Entre amigos

27 3 0
                                    


— Toño, cuéntanos una anécdota muy fea que te haya pasado.

El chico con rulos largos la mira.

— Nacer.

Sin más comentarios, Toño tomó un sorbo del jugo que tenía en la mano.

Aquellos cinco amigos sentados en unas escaleras en medio de una plaza debajo de una sombra cálida estallaron en risa ante el comentario de Toño.

— Max, tu turno— Dijo Mari mirando hacia un chico con suéter en la esquina de las escaleras.

En medio del sol cualquiera pensaría que el chico moriría de una insolación. Sin embargo, ante la palabra de su amiga, aquel hombre simplemente volteó la mirada y fingió beber de su agua.

— Ally, ¿Cuándo vamos a tu casa? Pregunto un chico de ojos oscuros y cabello negro, él se sentaba al final de las escaleras, por lo que básicamente gritó aquella pregunta.

Ally, quien estaba sentada en medio de todos, sonrió y lo miró.

— Antes... Tiempo atrás, todos ustedes me pedían permiso para ir a mi casa.

Todos guardaron silencio.

—¿Y?— pregunto Toño.

— Ahora ni siquiera avisan, cabrones.

Todos alejaron la vista de esta chica enojada, no los culpes. Ese grupo de amigos agarró la mala costumbre de tomar la casa de Ally como su lugar de reuniones. En realidad Ally nunca había reclamado por eso, solo quería bromear un poco.

— En tu casa no hay violencia intrafamiliar.

Todos asintieron

— Sí, no tienes familia— Dijo Toño.

Ante ese comentario, cualquier grupo de amigos se habría peleado y no se volverían a hablar.

— Por lo menos mis padres no se divorciarán.

— Porque tú no tienes madre, Ally.

—uhuuuuu... Que te apesta la cola dice— Se burló Víctor, haciendo extraños movimientos con sus manos.

Está claro que estos amigos son un poco fuera de lo común, pues ante el último comentario del chico, todos se rieron tanto que sus risas se escuchaban por toda la plaza.

— Correcto ¿Qué quiere que se haga, la niña? Víctor corto las risas para preguntar a la chica que se comía unas papas fritas.

— Esa eres tu Ally— La vuelve a señalar.

—Quiero suicidio colectivo.

— No tendrás eso— Interrumpe Mari.

— Ally dice que no, mi abuela está enferma.

Ante la aclaración de Ally el grupo no insistió más.

Es de esta manera, todos se conocen entre todos, saben que para Ally su abuela es importante y la apoyan como sea. Ally nunca quiso que sintieran lástima por su vida, de hecho, nadie en ese grupo siente lástima por el otro.

Simplemente, se apoyan y están para ellos.

El grupo se río en silencio por aquel rechazo de Ally, pero la plática no tardo en aparecer.

— Maaaax— Gritó Ally

— ¿Eh? Max solo la miro, Max es del tipo que es tan callado que tienes que hablarle para asegurarte que sigue con vida.

— ¿Hiciste la encuesta de Mari?— Preguntó.

Max asintió con la cabeza y siguió comiendo.

— No entiendo cómo logra hacer mis cuestionarios tan perfectamente— Reclama Mari.

Si, Max es un misterio, por eso encaja tan bien entre estos amigos.

— Así es Max, nunca sabes que va a hacer— Dijo Ally

— Estoy segura de que ni siquiera sabe mi segundo nombre— Recalca Mari.

Max, que estaba observando como sus dos amigas pelean, habla.

— Solo son preguntas de tu color favorito, ¿Acaso es tan complicado?

—Dinos, el segundo nombre de Mari— Añade Ally

— Apenas y me sé el nombre de Toño— reclama Max— ¿Crees que lo sé?

— Toño no tiene nombre Wtf— Agrega Ally.

— Hace tiempo que deje de usar mi verdadero nombre— Dice Toño mientras toma amargamente su jugo

— ¿No es vera?— Pregunta Max.

— Ese es mi apellido, baboso.

— Uno nunca sabe, podrías llegar un día y decir, ¡Hola! Mi nombre es Felipe Calderón.

Todos miran extrañamente a Max. Son exactamente las siete de la tarde en la plazuela. Los niños y familias que han salido a pasear lentamente se dirigen de nuevo a su hogar. 

El brillante y peculiar grupo de amigos que parece una banda de drogadictos se sienta y se relaja criticando a cada persona que pasa por ahí.

Era una perfecta tarde antes de que todos los problemas y dolores llegaran, al menos en esta parte de la historia ellos aún se podían reír y podrían estar tranquilos y no pensar en cualquier cosa aburrida que los adultos piensan.

Los problemas aún no empiezan, eso y porque ninguno ha hecho un préstamo en el banco.

— Odio este pantalón— Dice Ally que ha pasado al menos cinco minutos de esta reflexión odiando su pantalón de mezclilla.

— ¿Por qué?

—Se me hace un pito— Ally levanta su entrepierna - Ve.

Todos ven un pequeño bulto que se hace en la entrepierna de Ally, es como una pequeña montaña que se hace con las costuras del pantalón.

— Ja, ja, ja ¡Qué chiquito está!

Ally extiende su mano para dar un golpe a la primera cabeza asquerosa que tenga enfrente.

Otra tarde perfecta llena de dudas existenciales.

ExtrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora