Frustraciones

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Jess

Me enamoré.

Me enamoré primero de los movimientos, por la delicadeza, por la dedicación. Mi amor por el baile llegó tanto que hizo que fuera en contra de mis límites, forjó mis valores y me hizo más fuerte.

Pero ahora el baile me destruye, me agota y chupa cada gota de alma que tengo. El baile hizo mis piernas fuertes, pero mi mente es sometida por los movimientos, mis sentimientos son asaltados por mi fuerza de seguir.

Una de las principales razones de mi baile, es la música. Nunca he sido tan apasionada por la música, pero ahora mismo puedo escuchar placenteramente como esa hermosa niña que está tocando la melodía en su pequeño piano. Mis movimientos siguen mientras sus notas me guían, no puedo parar, aunque mis ojos suelten lágrimas por el dolor. Supongo que así debe ser, ¿cierto? Volar, pero lastimar tus alas, es parte de lo que es, y no puedo controlarlo, o tal vez si pueda.

Parar es una opción muy tentadora.

Observo a las cuatro chicas que tengo a mi alrededor, todas tan sudadas y cansadas como yo, no conozco a muchas, ni siquiera me interesa quién es la persona que me está dando instrucciones, solo veo mi reflejo en el gran espejo. El espejo cubre casi todo el cuarto, solo se salva por un pequeño espacio para poner el piano. En sí está todo empañado por las fuertes respiraciones de las chicas. Únicamente me enfoco en mí, reviso mi postura y como deberían ser mis expresiones, aunque debes en cuando espió un poco a la que toca el piano, suspirando tontamente por sus labios.

— ¿¡JESS!?— Me repongo.

— ¿Sí?— La chica en frente de mí que estaba gritándome algo me llama la atención, Renata, o como algunos la llaman la arpía, un curioso nombre para una perra como ella. Pero que puedo decir, estar con Renata es mi única opción para no morir ignorada en esta escuela.

Se para en frente de mí golpeándome con el olor de vainilla de su largo y castaño cabello, no es un olor muy agradable, pues es un perfume barato.

Pero no vomites, Jess.

— Llevo media hora diciéndote que hagas la técnica Reléase correctamente... ¿Hablo chino, mami? O ¿quieres que lo haga por ti?— Renata se cruza de brazos mientras yo suprimí mis ganas de gritarle.

Es el inicio de curso, ni siquiera hemos elegido el baile ni la canción para el semestre, pero ella ya está viendo todos los fallos que podría tener.

— Lisa, desde el principio, y trata de soñar más alegre, cielo. Tus ganas de tocar me hacen querer matarme— Espió de nuevo a Lisa, está sentada tranquilamente, sin ninguna expresión en su rostro, solo mirando fijamente la partitura que tiene en frente.

Mírame...

Solo una vez...

Jess ¿Quieres que te grite de nuevo?— Me pongo en posición antes de que Renata me lance su copia barata de perfume.

El bailar siempre ha sido algo sencillo para mí, pero es sencillo porque soy dependiente. Tú ponme un baile sin música, jamás lo haré.

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— Bueno... Es todo por hoy, mañana quiero que todas traigan su memoria para la opción de la música. Y no quiera nada de Ponce. No sean incultas.

El terminar el ensayo significa una humillación, algo que haré ahora y todos los días por el resto de mi vida.

ExtrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora