Capítulo 13

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Al principio, no entendí muy bien a lo que se referían. Estaba tan aliviado que en mi mente, sus palabras sonaron como si estuvieran reconfortándome, como si entendieran mis palabras. Aunque aún si fuera eso lo que significaban sus palabras, de todas formas no tendrían sentido. ¿Cómo es que mis papás entenderían algo sobre eso? No fue hasta que siguieron hablando que supe lo que quisieron decir.

—No sabíamos que la situación se iba a poner así.

—Nunca nos dijo sobre las cosas que haría. Dijo que te protegería.

—Jared también dijo que lo haría. Confiábamos en que ambos estarían bien.

Al escuchar esto último empujé hacia un lado a mi papá, me zafé de sus brazos. Los miré directo a sus caras, mamá con las lágrimas en los ojos, papá boquiabierto. Mi mente estaba revuelta. ¿Había escuchado bien?

—Lamentamos no haberte dicho antes —dijo mamá con la voz temblorosa—.De haber sabido lo que pasaría...

Ella intentó acercar una mano a mi rostro, y de repente sentí como el mundo se cerraba sobre mí. Aparté su brazo y me arrastré hacia la pared, procesando las cosas que estaban diciendo. ¿Acaso ellos también lo sabían? ¿Acerca de todo lo que había sucedido desde septiembre? ¿Los Elegidos? ¿Jared?

Mi cabeza empezó a palpitar, estaba nauseabundo y no sabía muy bien por qué si ni siquiera había algo en mi estómago como para regresarlo. Intenté controlar mis manos temblorosas, cubriendo mi rostro para no verlos ahora. Ya no me gustaba estar ahí, en el único lugar que me sentía seguro. No sólo había sido Jared, sino ellos también. Los desconocía. Mi mente saltaba de pregunta en pregunta ante la idea de que siempre lo supieron, pero todas estaban a medias y tampoco lograba formular ninguna en voz alta. Un sabor extraño inundó mi boca. ¿Qué más sabían ellos?

—¿Cómo es que lo saben? —logré formular por fin, retirando mis manos de la cara. Ambos tenían una mirada de impresión, pero no dijeron nada sobre mi forma tan ruda de hablar. Se miraron el uno al otro antes de responder.

—Un hombre vino con nosotros. Arthur. Cuando... —Mamá se detuvo—, cuando eras un niño él nos contó la verdad sobre ti. Dijo que con el tiempo crecerías para tener ciertas habilidades. No dijo exactamente cuándo, sólo dijo que al crecer, tendrías esos poderes. —Mamá se limpió los ojos y pude ver que papá le sostuvo la mano.

Yo no podía creer lo que escuchaba. Volví a temblar de pensar en lo que estaban diciendo. Le habían ocultado a su hijo que tenía esas habilidades especiales y que había gente que pensaba en asesinarlo. Era demasiado. Me hacía sentir tan exhausto y harto. ¿Y si nunca hubiera sucedido esto cuándo pensaban decírmelo?

—¿Por qué esperaron hasta ahora? —pregunté. Sentí la ira acumularse y por poco les empezaba a gritar—. ¿Por qué tuvieron que esperar a que estuviera a punto de morir? ¡Y esta no es la primera vez! Pudieron haberlo hecho desde el comienzo, ¡después del accidente!

Mis ojos se llenaron de lágrimas, ahora de coraje. ¿Acaso era estúpido? ¿Había sido el único que no lo sabía?

—Cariño, nosotros no sabíamos que esto iba a suceder —habló papá—. Nosotros jamás supimos que ellos te estaban atacando. Y no te estoy culpando, pero nunca nos dijiste.

—Estábamos esperando el momento correcto para sentarnos a hablar sobre eso, junto con Arthur, pero él nunca nos decía nada. Estuvo haciendo todo esto a nuestras espaldas —mamá explicó.

Podía notar en sus voces arrepentimiento y también un poco de dolor. ¿Estaban sufriendo por mí o por mis sentimientos? Y aún con eso, no podía entender del todo sus razones. Me ponía triste verlos así, pero no quería ignorar mis propias emociones.

La Espada de Oro (Elegidos #1) (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora