¿Me adoptaron?

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Pete

— ¿Sabes dónde es?

—Tengo solo dieciocho, por supuesto que no sé dónde es.

Tome mi celular con unos ágiles movimientos para poner el GPS, en tan solo tres segundos puse la aplicación.

Momento.

¿Y cómo lo buscaré?

— Dime que sabes dónde es— Miro a Edgar que ajusta su cinturón para irnos.

Tiene una complexión totalmente diferente a mi familia. Mientras que todos nosotros somos flacos y con aspecto de leer Harry Potter, Edgar parece que es dueño de un bar con un negocio de drogas y sustancias malas...

Tiene un cabello negro tan lizo y sedoso, la belleza de mi padrastro es algo... Exótica.

Si lo vieras unos segundos pensarías que no es para nada atractivo, pero su personalidad tranquila hace que su rostro sea lo menos en que poner atención.

— Pon atención, Pete.

— Hablemos de mí.

Edgar se ríe y empieza a conducir.

No suelo ser despistado en este tipo de asuntos, desde pequeño he aprendido a cuidarme solo y por supuesto saber en dónde tengo que estar y cómo tengo que llegar.

—Tan curioso— Edgar murmuró mientras salimos de nuestro vecindario.

— Dime que es tan curioso— Le pregunto.

— Nada, solo es que... Cuando quiero que hables de ti jamás lo haces.

— Ando conversador el día de hoy.

— Sí, porque a ti siempre te encanta hablar.

No, no le creas.

Una vez estuve dos días en una casa de unos tíos lejanos de la familia de mi mamá. El ambiente era tan denso y frío que simplemente no podía sentirme confortable. No puedo decir con exactitud, pero estoy seguro de que en ese viaje solo pronuncié cinco palabras en dos días, Por favor, gracias, estoy bien, buen día y buenas noches.

Es todo.

Me daba un pánico tan horrible cuando mis familiares preguntan por mí.

"¿Cómo has estado, Pete? ¿Cómo está todo por allá?" "Bien".

Ahí muere mis conversaciones y mis oportunidades de entablar una buena relación con mi familia.

— Un buen escape para un regaño.

Vamos, solo fue una escapada de tema.

— Llevamos aquí unas semanas, pensé que ya conocías bien la ciudad.

— Licenciado, mis conocimientos se basan en la escuela de Alex y la de música. No tengo más.

—Por eso le dije a tu padre que te llevara a conocer, pero nunca me hace caso— Edgar frunce su mirada.

— Nos vamos a perder juntos.

Edgar sonríe sin apartar la mirada del camino. Por otra parte, yo me acomodo libremente en el asiento del copiloto como si viviera años aquí.

— Hoy tendrás amigos, pete.

—Tendré migraña.

No me gusta sonar de esa manera, odio a la gente así.

Nadie me entiende, todo apesta.

De verdad que odio tener esa mentalidad, me esfuerzo tanto por ver las cosas de otra manera.

ExtrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora