Capítulo 25

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•25 años•

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25 años•

"La normalidad no es para nuestra familia: I"



- Soobin, la corbata.

- Solo es un detalle.

- La corbata, Soobin-mascullé entre dientes, bajito para que nadie oyera más que él. Se la terminó por acomodar de todas formas y me fulminó con la mirada. En esos momentos, ni su más amenazadora cara podría asustarme, los nervios eran más grandes.

- ¿La pareja Choi? -oímos de pronto, al final del pasillo. Una mujer de cabello gris y totalmente recogido, hasta el punto de estirarle la cara, nos indicó que pasáramos al despacho de la directora.

Soobin se colocó de pie primero, y extendió su mano para que hiciera lo mismo. La diferencia, es que mis rodillas temblaban de una manera que nunca antes había visto, y las nauseas que sentía me impedían mover un solo músculo.

- Yeonjun, es hora -susurró Soobin, con la mirada brillante y emocionada. Sostuve su mano, lo hice por él y por mi, por ambos y por nuestro futuro. En cuanto la toqué, él comenzó a acariciar mis dedos con los suyos. Hace tiempo que no hacía eso, y su roce me tranquilizó lo suficiente para caminar hasta el final del pasillo.

Entramos, y la misma mujer nos esperaba detrás del escritorio. Ella decidiría todo, era nuestra última esperanza.

- ¿Choi Soobin y Choi Yeonjun?-asentimos-. Tomen asiento, por favor.

Nos sentamos, y de inmediato, la mujer clavó su dura e impenetrable mirada en nosotros.

- Soobin.... profesor en una escuela pública.... Yeonjun.... mesero -me mordí el labio, dicho así, nuestra vida parecía carecer de muchas cosas, cuando en realidad, era que no nos faltaba nada gracias a mis padres, aunque claro, faltaba la guinda del pastel y está mujer era quién nos díria si podríamos comer o no-. ¿Se sienten preparados para ser padres?

Soobin tragó saliva y con la voz ronca, pero segura, dijo:

- Desde hace más de un año -la directora nos miró con suspicacia y sonrió de medio lado. Era extraño para un rostro como el suyo. Comenzó a revisar unos papeles, leyó otras cosas, y finalmente cerró la carpeta en la cual se encontraba todo el informe que nos hicieron durante un año para verificar si seríamos buenos padres o no.

- Bueno, todo luce en orden, los papeles están al dia y han hecho todos los trámites. ¿Quieren ver a su hija ahora?

Solté un grito ahogado de la emoción, Soobin tuvo que sostenerme para no caer desmayado de la silla.

- ¿A-a-ahora? -murmuré, casi sin creerlo.

- ¿A eso han vendió, no? Vamos, les presentaré a Choi Lucy -me prometí no llorar, y no lo hice. Pero no pude ocultar toda la emoción que sentía de saber que en unos minutos vería a mi hija.

Mi hija.

Cruzamos todo el hogar de protección de menores. Habíamos acordado con Soobin, adoptar a quien más lo necesitase. En sí, todos los niños de los orfanatos se merecían lo mejor, pero el hogar de protección de menores apareció de la nada, como si supiera de nuestros planes.

Nunca vimos a la niña, aunque especificamos que queriamos a una. No nos importaban sus rasgos, su etnia, de dónde procedía, porque todo eso no importaba, ya que lo único que queríamos, era darle amor.

Entramos a un cuarto de techo alto, mohoso y amarillo. Era deprimente, a diferencia del resto del hogar, que desbordaba colores.

- ¿Que hay aquí? -me atreví a preguntar.

- Aquí duermen los más pequeños -me respondió la directora. Me sentí mal de inmediato, y quise llevarme a casa a todos los niños que dormían en sus cunas- Pero es temporal, es que están pintando sus habitaciones y el olor a pintura fresca es muy fuerte para ellos -eso me tranquilizó. Pero sólo un poco.

Nos indicó que la siguiéramos y se detuvo a mitad de la sala, frente a una cuna. Debía tener sólo unos meses, era pequeña, rosada y lo más pequeño y enternecedor que haya visto en mi vida. Y era mía.

- Llegó hace tres meses, tiene cinco. La abandonaron en un carro de supermercado, luego supimos que su padre era alcohólico, y que su madre
estaba muerta por sobredosis.

Eso no me importo, porque ella era ahora mi hija, y le daría mi vida si fuera necesario para que fuera felíz.

- Es hermosa -murmuró Soobin, aún sosteniendo mi mano, y apretándola con fuerza.

La directora la tomó en brazos y me la ofreció, con mucho cuidado. Lucy seguía dormida, era como una pequeña y frágil muñequita de esas que tenía de niño.

Cuando la tuve conmigo, contra mi pecho, supe que ya era felíz. Soobin me abrazó por la espalda y acarició la mejilla de Lucy, con extrema dulzura.

- Vamos a rellenar unos cuantos papeles más, y ya se podrán ir con la pequeña -asentimos sin prestarle mucha atención, inmersos en las pestañas de Lucy y en sus pequeñas manos.

Firmamos algo por aquí, algo por allá, ni siquiera lo leímos del todo, queríamos irnos ya.

Cuando al fin nos despedimos, la niña despertó. No supe que hacer, ella seguía en mis brazos y temía soltarla y que cayera al suelo. Pero sólo abrió un poco sus ojos y miró su alrededor... y me sorprendí de ver que tenía los ojos como los de Soobin.

- Tiene los ojos de su padre, ¿No te parece? -él me miro extrañado, hasta que se dio cuenta del detalle. Sonrió como nunca y me beso en los labios. Ahora me sentía completamente seguro de que al fin, éramos una familia.





Nota: Cualquier falta de ortografía sientanse libres de decirme y yo la corregiré ;)Gracias por leer!

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Marry Me | Soojun | Adaptación (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora