas una costilla rota~.
Agregó, minutos antes de empezar el forcejeo.

Los ojos del esqueleto se abrieron por completo, y aunque estuvieran teniendo sexo aún, sabía que no saldría bien.

Buen chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora