Capítulo 14

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No tardé mucho en llegar a casa de Kevin. Esperé a recuperar el aliento antes de cruzar la rejilla que estaba entreabierta y caminé hacia el porche a través de un jardín muy descuidado, lleno de hierbas y plantas secas. La cortina de la sala llamó mi atención ya que intentaba salir por la ventana rota. Eso y que unas tijeras de jardinería estaban clavadas en la puerta no me inspiraban nada de confianza. Me asusté de pensar lo que podría estar pasando dentro.

Haciendo el menor ruido posible llegué a la puerta. No estaba seguro si tocar o entrar sin preguntar. Viendo como estaban las cosas, si me topaba a su papá, sería yo quién tendría esas tijeras clavadas en el cuerpo. Saqué el celular y mandé un mensaje preguntándole si estaba ahí. Al instante obtuve una repuesta simple: no. A pesar de eso, como quiera me sentía nervioso, lo noté cuando sentí el sudor en mis manos al abrir la puerta.

Por dentro, la casa estaba hecha un desastre. Uno de los sillones de la sala estaba volteado; varias cosas estaban tiradas alrededor de la mesita; un hoyo en la pared, junto a unas fotografías desacomodadas; la pantalla estaba estrellada, con la imagen distorsionada. En la entrada al pasillo que llevaba a las habitaciones había cristales de botella en el suelo, algunas bajo un rastro de una mancha oscura en la pared.

No perdí tiempo y me dirigí hacia la habitación de mi amigo. Cruzando la puerta, lo descubrí sentado a la orilla de su cama, hecho bolita con su celular a un lado. Al darse cuenta de que yo estaba ahí, se incorporó y se lanzó a abrazarme. Alcancé a ver que tenía varios cortes en su rostro, además de un ojo hinchado. Era obvio lo que había sucedido.

Me sorprendí mucho de ver a Malus de una forma tan vulnerable. Tan pronto como le regresé el abrazo, pude sentir como se sacudía al llorar. Sus lamentos fueron tan dolorosos que también llegaron a afectarme. Este último mes Malus había cambiado tanto de personalidad y ver a una de las personas más amigables que había conocido desmoronarse por completo era muy triste. ¿Qué tan malvado debía ser alguien para lograr eso?

Me esperé a que decidiera separarse para dirigirlo a su cama. Logró sentarse, entre tambaleos, e incluso así no paraba de llorar. De mi mochila saqué pañuelos para ayudarle a limpiarse sin lastimarse el ojo herido. Me senté a su lado después de soltar mi mochila en el suelo. Ahí fue cuando lo hice hablar.

—Kevin, por favor cuéntame qué pasó —supliqué. Tenía que desahogarse.

—Yo... yo no quise ir a la escuela hoy. Y cuando mi papá se dio cuenta e-empezó a molestarme. Preguntaba si por fin nos habíamos separado, si ya estábamos peleados. Quise tranquilizarlo y... —Malus apretó su puño y su mandíbula—, harto de sus palabras le pedí que habláramos. Por supuesto que estando borracho no pude convencerlo, sólo siguió diciendo sus estupideces.

Hizo una mueca de coraje, con su ceño fruncido y estirando su boca para evitar llorar de nuevo. Entendía ese sentimiento. Lo que había sucedido te ponía tan mal e intentabas darle sentido a todo aquello, al mismo tiempo de que querías convencerte de que nada de eso era real. Sin embargo, ahora Malus tenía una marca que demostraba lo contrario. Puse mi mano encima de su brazo para intentar calmarlo, cosa que parecía haber funcionado.

—Estaba tan enfadado —continuó—. Desde el momento en que él se enteró me había estado tratando como una completa basura. Todos los días no perdía el tiempo en recordarme la tremenda decepción que era como hijo. "¿Qué hice para merecerte?". "Tu madre debió haberse largado contigo" —repitió imitando a su papá—. Así que quise enfrentarlo y decidí no aguantarlo más. Sólo dijo "Tú no tienes las pelotas". Y ahí es donde todo se fue a la mierda.

Veía los gestos que hacía, ya no eran de tristeza. Incluso en sus palabras se notaba la ira y el coraje que tenía guardado. Yo empecé a temer que si su papá regresaba las cosas se pondrían mucho peor. Sabía que tenía que sacarlo de ahí cuanto antes, pero él siguió hablando.

La Espada de Oro (Elegidos #1) (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora