-Y por todo ese cariño que te tenemos, Soobin -dijo mi padre, radiante con su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión- queremos que formes oficialmente parte de esta familia.
Así que este es nuestro regalo de cumpleaños, la mano de n...
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•8 años•
Galletas de chocolate
Mamá se arreglaba para ir al teatro con mi padre, llevaba un vestido liso de seda rosa y un sombrero con plumas que yo utilizaba para disfrazarme de indio nativo cuando Yeosang, Wooyoung y Changbin venían a jugar a la casa. Si mamá se enteraba de eso, era niño muerto.
Nos dijo que se irían en cuanto llegará la nueva niñera. La anterior fue una anciana de cabello gris que no hacía más que apretarme las mejillas cuando rompía cosas o desobedecía órdenes. Acostumbraba a comportarme mal y a ser muy entrometido, la niñera no soportaba mi manera de ser.
Como ella vivía aquí, en una habitación al lado de las nuestras por si se nos antojaba algo por las noches, era insoportable. Controlaba cada minuto de nuestras vidas, hasta que un día murió.
Papá nos dijo que ella se fue a hacer un viaje para visitar a unas hadas que vivían en Escocia, Hyunjin se lo creyó y le escribió una carta que mamá prometió enviársela. Taehyung y yo sabíamos la verdad, la mujer ya había pasado a la otra vida y por lo que escuché hablar a las cocineras, fue de un ataque cardíaco. Como era demasiado pequeño para medir la gravedad de una muerte, solo me alegré de no tener que soportarla más. Era más parecida a una bruja que a una amiga de las hadas.
Cuando ella subió corriendo las escaleras para darse un retoque de último minuto, sonó el timbre retumbando por toda la casa. Siwon, el "mayordomo", se apresuró con su paso de pingüino a abrir la puerta. Un viento se coló hacia adentro e hizo que estornudara, nos habían vestido para la ocasión con unos espantosos trajes de color lila a todos iguales, nos formamos en fila por orden de estatura y nos quedamos quietos cuando la nueva niñera entró.
Era joven, me relajé en cuanto le ví el rostro. A su lado iba una niña de cabello negro y parecía ser más grande que Taehyung, era alta y vestía unos jeans y una chaqueta verde mojada por la lluvia. Supuse que sería su hija, no me gustó la idea de que vinieran otros niños a vivir a mi casa.
—¿Aquí es? —preguntó la chica, masticando chicle. La niñera asintió y nos sonrió con amabilidad.
Hyunjin no sé resistió y se apresuró a abrazarla, era un niño bastante encantador que se encariñaba rápido con las personas. La niñera lo levantó y lo abrazó como si fuera su propio hijo, tal vez no era tan mala como la anciana.
—Tú debes ser Hyunjin, me han contado mucho sobre ti —le dijo ella. Hyunjin abrió mucho los ojos sin caber en la felicidad, se llevarían muy bien.
—¿Quién es ese niño? —preguntó de repente mi hermano. Apuntaba detrás de la niñera y la impaciencia hizo que se revolviera entre los brazos de ella. La niñera lo dejó en el suelo y se movió unos cuantos centímetros para dejar al descubierto a un niño de mediana estatura con el cabello azabache, con las mejillas rojas y los ojos hinchados. Había estado llorando y se notaba a kilómetros.
