Sería muy idiota negar que en algún momento no usé mis poderes para molestar a la gente. O para evitar las clases. De vez en cuando ocurría algún desastre dentro del salón de clases como que el viento era demasiado fuerte y perdíamos un poco de tiempo en acomodar las cosas. Esa es una de las ventajas de que se acercaba el invierno. Nadie se podía dar cuenta.
Después de todo el desastre que había ocurrido en la ciudad debido a los Elegidos, los últimos meses fueron demasiado tranquilos al respecto. No volvieron a atacarnos. La pierna de Jared mejoró al mes. Y además de eso, la policía había decidido que los dos éramos inocentes en base a lo que observaron en el vídeo donde salíamos esquivando el "auto". Esa era otra cuestión.
Todo este tiempo que usaba mis poderes, me di cuenta de que nadie los lograba ver. Nadie conseguía ver la enorme bola de agua que pasaba flotando enfrente de sus caras para luego mojarlos. No lograba entender cómo es que junto con Jared éramos los únicos. Por eso mismo, mi relación con Jared se había puesto algo tensa y extraña. Realmente no sabía cómo preguntarle acerca de eso. ¿Qué podría pasar? ¿Será que también es un Elegido, pero no lo sabe?
Hubo momentos en los que quise evitarlo. Cada vez que lo veía no podía pensar en que había escuchado a alguien como él en mi sueño. Pero si era él, ¿por qué su rostro se veía deforme? ¿Y por qué se escondía? En verdad me inquietaba eso.
No fue mucho problema evitarlo. Poco a poco empecé a excusarme con alguna clase o que tenía que ver a alguien. Y además... Malus y yo trabajamos juntos en los proyectos. Eso me tomaba tiempo. O le hacía entender a Jared que me tomaba más tiempo del que en realidad era. También usaba la excusa de pasar más tiempo con Malus para evadir a Jared, cosa que terminó saliendo bien. Realmente no era mala persona como amigo. Sólo que era muy malo para hacer amigos. Sobre todo, cuando hablaba de ciertas... cosas.
En fin, la primera vez que trabajamos juntos fuimos a su casa. Su casa era algo pequeña y se veía muy descuidada también. Intenté no hacer gestos al momento en el que entré solo por educación, pero al entrar nos recibió su papá. Tirado en un sillón con los pies en una mesa, veía la televisión del otro lado del cuarto con atención. No sabía si Malus nos iba a presentar por lo que me quedé de pie sin saber qué hacer. Miraba al señor, pero él no movía los ojos de la tele.
Al ver que yo no me movía, Malus me agarró del brazo y me dirigió hacia su cuarto, avisándole a su papá que estaríamos trabajando en su cuarto.
―Pero sólo a trabajar, ¿verdad? Ya sabes cómo son los jóvenes ahora. ―Pude escuchar antes de que Malus cerrara la puerta de su cuarto. El cual era mucho más agradable que su casa entera. Me sorprendí un poco de que se viera tan arreglado. El papá no parecía que hiciera mucho. Después de que Malus se disculpara por eso, decidimos vernos en algún otro lugar (en su mayoría, mi casa). Al parecer eso ayudó mucho, porque nuestro trabajo fascinó a los profesores que siguieron agrupándonos. Además de que de igual forma nos recomendaron con cualquier otro profe con los que tuviéramos clase.
Así que sí, ahora era amigo de Malus.
También probé con él. Pero no, no podía ver mis poderes. Lo que solo me dejaba con la misma sospecha.
Alguien que también se había acercado a mí había sido Caitlyn. Aquella chica que me habló en la cafetería. Primero empezó saludándome por los pasillos y poco a poco empezó a pasar más tiempo conmigo. No fue el mismo caso que Malus, ya que principalmente era ella la que empezaba a platicar conmigo, pero igual era algo divertido tener a alguien con quién más hablar. Aunque sea de lo más simple. Casi siempre lo que ella hacía era hablar de su música favorita mientras yo escuchaba dichas canciones.
Un mes después de que empezara a evitar a Jared él dijo que quería hablar conmigo. Y yo igual quería hacerlo por lo que no lo evadí y me encontré con él en la cafetería de la escuela.
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La Espada de Oro (Elegidos #1) (EDITADA)
Fantasía"La Tierra. Siete mil millones de personas en ella, o algo por ahí. Siete mil millones de historias que contar. Y una de ellas involucra mi vida, la de mi amigo, mis padres y un montón de gente loca que dice contar habilidades mágicas que no todas l...