Una de las cosas que no me agradaban del todo de esta época del año era que los días se sentían más cortos que en cualquier momento del año. Sin darme cuenta, ya había pasado quizá tres días desde que desperté en la Enfermería. La mayor parte del tiempo sólo platicaba ya fuera con Jared, Frank o de vez en cuando Sophie me hacía compañía. Era como una atracción para ellos ya que siempre oían de mí por Jared.
Aun así pude llegar a conocer más de ellos en estos días. Parecía que ambos eran dos personas demasiado energéticas, pero en extremos opuestos de un espectro que no estaba seguro muy bien qué medía. Ambas personalidades eran muy diferentes, pero al mismo tiempo algo parecidas. Quizá era el hecho de que, a pesar de ser mayor, Frank era más inmaduro que Sophie. Él siempre se comportaba como un tonto frente a las enfermeras del lugar. Parecía ser cliente frecuente, ya que lo conocían bien.
Los cuatro llegamos a disfrutar de comidas deliciosas en el comedor de la Enfermería. No era un lugar tan grande, pero se sentía acogedor y tampoco me sentía tan expuesto. Las primeras veces que llegue ahí, la poca gente se me quedó viendo con una mala cara. No entendía por qué sucedía eso, pero decidí dejarlo pasar y concentrarme en mis amigos y eventualmente lo olvidé.
Mi último día en la Enfermería fue interesante. Frank y Jared apostaron a que él no podía correr más rápido que yo. Nos posicionamos al fondo de ambos pasillos y Jared contó hasta tres. Yo sentía mucho mejor mis piernas, así que imaginé que ganaría. Excepto que no contaba con que alguien aparecería por el ala del pasillo en el que yo estaba corriendo.
Quise detenerme a tiempo, pero un chico de cabello rubio apareció en mi camino. Intenté sacarle la vuelta, cosa que fue imposible. Él tampoco se movió y choqué mi costado contra su cuerpo. Yo caí al suelo, mientras que él se tambaleó contra la pared. Por suerte, logré poner las manos antes de partirme la cara.
El chico se enfadó demasiado. Había tensado todo su cuerpo, e incluso noté uno de sus puños demasiado apretados. Una vena en su frente se hizo visible. Sin embargo, no hizo nada. Mientras se iba yo me disculpé lo más que pudiera, pero no me volteó a ver. Sólo me levantó el dedo de espaldas. Habría pensado que tenía una actitud muy grosera, pero sentía que lo tenía bien merecido.
Al llegar al final de mi pasillo, Frank estaba celebrando. Jared llegó justo después de mí.
—¿Todos aquí son demasiado agresivos? —pregunté al llegar junto a ellos, intentando recuperar el aliento—. Choqué contra alguien y por más que me disculpé, sólo me insultó.
—Eso explica por qué perdiste —dijo Jared entre dientes. Frank empezó a exigirle que le pagara y lo hizo, aunque algo escéptico—. Además, ummm... parece ser que hay unas cuántas personas que están dudosas de tu presencia en este lugar. —Yo sólo hice un gesto de confusión.
—Sí, se esparció el rumor de que aquella bestia se acercó a los límites del Campamento gracias a ti —habló Frank. Empezó a caminar de nuevo por el pasillo, dirigiéndose a su cuarto, nosotros lo seguimos. Estaba interesado por escuchar lo que decía.
—Pero no fue mi culpa, ¿o sí? —Volteé a ver a Jared, sólo torció la boca ante mi pregunta. Frank, por otro lado, se encogió de hombros y sí respondió.
—Sabemos que ha habido ataques cerca y en los límites. Pero nunca habían traído a esa bestia tan cerca. Por eso mucha gente anda preocupada.
—Eso no fue lo que pregunté —espeté. Frank intentó evadir una respuesta directa diciendo lo mismo, como intentando decir que yo no tenía nada que ver con eso. Pero mi mente sólo lograba concentrarse en la última parte de lo que había dicho. Menuda primera impresión había logrado.
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La Espada de Oro (Elegidos #1) (EDITADA)
Fantasia"La Tierra. Siete mil millones de personas en ella, o algo por ahí. Siete mil millones de historias que contar. Y una de ellas involucra mi vida, la de mi amigo, mis padres y un montón de gente loca que dice contar habilidades mágicas que no todas l...