• 17 años •
Sí o sí
El sol invernal me molestaba, habían corrido las cortinas de mi habitación y eso logró despertarme. Estaba tan frío que ni la luz me convenció para salir de mi cama, estaba cómodo entre las tibias sábanas y la esponjosa almohada que mamá me había comprado la semana pasada.
Era una paz, una tranquilidad amortiguadora.
Hasta que Hyunjin entró corriendo y se puso a saltar sobre mi cama.—¡Es el día, es el día! —gritaba. Se tiró encima de mí y me destapó.
Busqué las mantas con mi mano, pero las había apartado hasta dejarlas al borde de la cama. Genial, ahora debía levantarme.
—¿De qué estás hablando, enano? —le pregunté irritado. Los ojos de Hyunjin brillaban de excitación, algo le tenía muy emocionado. Algo que yo no podía recordar.
—¡Es el día! —repitió. Le tire el cabello y lo boté al suelo. Se quejó un buen rato hasta que al fin se quedó callado.
—Ahora que estás calmado y no estás aplastandome, me dirás de qué bendito día estás hablando.
—¡Es el cumpleaños de Soobin! —exclamó.
Claro, era el cumpleaños del gigante. Lo había olvidado por completo. O al menos eso intenté.
—¿Y por eso me despiertas? —le gruñí. Hyunjin ya tenía catorce años y aún seguía siendo bastante infantil. Yang mi cuidaba de él como si fuera su hijo, como Lía se había marchado hace ya algunos años a Londres para estudiar, consolaba su tristeza en velar por la felicidad de Hyunjin. De cierta manera eso me gustaba, ni Yang mi ni Hyunjin sufrían, se tenían el uno al otro cuando más se necesitaban.
—Sí, es que ya es un adulto. ¡Ahora es un hombre! —gritó otra vez. Iba a dejarme sordo antes de que yo cumpliera los 18.
—¿Y qué se supone que era antes? —ambos miramos hacía la puerta, donde Soobin se apoyaba en el umbral con los brazos cruzados sobre su pecho. Iba en pijama al igual que Hyunjin, tenía el cabello despeinado y se notaba de lejos que recién había despertado.
—Eras un hada —le dediqué una sonrisa burlona y él me devolvió una mirada asesina. Tuve una larga discusión con él después de que me regalará a Nana, le expliqué que todos esos años creía que el hada de las galletas me las dejaba frente a mi puerta cada vez que me sentía mal. Le dije que era un acto muy dulce de su parte, pero que no lo hiciera más hasta que se me pasará el enojo por lo de Yeontan, que sí quería mi perdón unas simples galletas no bastarían. No rechistó y me hizo caso, como todas las cosas que le pedí después de ese día.
—Lo importante es que ahora soy un hombre...
—Y mi chófer —agregué rápidamente. Hyunjin estalló en carcajadas.
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Marry Me | Soojun | Adaptación (Editando)
Teen Fiction-Y por todo ese cariño que te tenemos, Soobin -dijo mi padre, radiante con su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión- queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños, la mano de n...